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El hombre de:
La Tertulia


Debo confesar que la charla que tuve con Alejo Beccar, responsable de la sala La Tertulia, fue más que interesante porque descubrí en él un tipo totalmente apasionado por lo que hace. Alejo desempeña varios roles ya que no sólo es el titular de este espacio sino que es un inclaudicable trabajador por la cultura misma: actúa, dirige, escribe... Pero, en fin, que él mismo nos lo cuente:
Alejo: A los quince años empecé a estudiar teatro y a los dieciocho comencé a trabajar, luego, tuve un impasse. Hasta que a los treinta y tres años dejé el laburo que tenía, -era gerente en una multi pero no quería esa vida para mí- y empecé de nuevo. Hice un poco de tele, cine, publicidad. En teatro hice en Liberarte “Vine a verte, papá” dirigido por Villanueva, “Murmuraciones de un juez”: pero mientras hacía televisión comencé a leer los guiones y me di cuenta que la estructura de estos no era complicada. Así fue como dejé un libro mío en Canal 9 para “Alta Comedia”, una tira y un documental para “La Aventura del hombre”. Esto me disparó a autor de teatro y en el ´97 me presenté en un concurso con una obra, “Ultraje a la inocencia” -donde también actué y dirigí- y ganamos el primer premio. Después con otra obra mía, con una dramaturgia más liviana de lo que hago ahora, hice en La Fábula “Confesión de partes”, inspirado en una obra de Shaw, el tema era la infidelidad y ahí me empezó a picar el bichito de tener mi propio espacio. Comencé a imaginar este sueño y fue así como salí a buscar propiedades antiguas para poder vivir, y al mismo tiempo, tener mi teatro. Porque, en definitiva, mi casa es el teatro.

El Abasto: ¿Económicamente cómo hiciste?
Alejo: Yo compré la casa en marzo del 2001 e inauguramos, vos fíjate, el 11 de abril del 2003. Cuando voy al Instituto Nacional de Teatro, con la ley bajo el brazo que ellos tienen, donde sostienen que hay subsidios para ayudar a fomentar los espacios teatrales, me salen con que ahora exigían dos años de antigüedad de funcionamiento ¡de locos!
Así que hasta ahora, por razones de antigüedad, el subsidio del Instituto no pude cobrarlo. El de Proteatro sí, pero recién lo cobrás al año siguiente del otorgamiento. Pude pintar la sala y realizar la instalación eléctrica porque Cris Morena me convocó a escribir para “Rebelde Way”. Ese dinero lo invertí acá, comprando de a poco gradas, tachos. Después, también, escribí un guión de cine y cobré algún dinero que vino bien. Renuncié a “Rebelde Way” porque le doy importancia a lo que quiero transitar acá.

El Abasto: ¿Los vecinos responden a La Tertulia?
Alejo: Hay un sólo vecino que es teatrero, que está en el edificio de al lado de donde yo vivo y ha venido muchas veces. Después otros vecinos han venido pero no son habitués vienen puntualmente a ver algún espectáculo.

El Abasto: ¿Cuál es el criterio de selección de los espectáculos?
Alejo: Lo primero que tengo que ver es que sea un buen libro si no pido ver un ensayo o un video. Pretendo que haya un buen libro, buenos actores y un buen director.

El Abasto: ¿Por qué el nombre La Tertulia?
Alejo: Le puse ese nombre en honor a los lugares donde se juntaban los intelectuales después de la guerra para debatir ideas. Y ésta es mi propuesta, que “La Tertulia” esté abierta a gente que tenga ganas de hacer actividades culturales. Me gustaría que me acerquen propuestas, sobre todo, literarias.
Por otra parte, en cuanto a mí, tengo la idea de conformar un elenco estable porque es la única forma de que los proyectos tengan otro vuelo, que se consolide en el tiempo y que haga de esto una cosa importante. Yo a este sueño lo quiero ver grande, quiero tener este espacio para la gente, que se hable del lugar ya que pasan cosas interesantes.

Que duda cabe, ¿no?, de la pasión que siente este hombre por todo lo que hace, ¿no le parece?

Marcelo Saltal

Revista El Abasto, n° 58, julio/agosto 2004.

 
 

 
 
 
 
 

 

 

 

 

 

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