Revista N°198

Vi al Espíritu Absoluto con barba*

Los ciudadanos se están acostumbrando al delirio de los medios y esto, más que peligroso ya es letal.


La sandez, la mentira, el oportunismo, la ignorancia y la procacidad alcanzaron su punto culminante en la cobertura de las exequias del Comandante Fidel Castro.


Tuve el disgusto de estar en un bar, por supuesto con TV incluida, y se dio oportunidad de ver a toda la fauna de comunicadores dando lástima… más que de costumbre.


Según su relato, millones y millones de cubanos se reunían durante horas y horas por varios kilómetros para darle el adiós a un dictador que odiaban… Según ellos deberían festejar, como los de Miami.


Si esto no es subestimar a la audiencia… ¿qué es?


Recordé un reportaje que hace años le estaba haciendo Néstor Ibarra al gran Antonio Gades, cuando este había decidido vivir en Cuba y que allí descansaran sus restos: ¨-Tú me preguntas de los cientos que se fueron, pero no dices nada de los millones que han decidido quedarse¨. ¡Touche!


Ahora fue más o menos lo mismo, ninguno de los pseudo periodistas habló del bloqueo genocida al que sometieron al pueblo, y aún así no lo derrotaron.


Tampoco hablaron de un pueblo con acceso a la educación, a la salud, ni de un hombre que decidió exportar médicos al mundo, se olvidaron que fueron los primeros en socorrer a un pueblo en África durante la gran epidemia de Ébola, ni se acordaron que también salió de Cuba el mejor método de alfabetización que existe. Cuantos argentinos le deben al sistema de salud cubano, poder ver.


Fidel tuvo tantos errores como todos los humanos podemos tener, pero tuvo virtudes que pocos tenemos, por ejemplo, la valentía para llevar la epopeya libertadora más importante del sXX, justo al lado del imperio opresor más genocida de la historia y mantenerla por décadas, de la misma manera que logró mantener el amor de su pueblo, con un mundo en contra.


Fidel fue capaz de encarnar lo que Hegel llamó, el Espíritu del Pueblo, emergente del Espíritu de la Época, por eso tanta empatía, tanto amor y tanta fidelidad. Por eso tantos logros compartidos.


Pocos alcanzan esto, les falta saber que tal cosa existe, y en segundo lugar tener la capacidad y el coraje para hacerlo.


Nada le hace a la memoria de Fidel el odio de los cagatintas, ni las diatribas de los charlatanes de oficio televisivo. A él lo hace grande el amor de un pueblo agradecido.


Pero no es mi propósito hacer una historia de la revolución, solo hacerles saber que, aunque les pese, el 25 de noviembre de 2016 se terminó de verdad el sXX… “pero aún tiene que llover, aún sigue sucia la plaza”.

Hasta la victoria, siempre

 

Viviana Campos
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*Cuando Hegel vio pasar a Napoleón dijo “Vi al Espíritu Absoluto a caballo”. Para más aclaración darse una vuelta por la obra de Hegel, puede ser una gran aventura.

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