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¿De relaciones carnales
a matrimonio de conveniencia?


Si algo no se le puede criticar a la presidenta Cristina Fernández de Kirchner es que no hable claro.
Ha defendido “el capitalismo bueno”, entidad que no alcanzo a entender que pueda ser. El capitalismo es el reino de la mercancía y el lucro, me cuesta unirlo con lo bondadoso…
Es una entusiasta de la producción automovilística… uno puede imaginar que a principios del siglo XX puede haber habido esa expectativa hacia el automovilismo, pero que resulta ligeramente penosa seguir teniéndola a fines del s. XX o a principios del s. XXI, cuando sabemos que es la principal fuente de contaminación del aire de todo el planeta, que es también probablemente la principal fuente de gasto de petróleo, una de las causas de obesidad y enfermedades producidas por el desuso de una de nuestras capacidades básicas, el andar, es decir el principio de atrofia de miembros nuestros tan básicos como las piernas. EE.UU. perdió 58 mil soldados en Vietnam en una “intervención para implantar la democracia” a lo largo de 14 años… en EE.UU. en esa misma época (décadas del '60 y '70) morían en accidentes de ruta, automovilísticos, 60 mil… por año. Tras enormes campañas de concientización en estas últimas décadas han bajado a 50 mil anuales. En un año de rutas y calles, la sangría de 14 años en guerra…
Ha criticado incluso al anarcocapitalismo en tanto algún otro político ha criticado a su vez al narcocapitalismo y uno termina preguntándose de qué se trata (aunque justo es reconocer que ambas construcciones han dado prueba de existencia)…
Pero en su discurso ante el Council de las Américas, como “traduce” la Casa Rosada su alocución reciente ante el Consejo de las Américas (Council of the Americas), CFK ha desplegado sus amores por Walmart, Monsanto, Barrick Gold…
Como bien dice Daniel Verzeñassi [1] : “La nueva llegada de Wal-Mart a cada nueva ciudad no es una noticia comercial. […] Ni es la 'competencia leal para la atracción de inversiones' que le asigna algún distraído presidente local […] a este gigante devorador de la comercialización masiva del mundo.
Denunciada como una de las empresas de mayor responsabilidad en la explotación del trabajo infantil en el planeta, Wal Mart se encuentra en la etapa final de un movimiento estratégico para alcanzar la exclusividad del comercio alimentario en los países de América Latina. […] El objetivo es el dominio de la distribución de alimentos. Alimentos producidos con organismos genéticamente modificados.”
De Monsanto, todo lo malo que pueda decirse será escaso. Es que Monsanto encarna el awol [2] como pocos.
Los ArgenLeaks nos han mostrado una vez más [3] el grado de consustanciación entre el aparato diplomático de EE.UU. y el consorcio químico, agroquímico, petroquímico y ahora semillero, es decir empecinado en controlar los alimentos de todos los humanos, que tiene el piadosísimo nombre de Monsanto… Monsanto ha sido la empresa que diseñó el desembarco de la soja transgénica en Argentina bajo el menemato, es decir con la menor cantidad y calidad de controles democráticos imaginables. En aquella fiesta del peso-dólar y la venta del país para viajar a la estratósfera, Monsanto entró como perico por su casa para convertir la Argentina en proveedor mundial de soja. Que el país que imprime billetes sin respaldo alguno --pero sin ser considerado, por raro misterio, estafador planetario--, retribuirá generosamente con montañas de dólares a quienes han vendido al alma al diablo y consideran, siguen considerando, aquello un negocio brillante.


