¡A repensar la educación!

A propósito del Día de la Bandera por el natalicio de Belgrano, gran impulsor de la escuela pública. Desde el cuestionamiento del trabajo infantil a repensar el cuidado de los chicos y la educación. 
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En la sesión legislativa del jueves 12 de junio los legisladores del partido que gobierna esta ciudad mostraron en sus bancas un cartel acompañando el Día Mundial en contra del Trabajo Infantil.

Esta iniciativa de los legisladores porteños, que responden a Mauricio Macri, en el marco de una campaña que impulsó el Ministerio de Desarrollo Social de la Ciudad, liderado por Carolina Stanley, impactó visualmente. Nadie debería oponerse al mensaje “#NoAlTrabajoInfantil”.

Es campaña es un paso en protección a nuestros niños. Ahora, con la no explotación de los menores hay que a la vez garantizar la salud en todas sus formas, la libertad y la seguridad mientras incentivamos los valores en nuestros chicos. Valores que implica también valorarlos para que ellos mismos se sepan valiosos y puedan así luego poder valorar a otros...

Invito a que desde la posición legislativa también se exija para que las escuelas estén en las condiciones edilicias que corresponden. Y para el ejecutivo, más allá de hacer cumplir con leyes de inclusión hasta en colegios que no tienen población con sillas de ruedas (generando sanitarios, rampas y ascensores) sería muy propicio fijarse de que los chicos que ya van a un establecimiento educativo tengan las cuestiones en situación digna y saludable.

No es ya responsabilidad de las cooperadoras -a las cuales se les ha disminuido sobremanera los subsidios- hacer arreglos o refacciones sino corresponde al gobierno porteño o a las empresas contratadas encargarse de los arreglos.

No se valora a los niños brindándoles baños sin refaccionar desde los ochenta. Tampoco ayuda a los pibes pretender que sigan manuales plagados de errores, que en cualquier lugar sano hubiesen ido a destrucción. O promover sistemas donde se ofrece un viaje a los directivos de alguna que otra escuela para que tomen un modelo armado de otro lado; porque no se trata de modelos armados, se trata de generar lo propio tomando tal vez ideas sueltas, pero siempre teniendo en cuenta nuestra idiosincracia...

Opinamos que ayudar a los pibes es valorarlos como seres humanos. Improductivos, claro, pero seres humanos al fin. Que merecen baños, y otras condiciones edilicias, como la gente. Que merecen las comodidades que para un adulto son lógicas.

Es hora de cortar con el modelo que los trata como ganado: llevarlos a natación y ni darle tiempo de quitarse el cloro después de la pileta con una ducha; gritarles, incluso con altavoz, aturdiéndolos cuando hacen gimnasia; mantenerlos calmos mediante las netbooks prohibiéndoles correr en los recreos; siempre estar controlándolos como si fuesen delincuentes...

Para generar adultos libres hay que atreverse a soltar un poco la soga. Los chicos no solamente no deben trabajar, deben ser valorados como seres pensantes. Y eso implica repensar totalmente el rol de la escuela pública, creada por un gobierno autoritario hace más de cien años y repotenciada por dictadura tras dictadura.

Es hora de que la democracia penetre sus muros con todos los valores que necesitamos, pero también con la creatividad y el vuelo que hacen que la vida merezca ser vivida.

Rafael Sabini

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