Reinauguración oficial de la Plazoleta Vara de Anguita

Este miércoles se hizo el acto oficial con funcionarios de la Comuna 3.
el

Este miércoles pasadas las 18 se hizo el acto oficial para presentar a los vecinos las obras de puesta en valor de la Plazoleta Vara de Anguita, ubicada en Sarandí y Cochabamba, al lado de la Subsede Comunal 3. Estuvieron presentes Horacio y Eduardo, los hijos de la mujer detenida-desaparecida que da nombre a este espacio público de San Cristóbal. 

 

“El canil de la Plazoleta Vara de Anguita quedó hermoso”, dijo el presidente de la Junta Comunal 3, Carlos Breyaui. Esta plazoleta además cuenta con un nuevo mural que refleja elementos característicos del barrio de San Cristóbal.

 

 “Uno de los avances más grandes que hemos tenido en estos dos años que pasaron fue la recuperación de los espacios verdes. Algunos objetivos para estos 12 meses que se vienen serán mantener el estado de las plazas, aumentar los controles a través de los guardianes de plaza y agentes de seguridad, y llenar las plazas de vecinos a través de diferentes actividades”, dijo Breyaui al respecto.

 

Estuvieron presentes junto a Breyaui los integrantes de la Junta Comunal 3 Gabriel Zicolillo y María Suárez, quien expresó:  'Celebramos la inauguración de este nuevo espacio verde en la Plaza Matilde Vara de Anguita. Madre desaparecida por la dictadura genocida. En ella reivindicamos a los 30 mil compañeros detenidos desaparecidos'.

 

Matilde Vara de Anguita (17 de junio de 1926) es una detenida-desaparecida. Fue secuestrada del Café Tortoni el 24 de julio de 1978. Fue esposa de Julio Anguita, con quien tuvo dos hijos: Horacio y Eduardo, quien de adulto fue detenido por haber tomado las instalaciones de un pequeño cuartel militar, según explica el sitio buscandoamatilde.org. Estuvo en Villa Devoto, luego Caseros, después Resistencia, también Río Gallegos, Rawson. Terminó en la U9 de La Plata.

 

“Apenas comenzado 1977, en el penal armaron dos pabellones –el 1 y el 2- que eran virtuales patíbulos. Incluso los llamaban los pabellones de la muerte. Para entonces, uno de los generales que dirigía la provincia de Buenos Aires, Ibérico Saint Jean, había dicho que los enemigos de ese régimen no eran sólo los subversivos sino también sus amigos, sus familiares y ... hasta los indiferentes”, repasa el sitio. 

 

En la página se cuenta sobre su secuestro: “Fue un 24 de julio de 1978, hacía frío y ya anochecía. Ella atendía el local de abajo del edificio y dos tipos de civil entraron, le dijeron que los tenía que acompañar. Así se lo dijo a la esposa de Horacio, porque la dejaron hacer un llamado por teléfono desde el público que estaba en El Tortoni, ese café ilustre contiguo a la oficina. Ella puso la moneda, discó con toda serenidad. “Me llevan por 24 horas, es averiguación de antecedentes, según me dicen. Son de la Policía Federal”, le dijo a su nuera, que por entonces estaba embarazada de María Julia, la que sería su segunda nieta. Pero cuando colgó el teléfono se terminó la función: Matilde sabía que esa gente la secuestraba, entonces sacudió la cartera y pegó varios gritos: “¡Me llevan! ¡Me secuestran!” y los tipos, acostumbrados a su indigno oficio, la agarraron con fuerza y evitaron cualquier resistencia de su parte. Los parroquianos del Tortoni, según supo Horacio al día siguiente, se quedaron sentados. Nadie atinó a hacer nada. La subieron a un auto y nadie supo dónde la llevaron. Matilde, desde aquel día, se convirtió en una desaparecida”.

 

J.C.

Comentarios