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Un día las venusinas
bajaron en Buenos Aires
con unas sombrillas claras.
De su planeta de hembras
llegaban por los espacios,
hermosas, pibas y extrañas.
Las vieron llegar, tan sólo,
los que andan de madrugada…
Horacio Ferrer

Eternidad

Existe una nube de historias que no tienen paz. No hay para ellas ni infierno ni cielo. Vagan por el limbo del tiempo, permanentemente sufrientes, como almas errantes que no consiguen descansar. Algunas tienen la forma de conspiración, otras aparecen bajo el manto del misterio y finalmente, están esas otras historias que los hombres sensibles sostienen con el único propósito de debilitar a los Refutadores de Leyendas que se pasean por el planeta trabajando arduamente para vaciar los corazones esperanzados que aun sobreviven.

Todas ellas tienen un halo de tristeza. Todas ellas se despiertan de tanto en tanto para ilusionarnos.

Esta es la historia de un niño nacido para Rey que debió pagar el precio de morir tempranamente, para vivir eternamente.

 

¡Larga Vida al Rey!

El 8 de enero de 1935 un bebé blanco pobre nace en tierra de negros, en el tormentoso territorio de la esclavitud. Perdido en la inconmensurable geografía estadounidense, Elvis Aron Presley fue toda su vida aquel niño de la sonrisa siempre triste. Un rey que jamás pudo dejar de ser el gemelo sobreviviente de un par de trabajadores del sur estadounidense.
    Así como fue efímera la vida de Jesse Garon Presley –el hermano gemelo fallecido 35 minutos después de haber nacido– el destino del muchachito de Tupelo (Mississippi) lo llevó a trascender la frontera que nos condena como humanos: la finitud. Para ello hubo un precio que debió pagar y que comenzó un 18 de agosto de 1955.
    Mientras trabajaba como recolector de residuos, transportista y ayudante del comisario del Condado de Shelby, en Tennessee, ya mostraba sus dones para el arte junto a un grupo de amigos con los que había conformado una banda. El día en que firmó su primer contrato con el “Coronel” Tom Parker para que fuera su representante y manager oficial, Elvis tenía apenas veinte campesinos años. Y desde ese instante comenzó a vivir bajo la sombra de un hombre voraz. Ese hombre mayor jamás educó a Elvis en el manejo del dinero, en el cuidado de su vida y la conducción de su carrera. Lo poco que dejó que recibiera, Elvis lo dilapidó en onerosos caprichos mientras el Coronel se enriquecía.
    Quien sería su carcelero, había nacido en los Países Bajos bajo el nombre de Andreas Cornelis Van Kuijk. La historia dice que huyó de su país natal envuelto en oscuras circunstancias e ingresó ilegalmente a Estado Unidos. En 1929 se enroló en las fuerzas armadas falsificando su nombre por el de Tom Parker intentando torpemente encubrir su situación. Finalmente –al igual que en la fábula de la rana y el escorpión– el farsante no puede evitar exponer su naturaleza. Luego de dos años de servicio Parker desertó de su batallón siendo arrestado y expulsado del ejército.
    Era un vividor en el amplio sentido de la palabra. Cada situación, cada momento, cada objeto o ser viviente era transformado en mercancía que le proveyera recursos para sostener su licenciosa vida. Como los animales vivos se consideraban exentos de impuestos, Parker no dudó en incluir al mundo del espectáculo a los pollos bailarines. Los mantenía al lado del escenario hasta que llegado el momento los reclutaba para su “acto”. Ocultando una placa caliente bajo sus patitas, los ponía a trabajar “bailando” animadamente una melodía. Y así pasó de presentador de espectáculos de circo, promotor de pollitos bailarines sobre hierro candente y adiestrador de perros, a –finalmente– manager del Rey.
El modo en que accedió al “rango militar” que ostentaba demuestra su falta absoluta de escrúpulos. A cambio de un “trabajo” realizado para la campaña electoral del gobernador Jimmie Davis obtuvo como forma de pago el título honorario de Coronel de la Milicia Estatal de Lousiana. Lo que jamás pudo obtener, fue su condición de ciudadano norteamericano. Hecho no menor que afectaría definitivamente tanto la vida como la carrera de Elvis.
   Luego de que este oscuro personaje boyara de pueblo en pueblo, encontró su río de oro en un muchacho que de ganar 45 dólares a la semana, pasó a facturar miles que iban a parar al bolsillo del Coronel. Los registros del primer contrato que Parker logró firmar con RCA Víctor hablan de 35.000 dólares de los cuales Elvis sólo cobró 5.000.
   A pesar de ello, Elvis compró en marzo de 1957–como regalo a sus padres– una casa, lugar que sería su residencia hasta el momento final. La mansión pertenecía al Dr. Thomas y Ruth Moore, y la habían llamado Graceland en honor a su hija Grace. Fue una de las pocas pertenencias que Elvis logró conservar.
   Al igual que Gollum en el Señor de los Anillos, cada día crecía su deseo de poseerlo únicamente para sí. Lo llamaba “mi atracción”. Fue desde esa posición despreciable como mutiló la vida de quien –a su pesar– fue y sigue siendo el Rey. Así como sus ganancias eran inconmensurables (tres cuartas partes de los contratos iban a parar a sus arcas dejando migajas para el muchacho bonito) las perdía noche tras noche para sostener su adicción al juego. Para el Coronel, Elvis fue el juego de azar que mejor pagaba.
   A regañadientes aceptó el ingreso de Elvis al cine. Ni lerdo ni perezoso logró que le redituara lo suyo. En cada película que Elvis protagonizó, Tom Parker aparecía en los créditos y cobraba por hacer de ñoqui, además del porcentaje de las ganancias que recibía. Parker sabía que el cine podía abrirle otras puertas que lo alejaran de él y no dudó en hacer lo posible para cortar su carrera cinematográfica.


