Encuentro con el humorista
Emilio Ferrero
De la tinta al escenario
en una misma carcajada
Con
más de dos décadas de oficio
al hombro, plasmadas en publicaciones del
calibre de Rico Tipo y Humor,
es redundante poner a Emilio Ferrero como
referente del humorismo nacional, esos de
los grandes. En la actualidad, sindicalizado
por el diario Washigton Post y publicando
su tira diaria SOS Somos Primerizos en varios
rincones del mundo, este artesano de la
risa dobla la apuesta y llega a las salas
porteñas —muchas de ellas de
la zona— con obras de su autoría;
avaladas con destacados premios. Historia,
reflexiones y algunos regalitos gráficos
de un artista que se la juega en varias
canchas.
¿Cómo se te dio por
el humor gráfico? ¿Qué
referentes tenías en tus comienzos?
Leía muchas historietas desde chico.
En los setenta uno, si era chico, leí
Patoruzú y el Billiken.
Sé que suena demagógico pero
mis viejos no me compraban las revistas
así que yo, en Ciudadela, andaba
juntando las botellas y los cartones para
poder comprarme las revistas. Decía
que suena demagógico porque en realidad
no lo es, es algo que disfrutaba hacer,
ganarme el mango para poder llegar a tenerlas.
Mis referentes en el humor siempre fueron
(Eduardo) Maicas, Quino, (Roberto) Fontanarrosa,
los tres chiflados, el Super agente 86,
la Pantera Rosa...
¿Dónde fueron tus primeras
publicaciones? Contanos un poco de tus años
en Humor y por qué firmabas como
“El Ruso”. ¿Qué
te quedó de esos años a nivel
profesional y en lo personal?
Mis primeras publicaciones fueron en la
revista Rico Tipo. Fui un día
y me recibió Francisco Mazza que
era el director, armador y servidor del
café. Un genio el tipo. Le lleve
todo tímido, el año 86, unos
dibujos, los recibió y al número
siguiente me había publicado una
página. ¡Se ve que no tenía
material!
De mis años en Humor y
Sex Humor me quedan los mejores recuerdos.
Fui colaborador de la revistas y además
era uno de los creativos de la Sex entre
el 1992 y 1994. Yo podría decir que
lo que aprendí de la gráfica
lo aprendí en esa redacción.
¡La mejor lejos de muchos medios!
En cuanto a eso de El Ruso era porque soy
de Atlanta y me dicen así aunque
ya no tanto pero cuando escucho que alguien
me dice "rusito" me da tibieza
y alegría y me devuelve a una época
feliz.
Uno de tus trabajos
de humor es muy celebrado, el de la línea
de tiempo con frases de cada época
argentina. En este sentido, desde tu trabajo
de humorista gráfico, ¿Cómo
es tu proceso personal para analizar lo
que sucede en la realidad?
Esa línea de tiempo la pensé
para una colaboración que me pidió
Demian Aiello para una muestra que iba hacer
H.I.J.O.S. que no se concretó.
Para mí un humorista, no importa
si es gráfico o no, es un tipo que
incomoda a los demás, que se mete
en líos y que dice lo políticamente
incorrecto.
Esas son frases hechas y terribles que hemos
dicho como sociedad y nos pinta de pies
a cabeza. Me sorprende, felizmente claro,
la vuelta que está dando esa línea
de tiempo, justamente hoy un pariente me
contó que su profesor en la universidad
la estaba usando como ejemplo.
También hablás acerca
de que los humoristas vienen “de los
barrios” y que, en consecuencia, ahí
hay una “revolución cultural
interesante”. ¿Cómo
surge esta mirada y por qué?
Lo interesante sería que de los barrios
pitucos empezaran a salir humoristas en
lugar de intelectuales y filósofos.
Creo sí que los humoristas somos
los reos de la intelectualidad. Y para ser
reo hay que ser de barrio. Putearse con
el vecino, sacar la basura en patas y empujar
el auto los días de lluvia.
Un humorista tiene cierta visión
irónica, melancólica, cínica
y decepcionada de la vida que la supuesta
comodidad de los barrios caros no te da,
cosa que, obviamente, no es cierto al ciento
por ciento pero que para ejemplo burlón
servía.
Tenés varios años
como humorista gráfico, ¿cómo
ves el rol del humorista gráfico
como interpretador –por decirle de
alguna manera- de su tiempo y su comunidad?
Somos como una especie de último
de los mohicanos. Quedamos pocos, pero presentamos
batalla. La gente lee poco y el humor gráfico
necesita de un lector con información.
Por eso será que me estoy volcando
al teatro y a la literatura infantil.
El teatro es un refugio. La literatura para
los chicos está creciendo. Es hora
de empezar a divertirnos por esos lados
y allá estaré.
Junto al humor gráfico, luego
incursionaste en el teatro, y le metiste
pata: escribiste obras, las presentaste
en distintas salas. ¿En cuales salas
estuviste y con qué obras?
La dramaturgia es algo nuevo. Siempre escribo
humor, claro pero me parece algo apasionante,
tanto que me gusta más que el humor
gráfico.
Gané un concurso, el que se hacía
en Zapala a nivel nacional de teatro de
humor con una obra "Señales
de humo negro". Son dos piqueteros
que están cortando un camino de tierra
en medio de la nada desde el 2001 y esperan
que alguien pase.
Esa obra la estrenaron en Neuquén
y Rio Negro y ahora vamos a estrenarla en
Buenos Aires.
Para el Fray Mocho (Perón 3644) estrené
una obra por el concurso de obras breves
de humor, se llama Meterse en el closet
y en Pan y Arte (Boedo 878) estrenaron Heredé
el absurdo.
¿Qué
sentiste cuando tu obra Humo negro fue galardonada?
Recibir ese premio en serio fue una de las
mejores cosas que me pasaron en la vida.
Su organizador, Hugo Saccoccia, fue la persona
más noble, más genial y más
generosa que me he cruzado. Si sigo escribiendo
y estrenando todas mis obras serán
dedicas a él. ¡Fue el fiscal
del caso Carrasco, juez, dramaturgo, teatrero
y tipo de bien!
¿Cómo
planteaste Heredé el absurdo?
Heredé el absurdo surgió por
mi muestra del mismo nombre en la Alianza
Francesa de Palermo en 2011 donde expuse
dibujos míos y algunos sketches de
humor interpretados por los alumnos de Claudia
Quiroga (otra genia). Luego ellos levaron
la obra al teatro.
¿Qué
encontraste en el lenguaje teatral? ¿Cómo
es el desarrollo de los personajes? ¿Tenés
alguna búsqueda o tema que te llame
más la atención?
Encontré algo que explica mejor Gonzalo
Marull: “Esto es como un mapa donde
cada uno tiene un pedazo, solo hay que tener
la suerte de hacerlos coincidir para dar
con el tesoro. A veces se da, otras no”....
¡Yo tuve suerte! Pienso en imágenes.
Bueno soy un dibujante. Imágenes
que tengan un conflicto, una contradicción,
algo que me motive, después es solo
vomitar y limpiar.
J.M.C.