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Mágico mundo


Osqui Guzmán, reconocido joven actor, se ha despachado, de un tiempo a esta parte, como director; con una maravillosa y sorprendente obra teatral que dio en denominar El centésimo mono. La idea que disparó, como mínimo el título de este espectáculo es la teoría del centésimo mono que plantea que cuando el número 100 de una especie adopta un determinado comportamiento, en otra parte del mundo, otros de la misma especie lo adoptan también, sin haber mediado, para esto, ningún tipo de comunicación entre ellos.
En esta obra, vemos a tres actores-magos en acción y el desarrollo del argumento no es lineal ni mucho menos, pero eso es lo que menos importa. A ver, partiendo de la idea de que un mago tiene que ser operado de urgencia y, una vez, que la anestesia toma su cerebro un extraño mundo onírico se cernirá sobre él. Y también sobre nosotros, el público, afortunadamente.
Así ya, una vez, instalados en este mundo inconsciente todo cobrará otra espesura en esta capa de la realidad. El mago en cuestión se duplicará, entonces, en otros dos magos como él. Que es el mismo. O no. Y veremos, de esta forma, a través de estos tres seres las distintas vicisitudes por las que atraviesan estos profesionales de la magia en el ejercicio de su profesión. Sumamente loable, de hecho, como se resolvió el uso de un mismo espacio, multiplicado por tres.
Hay una idea que persiste en El centésimo mono y esta es acerca de la forma de cómo desprenderse un mago de sus trucos, que por ser tales son estos los responsables de alejarlos de la magia misma. Como hacer, entonces, me pregunto, para llegar al meollo de la cuestión. Cómo acceder a la magia, entonces. La gran paradoja. Y más para un mago.
Acerca de un poco todo esto versa esta obra, por eso lo importante de este espectáculo no es la lógica del cuento sino la potencia del mundo inconsciente que tan bien Guzmán supo plasmar en escena. Por otra parte, al ser esta una obra que hace gala de una gran abstracción, la que se plantea, y con gran profundidad sin perder por eso el humor –porque, y no está de más decirlo, este es un espectáculo muy divertido–, cuestiones relativas a la vida y a la muerte no deja, por esto, de ser atractivo para el espectador. Todo lo contrario. De esta manera, entre truco y truco –los que, en más de una ocasión, nos dejarán con la boca abierta– y durante distintas situaciones risueñas, discurrirá, no sin una cierta dosis de melancolía –vale aclarar- , diversas cuestiones filosóficas que atañen a la existencia misma.
Por último, las imágenes que nos regala Guzmán con esta obra son tan atractivas y de una contundencia tan fuerte, al mismo tiempo, que no podemos dejar de quedar embelesados ante la sustancialidad de tanta poesía perturbadora que se expele de este mundo onírico que está en escena; y el que, por momentos, el mismo David Lynch envidiaría.
Una obra que emociona; hasta las lágrimas. Deje todo lo que esta haciendo, y vaya a verla; no se va a arrepentir.

Marcelo Saltal
[email protected]


FICHA TÉCNICA. Obra: El centésimo mono. Dramaturgia: Osqui Guzmán. Elenco: Marcelo Goobar; Pablo Kusnetzoff y Emanuel Zaldua. Asistencia de dirección: Juan Manuel Wolcoff. Dirección: Osqui Guzmán. Sala: La Carpintería, Jean Jaurès 858, tel.: 4961-5092.

Revista El Abasto, n° 142 , abril 2012.


 

 

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