   Cuando en 1974 Barbra Streisand pensó en Elvis como coprotagonista de “Nace una estrella”, el Rey se mostró muy entusiasmado, pero la crueldad de Parker interfirió nuevamente destruyendo una posibilidad que podría haber sanado el alma herida de aquel hombre. Finalmente Kris Kristoffenson se llevó todos los honores y la película recibió el Oscar a la mejor banda sonora.
   Con esas artes la figura de Parker se consolidaba y la de Elvis se debilitaba. No sólo había fijado su boda, sino que encerró al Rey en un castillo aislándolo del mundo y de la vida. Todas las limitaciones que la carrera de Elvis Aron padeció, se debieron fundamentalmente a los obstáculos que Parker tenía para salir del país. Al no ser ciudadano norteamericano, carecía de pasaporte y esto le impedía viajar junto a Elvis y su avaricia no le permitió dejarlo partir para hacer su propio camino. Es por esto que evitó por todos los medios a su alcance que el Rey se presentara en Europa para realizar conciertos. Lo que habría significado la coronación de su carrera musical. Temeroso hasta la locura de que eligiese a otro manager cerró el cerco de su vida y sus relaciones hasta sumirlo en el más profundo aislamiento.
   También hizo la vista gorda al acceso que tenía Elvis a los medicamentos recetados. Este fue un modo de invisibilizar la severa adicción que sufría producto del sometimiento a sus caprichos y crueldad. Trabajar sin descanso, negarle la posibilidad de realizar actividades que deseaba, arrastrarlo a un circuito de insomnio –soledad– depresión, lo arrojaron a un profundo estado de confusión y desasosiego.
   Y quien advirtió algo de esto fue John Lennon, en aquella discreta y silenciada reunión del 27 de agosto de 1965 en una mansión alquilada en las colinas de Bel Air. Después de que Brian Epstein derribó todas las barreras que Tom Parker le impusiera, los cuatro de Liverpool pudieron encontrarse con el Rey del Rock. Para los Beatles ese camino fue como pisar Tierra Santa. La inspiración que Elvis había sido para ellos, ameritaba ese encuentro. Sin embargo no fueron sencillos los primeros momentos. Sospechando la pérdida del aura de Elvis, John Lennon preguntó al llegar qué había pasado con el viejo rockero Elvis, ya que con sus treinta años se dedicaba en forma casi en exclusiva a grabar bandas sonoras de sus películas. JL había dado en el clavo, y la reunión comenzó con cierta tensión. Luego se disipó, hablaron de las coincidencias en torno a Peter Sellers, zaparon un poco y de pronto, otra vez la figura de Tom Parker. Ingresó a la sala con unos suvenires y despachó a la banda que brillaría por siempre en el cielo del rock'n roll.
   Es por este suceso que es de extrañar la puesta en escena llevada adelante por el Rey en uno de sus momentos más oscuros. La contradicción que padecía –más las secuelas de los químicos– llevó a Elvis a desvariar acerca de la lucha contra el narcotráfico. Luego de la presentación de una carta manuscrita dirigida al Presidente Nixon en 1970, la estrella del rock fue recibido en la Casa Blanca. La carta muestra las huellas del sufrimiento y el deterioro en su caligrafía. Escrita en un papel con membrete de aerolínea, vaya a saber qué disparó en su mente ese pedido escrito en tono casi suplicante hacia el miserable ocupante de la Casa Blanca.
    Los cierto es que finalmente la visita se concretó. Ambos fueron fotografiados dándose la mano y Elvis le obsequió a Nixon un recuerdo de la segunda guerra mundial (una pistola Colt 55). Casi de forma circense y por parte del establishment, recibió la placa que tanto anhelaba obtener: una burda insignia de la Oficina de Narcóticos y Drogas Peligrosas. Eran los años 70 y Elvis decaía estrepitosamente.

