En marzo inician actividades en las salas El Estepario, Medrano 484, y Tole Tole, Pasteur 683...

Dos teatros nuevos en la zona

En marzo inician actividades en las salas El Estepario (Medrano 484) y Tole Tole (Pasteur 683). Cartelera, clases, ensayo, ciclos de música, galería de arte y hasta un almacén de vestuario son las propuestas para el público y artistas.

El Abasto como polo teatral de la Capital Federal, de Latinoamérica y, por qué no, del mundo es un tema ya consolidado y legitimado por vecinos, hombres y mujeres del teatro y público en general. Ahora, el siguiente paso es ver qué pasa en las márgenes.
   Si las primeras salas lindantes al ex Mercado Proveedor (el shopping, pero había que poner la cuota de nostalgia en algún lado y quedó) fueron como un Big-Bang, ahora la tarea interesante es ver cómo se expande el movimiento cultural para nutrir al barrio de nuevas propuestas y referentes.
   En esta línea, en los últimos meses artistas, actores y actrices del teatro off porteño decidieron dar un paso adelante y ponerse al hombro la tarea de llevar adelante una sala propia. Este desafío, mezcla de responsabilidad extra, ansiedad por el devenir y satisfacción se ve plasmado en el esfuerzo de, en pleno verano, acondicionar las instalaciones de lo que serán en marzo las salas de Medrano 484 y Pasteur 683.

El Estepario (Almagro)
“Un espacio fundado por y para creadores”. Esta definición condensa el proyecto que impulsan María Urtubey, Hernán Morán y Nico Capeluto a pocas cuadras de la plaza del barrio.

   Donde antes funcionó un club de arte, que también admitía fiestas privadas y bailes hasta la madrugada (es más, ahí le hicimos en agosto de 2011 una entrevista a Sergio Dawi), ahora, escaleras arriba del 484 de Medrano la lavada de cara es impresionante.

   Urtubey, Morán y Capeluto, entre planos y diagramas señalan, cómo quedarán las instalaciones: una capacidad para 50 espectadores, un escenario de espacio libre (sin elevación) de nueve metros por seis, aparte de una sala para aguardar el inicio de cada obra, dos baños, cabina, depósito de escenografía y camarín.
Dicho así pareciera ser una remodelación leve. En la realidad, los tres teatristas emprendieron en el mundo de las habilitaciones municipales —con apoyo de Artei—, las reformas arquitectónicas y demás complejidades. Desde marzo, la apuesta estará por salir a flote “en un espacio cuidado como un templo, con profesionalismo y con un fuerte apoyo por cada obra en cartel”.
   Es que en el ambiente, entre maderas, hierros y bolsas de cemento, el entusiasmo y voluntad se hacen evidentes. “Hay profesores, artistas que confían en nosotros y nos pusimos como objetivo ser profesionales, que el público esté cómodo desde que ingresa, que vea las obras cómodo; un espectador que vuelve, o sea hace habitué, es la muestra visible de un trabajo bien hecho”, señalan al respecto.
    Y es que los vecinos de Almagro van a tener entre sus calles una sala que además de avocarse al teatro, ya sea en la enseñanza como en la ejecución de obras, apostará por la música: “Tenemos en mente hacer ciclos semanales acústicos, darle variedad al lugar”.

Tole Tole (Balvanera)
En la cuadra donde está ubicada la AMIA, en el corazón del Once, llama la atención de vecinos y comerciantes la persiana negra de muros amarillos. En marzo abrirá sus puertas para ofrecer un espacio de arte diverso y multidisciplinario, tal como enfatizan sus tres hacedores, Martín Marcou, Gonzalo Pérez y Analia Navarret. Los primeros meses será para ensayo y la temporada entre abril y mayo ya estará lista, adelantan.
    Una de las ideas de la sala es potenciar el disfrute que conlleva el “ritual teatrista de asistir a una función y complementar la experiencia con las demás actividades del lugar”, tal como enfatiza Marcou, referente de la escena por su trabajo en colectivos LGBT y su Teatro Crudo. Es que Tole Tole es un teatro y mucho más: “Pensamos también hacer una galería de arte, cuya curadora será Coni Cibils. Los muros de exposición se montarán en la misma sala donde el público aguardará por las funciones. También planeamos hacer proyecciones”.
   Otra incursión que visibilizará a la sala de Pasteur es que tendrá un almacén de vestuario: “Veíamos la problemática de muchos elencos que reducían esa parte del espectáculo. Entonces, acá van a poder encontrar distintas ropas y accesorios de modo accesible para reforzar este aspecto de cada pieza teatral”.
    Es una cuestión de “coherencia” en relación a la trayectoria, al esfuerzo y las horas dedicadas al teatro. Ahora, destaca Marcou, Tole Tole representa una nueva búsqueda. Un “sabor desafiante” late en las horas de trabajo que desde octubre del año pasado tiene a los tres hacedores de la sala, un subsuelo con espacio para cuarenta personas, en plena reforma, cambios y embellecimiento del lugar. “Se necesita mucho amor para emprender un proyecto marcado por la autogestión”, señala Martín, quien reconoce en este modo de organización unta constante en toda su obra.
    Para cerrar, destacan que esta “salvaje decisión” de abrir una sala conllevará crecimiento personal, otras búsquedas, pero los que los vecinos del Abasto verán es la conformación de un espacio con personalidad “diversa, abocado al profesionalismo y a dar lo mejor de sí”, sobre todo “con mucho trabajo y amor por el teatro”.

J.M.C.