Cuando digo que la presidenta CFK ha brindado su amor, ideológico, a las empresas aludidas, y a unas cuantas más, no es ninguna licencia interpretativa sino la fiel reproducción de sus palabras:
“Hace unos días nos visitó el CEO – a nivel global – de Walmart anunciándonos nuevas inversiones. Hace unos
instantes, estuve con Monsanto, que nos anunciaba una inversión muy importante en materia de maíz. […] Y además estaban muy contentos porque Argentina hoy está –digamos – a la vanguardia en materia de eventos biotecnológicos.”
“La inversión de Monsanto es importantísima también y va a ayudar a la concreción de nuestro plan […].”
“El secreto del crecimiento del mercado interno, en el cual ustedes, Procter & Gamble, Walmart, lo saben porque están abriendo constantemente lugares para vender […]”
“También importantes empresas, como: Cargill, como Procter & Gamble (P&G), como Walmart que están haciendo importantísimos inversiones en la Argentina; las posibilidades que estamos trabajando en todo lo que es biocombustibles […].”
CFK despliega ante los presentes de la institución anfitriona, crema empresaria estadounidense todos los encantos de la inversión, o de la penetración, de ellos en Argentina: con orgullo les recuerda que “según Naciones Unidas, la Argentina figura entre los países con mayor libertad a la inversión directa extranjera.”
El floreo presidencial acaricia los nombres ya mencionado y varios otros consorcios igualmente ligados a lo más ominoso del desarrollo capitalista que está deshaciendo el planeta: Chevron, Pfizer.
Pero no se trata sólo de una jugarreta de Public Relations como los kirchnerizados más tenaces querrán argüir: -estaba en EE.UU., no iba a andar elogiando el socialismo o la defensa de los pobres. Porque CFK cree firmemente en el desarrollo capitalista. Aunque el dicho desarrollo sea el enriquecimiento de los ricos y el empobrecimiento de los pobres. Hoy, tenemos, precisamente en Paraguay ese proceso, pero mucho más al desnudo: las tierras para la agroindustria, la modernización y la probable lluvia de dólares vendrán con la expulsión de campesinos, la banquinarización de los campesinos entonces ya despojados de tierras y con el goteo de homeless sobre las ciudades…
Pero cuando CFK recita su letanía a favor de la industrialización del agro, de la ingeniería genética que persiste en llamar biotecnología como la rebautizara Monsanto, también nos dice entusiasta: “Ni que hablar en materia nuclear, donde también tenemos un claro liderazgo […].”
Si no fuera porque en los últimos cien años se han empezado a ver todas las secuelas y complicaciones que ha generado el industrialismo galopante, que “Los maravillosos logros materiales e intelectuales de la época industrial, deben concebirse claramente para poder comprender el trauma que produce hoy día considerar su fracaso […] El progreso técnico ha creado peligros ecológicos y de guerra nuclear o biológica; que pueden terminar con la civilización, y quizás con toda la vida.” [4] Si no fuera por ello, el discurso de CFK, los postulados de Tecnópolis, serían brillantes.
Pero no sólo ha pasado todo un siglo que pone en entredicho tanto embanderamiento tecno-optimista; también ha pasado medio siglo entre la actitud del primer peronismo ante EE.UU. y este presente, aplaudiendo el dominio transnacional de origen USA en Argentina. La Argentina que hace medio siglo se postulaba, un poco de modo imperial, es cierto, pero como alternativa de los Estados Unidos del Sur al dominio yanqui. No como sucursal económica. Y en el medio de ese intervalo, también recordar que el Perón de los '70 se había anoticiado de la problemática ambiental. Con discursos que hoy parecen totalmente olvidados.

Luis E. Sabini Fernández
[email protected]

[1] “No habrá Monsanto sin Wal Mart ni política de control de la alimentación mundial sin ambos”, 2010.
[2] American way of life. Sistema estadounidense de vida, que significativamente ha sido tan de muerte para tantos otros. Pero no, claro, para los propietarios de la Pampa Húmeda ni para los tilingos de Barrio Norte o San Isidro, ni siquiera para tantos sectores de capas medias y modernas que, aun esquilmadas y todo, han, hemos, recibido una serie de ventajas, comodidades y gadgets del estilo de la comodidad, el consumo y el despilfarro.
[3] Santiago O'Donnell, ArgenLeaks, Editorial Sudamericana, 2011, proveniente de un acuerdo directo con Julian Assange, capítulo Monsanto.
[4] Erich Fromm, Tener o ser, cap. El fin de una ilusión. 1979


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Revista El Abasto, n° 145 , julio 2012.

 

 

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