 

La carta

“Estimado Sr. Presidente: En primer lugar, quisiera presentarme. Soy Elvis Presley y lo admiro y tengo un gran respeto por su oficina. Hablé con el vicepresidente Agnew en Palm Springs hace tres semanas y le expresé mi preocupación por nuestro país. La cultura de la droga, los elementos hippies, la SDS, Panteras Negras, etc. no me consideran como su enemigo, o como ellos lo llaman, el establishment. Yo la llamo América y la amo. Señor, puedo y haré cualquier servicio para ayudar al país a salir. No tengo preocupaciones ni otros motivos que el ayudar al país a salir. Así pues, no deseo que me den un título o una posición designada. Puedo y lo haré mejor si me pusiera como un agente federal ayudando haciéndolo a mi manera a través de la comunicación con la gente de todas las edades. En primer lugar, soy un artista, pero lo único que necesito son las credenciales federales. En el avión con el senador George Murphy hemos estado discutiendo los problemas que nuestro país enfrenta. Señor, estoy alojando en el Washington Hotel, Sala de 505-506-507.Tengo a dos hombres que trabajan conmigo bajo los nombres de Jerry Schilling y Sonny West. Estoy registrado bajo el nombre de Jon Burrows. Voy a estar aquí todo el tiempo que sea necesario para obtener las credenciales de un agente federal. He hecho un estudio en profundidad del abuso de drogas y técnicas de lavado de cerebro comunista y estoy justo en el medio del análisis y puedo y haré lo mejor. Estoy dispuesto a ayudar con tal de que se mantenga en privado. Usted puede tener su personal o quien me llame a cualquier hora, hoy, esta noche o mañana. Fui nominado uno de los Diez Jóvenes Más Sobresaliente de Estados Unidos. Será el 18 de enero en mi ciudad natal de Memphis, Tennessee. Le envío una breve autobiografía para que pueda entender mejor esta propuesta. Me encantaría conocerlo sólo para decir hola, si no está muy ocupado.

”Respetuosamente, Elvis Presley

”PS: Creo que usted, señor, fue también uno de los Diez Hombres destacados de América. Tengo un regalo personal para usted que me gustaría entregárselo y que pueda aceptarlo o lo guardaré hasta que usted pueda recibirlo.”

