Alta posicionamiento en buscadores y directorios Abasto

            

Agregar a Favoritos | Buscar | Preguntas | Mapa del sitio | Contactar |

INICIO GUIABASTO HEMEROTECA CARTELERA LINKS CONTACTO BUSCAR

 


   


 

A la Maroma… no in memoriam

Corría el invierno de 2010 y tres amigos nos dispusimos ir a comer a algún lado, que sea nuevo para nosotros pero viejo para otros. Buscamos y buscamos hasta que dimos con un lugar que lo teníamos visto de pasada, La Maroma.
    Llegamos acompañados de un frío que no dejaba ni caminar, con solo ver detenidamente la fachada del lugar nos dimos cuenta que era diferente, su interior era algo hermoso, un verdadero bodegón porteño, ajos y jamones colgando del techo, pinturas de Gardel y La Boca en las paredes nos miraban con orgullo y emoción. Nos sentamos en el lugar que nos pareció más cómodo y exploramos un menú de lo más extenso. Las comidas eran lo más variadas e iban desde una parrillada que decía para tres pero me atrevo a asegurar que era para treinta, milanesas de todo tipo, carnes, pescados, pastas. No faltaba la carta de vinos de todo tipo y precios.
    Cada uno pidió lo suyo, compartimos miles de vinos, charlas extensas en un ambiente lleno de nada y colmado de todo. Pero el detalle más grande fue un señor octogenario con una guitarra al hombro repartiendo unos papelitos con su repertorio, nuestros oídos degustaron tangos y milongas a pedido, Gardel, Discépolo, Rivero, Manzi y tantos otros sonaron gracias a esa gola gastada y una guitarra ya cansada de sonar pero que siempre daba para un acorde más. Este señor –con el cual cometo el pecado de no recordar su nombre- se sentó en nuestra mesa, se sirvió vino y desplegó mil anécdotas que escuchamos con la más preciosa atención. Luego de un buen rato sacó una hoja vieja y gastada de la funda de su guitarra, era una milonga a Juan Domingo Perón (véase más abajo), la tocó con la más grandiosa emoción. Luego de culminar su interpretación nos regaló esa preciada pieza del tango del cual no sabemos el autor, él se lo adjudica a Homero Manzi, pero hasta en la misma hoja está el nombre de Manzi seguido de una serie de signos de interrogación. Nunca lo sabremos.
    Al día siguiente uno de los comensales de aquella noche pasó por mail una canción de Cacho Castaña, “La Maroma” o “Entre Curdas”, que rezaba lo siguiente: “Anoche cerro por duelo/el bodegón 'La Maroma'/murió el negrito Carmona/remanyao escariador…” Tiempo después me doy cuenta que fue una premonición.
    Luego de esa noche inolvidable La Maroma se convirtió en un lugar de cabecera, seguimos yendo solos, acompaña-dos, en grandes grupos, algunos con sus conquistas, no importaba con quién, la única consigna era que se diera a conocer el lugar en todo nuestro entorno para que disfruten de ese templo de la memoria de nuestra porteñidad.
    Corriendo ya el 2011, un miércoles a la noche pasé por la esquina de Mario Bravo y Humahuaca, La Maroma estaba cerrada. Me llamó la atención pero automáticamente pensé que tal vez era muy temprano o se tomaban algún día de la semana como descanso. Seguí pasando y seguía cerrada hasta que un sábado a la tarde me acerqué y vi todas las ventanas tapiadas menos una que estaba a medio cerrar, me trepé por la reja y tuve la peor visión de la tragedia, el local estaba completamente vacío al igual que mi ser. Vi el ocaso de un gran sueño. No tardé en comunicárselo a mis amigos y todos tuvimos el mismo pesar.
    Seguimos en busca de un lugar donde poder satisfacer nuestro apetito, no solo alimenticio, también de tango, vinos, charlas, risas, llanto y compañerismo sin límites dentro de un lugar tan hermoso como La Maroma. Quedará en nuestras memorias que ese lugar existió y le contaremos a los seres venideros que patearán las calles del Abasto que una vez comimos en La Maroma.
    Por eso hoy podemos volver a decir: “Anoche cerro por duelo el bodegón 'La Maroma'…”

Matías Di Julio


Revista El Abasto, n° 134 , agosto 2011.


 

 

 

Webstats4U - Web site estadísticas gratuito El contador para sitios web particulares
Contador gratuito

 

Copyright www.revistaelabasto.com.ar - Mientras mencione la fuente permitimos su reproducción.