Vinilos: recuerdos hechos pasta

La obra que se exhibe los viernes al as 21 en Abasto Social Club (Yatay 666) repasa hitos y desventuras de tres amigos que se conocen de toda la vida.
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Un padre ausente se muere. Él no lo sabe, porque estuvo lejos y ahora no va a volver, pero legará a su hijo y sus dos amigos un modo de capturar los instantes de la vida: en discos de pasta y en anotaciones fugaces sobre momentos triviales. Vinilos, la obra que se exhibe los viernes a las 21 en Abasto Social Club (Yatay 666), expone cómo los recuerdos se apelotonan, contradicen, irritan, dejan de importar a un grupo de amigos que se conocen de toda la vida.

 

El huérfano Francisco (Jorge Tomas), Andrés (Hernán Vázquez) y Tomás (Pablo Toporosi) se conocen bien. Comparten una amistad longeva que incluyó tener una banda de música, haberse apoyado mutuamente en momentos duros, en haber visto cómo los otros cambiaban de pareja, de ideas. 

 

El momento que narra la obra encuentra a Andrés en pareja con la cándida Florencia (Malena Bergallo), una pintora que en su momento colgó los pinceles y se calzó el ambo médico para trajinar días tranquilos, noches de departamento concubino y cama sola. Tomás se las ve junto a la motoquera Romina (Débora Palladino), un loopeo desatado y vigorizante, sacado de alguna novela al estilo Gasoleros de los años 90, arquetipo de piba de barrio, chispa, desafío y un modo directo de ser y trascurrir.

 

Francisco nos trae al presente, a través de notas sueltas que compiló con el paso del tiempo, la tensión subterránea de los encuentros de estos cinco personajes. Desde el desacuerdo para pedir un empanadas al delivery, juegos de mesa o la musicalización de la velada (ellas Riff, ellos boleros setenteros). Hay un tambaleo emocional que recorre los actos y dichos de estos protagonistas.

 

La reseña oficial de esta obra escrita y dirigida por Nicolás Blandi hacen una paneo al respecto: “La crisis de los 30 de quienes no han logrado sus propósitos “ideales” de vida y supieron conformarse con lo que ésta les fue ofreciendo: relaciones violentas, estancadas o en soledad”.

 

Blandi orienta los dramas de Vinilos hacia ese norte y entonces uno cae en la cuenta que esta pieza teatral convive con otras manifestaciones artísticas que ponen a esa fecha de calendario como un territorio de exploración. Es ejemplo de ello 'Buena alumna' de Paula Porroni (editó Minúscula), que tiene a una protagonista coetánea que atraviesa por las dudas de lo hecho y lo no hecho en un clima de still-life o Vida detenida. 

 

El tono de retrospectiva de Vinilos, el ángulo de lo que ya está hecho y queda por recordarlo (o deformarlo) le da un tono oscuro, donde la luminosidad de los actos, el instinto de supervivencia (una ruptura amorosa, un viaje inesperado, un cambio de planes), parecen ser la balsa en la que aún pueden mecerse estos personajes tras el naufragio de la utopía, el peso de los años, la incertidumbre del después. 

 

Ficha técnica:
Actúan: Jorge Tomas (Francisco), Hernán Vázquez (Andrés), Pablo Toporosi (Tomás), Malena Bergallo (Florencia) y Débora Palladino (Romina)
Diseño de luces: Fernando Chacoma
Escenografía y vestuario: Damián Trotta
Música original: Bernardo Francese
Voces en “patillas”: Brian De La Fontaine y Nicolás Diaz
Poema “Soltar”: Matías de Rioja
Diseño gráfico: Leandro Villegas Campos
Asistencia de dirección: Nadia Camino
Difusión en redes: Julieta Cortes
Prensa: Correydile
Dramaturgia y Dirección: Nicolás Blandi

 

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