Los últimos días de la víctima

Su cuerpo acusaba los estragos de los medicamentos y la lucha contra la obesidad. Su esposa lo había abandonado por su instructor de karate y Graceland cumplió con el cometido de transformarse en un grillete que lo mantenía amarrado a la esclavitud –junto a los vicios de su representante– consumiendo todos sus ingresos. No es extraño entonces que –producto de tanta locura y soledad– saliera por las noches a patrullar las calles, disfrazado de agente de la ley, ostentando su “placa” honorífica, deteniendo a los autos que transitaban y sermoneando a los conductores.
   La humillación a la que fue sometido el Rey no había llegado a su punto más alto. Atestado de deudas, Tom Parker lo llevó a firmar contratos de presentación en Las Vegas que lo dejarían exhausto. Concierto tras concierto expusieron a ese cuerpo cada vez más obeso a la exhibición pública del fenómeno en que Elvis se había convertido. Olvidando las letras de sus canciones, avergonzado por el descontrol de su peso que llevó a que su traje se partiera en dos en plena función, atormentado por las deudas, ¿acaso no sería posible que en sus ausencias imaginara otra vida? Probablemente sus sueños narcóticos lo llevaran a otro tiempo y a otro lugar donde el muchacho de Tupelo pudiera ser dueño de su propia vida. Porque en definitiva, Elvis sabía que –al igual que con aquellos pollitos danzantes– cada vez que subía al escenario, su humanidad brindaba sus últimos estertores con la única finalidad de sanear las deudas de juego de Parker.
   Pero todo sucedió vertiginosamente. A las 22.30 horas del día 15 de agosto de 1977, Elvis salió de Graceland vestido con una camiseta de la DEA y dos pistolas al cinto para ir a visitar a su dentista. A su regreso llamó al doctor Nichopoulos para pedirle unos sedantes. Tomó su última cena: cuatro bolas de helado y seis galletas de chocolate. Siendo de madrugada Elvis seguía despierto. De nada le sirvió jugar al tenis. El aburrimiento lo consumía. Se sentó al piano y cantó la última canción de su vida: “Eyes crying in the rain” de Willie Nelson. Regresó a su habitación y tomó la primera de tres combinaciones de somníferos, barbitúricos y placebos recetado por el médico. Poco después la segunda dosis, y finalmente la tercera.
   Todavía incapaz de dormir, le dijo a Ginger Alden –su pareja hasta sus últimos días– que iba a leer al baño. Ella se durmió y al despertar –alrededor de las 13.13 hs del día 16 de agosto– lo encontró tendido boca abajo sobre el suelo del baño.
   Tenía 42 años.
La cima del ultraje llegó cuando, mientras el mundo entero asistía conmovido de riguroso luto a su funeral, Tom Parker –el manager que vivió de su sangre hasta el último día y después también– se hizo presente con una escandalosa camisa hawaiana, una gorra de beisbol y un puro a las exequias del Rey.
   John Lennon, al enterarse de su muerte, resumió su desprecio hacia toda la camarilla que rodeaba a Elvis con la frase: “Los cortesanos mataron al 'rey'”.
Y ciertamente ese Rey –el Rey Bufón, el Rey Esclavo, el Rey que no hizo honor a la dignidad de su trono– bien muerto estaba.

 

Buenos y Nuevos Aires

Dos horas después de la muerte de Elvis, un hombre, con un asombroso parecido, compró un pasaje de avión hacia Buenos Aires. El pasaje estaba a nombre de John Burrows, el mismo seudónimo que Elvis habría usado varias veces para viajar de incógnito. La noticia de que a Lucy de Barbon –una ex novia de Elvis– al día siguiente del funeral le llegó una rosa de parte de Lancelot, un alias de Elvis que ellos dos conocían, corrió como reguero de pólvora y no hizo más que sumar a la teoría de la simulación de su muerte. Y a partir de allí, los avistamientos de Elvis fueron tomando más y más consistencia. Sobre todo cuando se confirmó que el millonario seguro de vida que Elvis Aron Presley había contratado a la compañía Lloyds de Londres jamás había sido cobrado.
Los rumores acerca de que el féretro no pesaba lo que se esperaba en relación a la obesidad de un hombre de 115 kg; que estaba muy frío; que las manos parecían de cera; que su tumba fue profanada y la familia no realizó denuncia alguna; que su nombre en la lápida está mal escrito y no fue sepultado al lado de su madre como era su deseo se volvieron los argumentos que día a día alimentan las esperanzas de los corazones desconsolados por el paso a la inmortalidad del Rey.
   Un Rey que no tuvo reino y que –por qué no pensarlo– un día soñó con otra vida. Pero para que eso fuera posible, había que matar a ese monarca sometido al influjo perverso de un criminal como Tom Parker.
   Si ese fue el último deseo del muchachito de Tupelo, seguramente quienes lo amaban sinceramente, no dudaron en concedérselo.    
   Y mientras todo aquello pasaba allá lejos, Parque Leloir estaba presto a recibirlo aquí tan cerca.


