El cacerolazo llegó a Balvanera

  Durante el llamado 18A en Plaza de Mayo se sancionó en el Senado uno de los proyectos de la reforma judicial impulsada por el Ejecutivo nacional, por lo que los caceroleros fueron hasta el Congreso.
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Después del 8N en 2013, este año la agenda opositora convocaba a cientos de miles de personas en el llamado 18A. Habían pasado varias horas ya del comienzo del cacerolazo en Plaza de Mayo cuando se supo la aprobación en el Congreso, por lo que la agenda de la movilización debió cambiar sobre la marcha.

En medio de una plaza que bramaba contra el gobierno y su intento de “kirchnerización de la Justicia” como consigna principal —sumado a las repercusiones por la nota hecha en Canal 13 sobre el supuesto lavado de dinero— se supo que el Senado había dado luz verde a la reforma en las medidas cautelares, uno de los tantos proyectos que la Presidenta envió a ambas cámaras parlamentarias.

De este modo, varios manifestantes se desplazaron hasta el Congreso por avenida de Mayo. Las calles céntricas se convirtieron en peatonales se movilizaron los caceroleros, en su mayoría pacíficos, algunos con pancartas, con una minoría reaccionaria.

La histeria destructiva de su antecesor, el 8N, al parecer enseñó cómo moverse en el espacio público frente a un reclamo difuso, pero colectivo.

Sin embargo, la calma relativa vista en Plaza de Mayo no tuvo réplica en el Congreso. Fue así como una vez sobre Entre Ríos, los manifestantes cortaron la esquina al canto de “ladrones” y desplegaron una bandera gigante de Argentina sobre la escalinata del Congreso.

Luego, los protestantes se dirigieron hasta Rivadavia, donde estaba apostada la Policía Federal. Mientras tanto, Combate de los Pozos permanecía cortada, y tras las vallas, la Policía Federal antidisturbios y camiones hidrantes protegían el lugar, según se relevó.

A su vez, varios empleados del lugar y periodistas parlamentarios tuvieron que aguardar largo rato hasta que los ánimos se calmaran.

Pasadas las 21:30 un vehículo con megáfonos hizo sonar las estrofas del Himno Nacional Argentino y luego se volvió sobre las escalinatas del Congreso.

A esto hay que sumar que se reportó la rotura de varios vidrios del histórico edificio del barrio de Balvanera, a contrapelo de lo que venía siendo el reclamo en general —salvo la agresión a periodistas de la TV Pública y la agencia Télam.

T.L.

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