En medio de denuncias por problemas estructurales, renunció el director del Hospital Ramos Mejía

La segunda renuncia en 5 meses.
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Alejandro Muñoz renunció a la dirección del Hospital Ramos Mejía, ubicado en Urquiza y México. Es la segunda dimisión en cinco meses, antes fue Eduardo Seoane. Desde hace varios meses instituciones vecinales señalan problemas en las guardias y en la infraestructura. De hecho, convocaron al defensor adjunto para recorrer la institución de Balvanera.

 

En forma extraoficial, se afirma que la gremial interna toma decisiones en beneficio propio, en vez de proponer soluciones a problemas de logística e infraestructura. Esto es lo que se vería en los pasillos del hospital de Balvanera. También se denuncia que los cargos jerárquicos se habrían resuelto a dedo en función de beneficios particulares y no de soluciones de fondo.

 

Como había informado este medio, distintas agrupaciones vecinales, entre ellas Manzana 66, están en tema hace tiempo. Hicieron asambleas y recorrieron la institución. A fines de junio hicieron una recorrida con el defensor adjunto Arturo Pozzali. En ese entonces hablaron con Muñoz, quien manifestó y corroboró los problemas vigentes.

 

Los vecinos habían hecho los siguientes señalamientos sobre el hospital: la guardia tiene mucho tiempo de espera; para ir a la guardia hay que venir con la ambulancia sino no te atienden por cosas simples; para sacar turnos de consultorios externos hay que llamar al 147 (no te atienden) o ir a las 4 de la mañana; los médicos del 107 son los de guardia, si hay muchos llamados se ve perjudicada la atención de la guardia.

 

También reprochaban que cuando los pacientes están muy graves los médicos no están. “Los enfermeros están todos agrupados en un sector y nadie te responde. Los fines de semana es peor sumado a los casos que vienen por casos de drogadicción, borrachos. Falta de medicamentos, insumos e instrumental. No hay teléfonos en las salas, porque todos se manejan con celular. Los teléfonos de las salas no funcionan”, enumeraban.

 

“La guardia no hay suficientes sillas de ruedas, no están rotas, no hay, los pacientes no se pueden trasladar, las sillas se roban. Nunca dan ambos para los trabajadores. No hay baños públicos, solo adelante y muchas veces esta clausurado, la gente publica no tiene donde hacer sus necesidades. Hay otro baño en cardiología pero no funciona nunca”, agregaban.

 

“La inseguridad; se roban entre pacientes, entra gente en traumatología, en hematología, se rompen vidrio y se llevan cosas de adentro, computadoras. Es tierra de nadie de noche o fin de semana. Están todos mirando para otro lado, todos los celulares e los roban ahí mismo y no podes quejarte a nadie”, alertaban.

 

“El tomógrafo funciona de a ratos, siempre le pasa algo. La sección mantenimiento está en pésimo estado, hay un arriesgado trabajo de los empleados. Funcionan 6 quirófanos de 12. El 40% del personal de neonatología están con parte médico psiquiátrico. Faltan médicos clínicos, anestesistas, camilleros, personal administrativo. Se necesita arcos de seguridad y más personal de seguridad. Hay residentes haciendo de camilleros”, sumaban sobre problemas vigentes.

 

El Gobierno porteño de todos modos impulsa obras y licitaciones. Por caso, en el Boletín Oficial se publicó la Licitación Pública N° 401-08767-LPU17 sobre “provisión de equipos y equipamiento médico con destino a áreas críticas de diversos hospitales” del Gobierno porteño. Entre ellos se menciona al Ramos Mejía. También en las últimas semanas se pintaron paredones que dan a la calle México.

 

J.C.

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