 

Un tal Burrows

1977 en Argentina fue un año difícil. Si algo sobraba en este país eran milicos por todos lados. Se dice que Jorge Daniel García, soldado argentino que se encontraba de guardia en la base militar “El Palomar”, dio testimonio de lo sucedido aquel 17 de agosto. Que hubo gran revuelo cuando llegó el Boing 747 de Pan Am, que tres autos y una limusina recogieron a una persona misteriosa que bajó del avión y que viajaba sólo un pasajero.
   ¿Dónde iría alguien que quiere tener una vida después de 42 años de ser “El Rey del Rock”? ¿En qué lugar sería posible tener una vida? Quizás la respuesta sea: en el fin del mundo. Y para aquellos tiempos, Buenos Aires –en el imaginario popular de los Estados Unidos– era el fin del mundo.
   Recordamos a Guy Williams –cansado de ser “El Zorro”– viniendo a estos pagos a vivir, amar y morir en Buenos Aires. A Miguel Najdorf, sorprendido en Buenos Aires por el inicio de la Segunda Guerra Mundial y quedándose a vivir mientras llevaba adelante increíbles batallas sobre un tablero de ajedrez. A Slavoj Žižek dictando un seminario en Buenos Aires y enamorándose, casándose y finalmente divorciándose de su colaboradora y discípula la modelo argentina Analía Hounie (ex del cantante Andrés Calamaro, inspiradora de la canción “Flaca”). Y así muchos más.
   ¿Por qué Elvis no podría haber elegido este destino? ¿Y por qué no Parque Leloir? Los paisajes que ofrece esa geografía, arrullan el alma y definitivamente son capaces de ligar a la vida a los seres más atormentados del planeta.
   Cuentan los lugareños que durante las noches de cielo abierto y luz de luna, se escucha entre los frondosos árboles que engalanan el barrio –cercanos a la zona donde se encuentra el estudio Luzbola– al Indio Solari y a un tal Burrows zapando blues y silbando melancólicos tanguitos.

Viviana Demaría y José Figueroa
[email protected]


Referencias y Citas
Mandynga Radowitzky – Cartel Nº3 – sin título. http://mandynga.blogspot.com.ar/p/carteles-fileteados_28.html
USHER, S. “Letters of Notes” – www.lettersofnote.com/ 2009/09/i-can-do-more-good-as-federal-agent-at.html
CLUB ELVIS – sitio web – www.clubelvis.org/ web/index.php?option=com_content&view=article&id=64&Itemid=87&showall=1
CONNOLLY, R. “25 aniversario de la muerte de Elvis” – sitio El Mundo.es –Sección Sociedad– Agosto de 2008. www.elmundo.es/especiales/2002/08/sociedad/elvis/martes.htm
GIBSON NOTICIAS “La noche en que los Beatles conocieron a Elvis” www.gibsonguitar.es/Noticias-y-Reportajes/ Art%C3%ADculos/es-es/La-noche-en-la-que-los-Beatles-conocieron-a-Elvis.aspx
OTAL LANDI, J. “A 36 años de la llegada a la Argentina de Elvis Presley. Su relación con el poder” –Agosto de 2013– mundotario.blogspot.com.ar/2013/08/a-36-anos-de-la-llegada-la-argentina-de.html
BUSCACIOGRAFÍAS “Biografía de Slavoj Zizek” www.buscabiografias.com/bios/biografia/verDetalle/9946/Slavoj%20Zizek
GARCÍA, J. “El Indio Solari habló de todo” Revista Rock'N Ball, 30 de noviembre de 2010, www.rockandball.com.ar/ el-indio-hablo-de-todo
Parque Leloir – “Álbum de Parque Leloir” – historiaparqueleloir.blogspot.com.ar/p/album-de-parque-leloir.html
ESCOBAR, A. “17 cosas que no sabías de Elvis Presley” Revista On Line Swagger, México, 08 de Enero de 2014, www.swagger.mx/radar/17-cosas-que-no-sabias-de-elvis-presley

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Revista El Abasto, n° 166, abril 2014


 

 

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