Revista N°198

La cultura del apriete (¡!)

El último sábado… el del feriado largo del 8 de diciembre, los comerciantes de la Avda. Corrientes, entre Medrano y Mario Bravo fueron apretados por inspectores municipales de la Agencia Gubernamental de Control… la consigna era persuadir a los comerciantes para retirar carteles y algún otro objeto que esté… afeando… las aceras... la intención secundaria de estos apretadores devenidos en inspectores municipales era hacer ver reluciente el barrio en especial esas cuadras por que el gran Sr. Jefe de Gobierno caminaría esas cuadras charlando con vecinos y comerciantes. Cosa que nunca pasó dado que los comerciantes lo estaban esperando amablemente, a diferencia de los inspectores, para plantearle inquietudes de todo tipo.


Todo quedó reducido a la ahora típica selfie… con un grupo de amigos y aplaudidores todos con camisas celestes o blancas… todo este bochorno generó en los comerciantes del barrio mucha indignación, votantes, opositores y apolíticos… todos coincidían en el diagnóstico. La política del apriete a través de los inspectores agitó más los ánimos y generó mucha antipatía. Yo particularmente sentí vergüenza de tener que soportar este acting del timbreo y las caritas de feliz cumpleaños para la foto. Los porteños de Almagro ya están diciendo basta a todo este cambio que nunca llega y lo peor de todo ya estamos diciendo basta y punto final a que nos tomen por idiotas, movilizando gente con fondos públicos. Antes se criticaba las movilizaciones a cambio del choripán y el vino, ahora la situación está más institucionalizada los inspectores ofician de fuerza de choque y escudo para que la gente común no cruce palabras con el gran señor, no vaya a ser cosa que alguien le diga la verdad de lo que está pasando y que su inactividad afecta a la gente de a pie.


Saludos a todos, en especial a los comerciantes de corrientes al 3700 que debieron soportar semejante atropello, en nombre a otro tipo porteño común les pido disculpas y los invito a seguir denunciando actitudes como ésta, para no sentirnos tan solos.
Poner la estructura estatal al servicio de intereses partidarios nunca resultó positivo en nuestro país, un pena que en doscientos años de historia no lo hayamos aprendido.


¡Feliz Navidad!

 

Eduardo Scofu
[email protected]

Comentarios