El Comandante Lukanikos

Tras el ejemplo del Comandante Lukanikos, revoltoso griego que no duda en enfrentarse con la policía, en el cono sur también tenemos seres de su especie que no dudan en pelear por lo que consideran justo.
el

Inspiración en Chile

“Ningún ejército
es más poderoso
que una idea
a la que le ha llegado
ya la hora”

Víctor Hugo

 

Esto puede ser tildado de políticamente incorrecto. Sabemos que más de 2000 personas mueren cada día en Somalia; ayer, Japón conmemoró el 66 aniversariodel bombardeo nuclear sobre la ciudad de Hiroshima; estamos al tanto de que en una semana se realizan las inéditas Primarias Abiertas Simultáneas y Obligatorias en Argentina; no ignoramos que Abuelas recuperó a la nieta 105 ni tampoco que Estados Unidos casi-casi entra en default.

Este es otro tema. Un tema de perros. Nosotros tenemos la suerte de poseer un héroe. Sabemos que es griego, más específicamente que su guarida está en Atenas. Que no ha faltado a ninguna protesta desde el año 2008. Que quizás por su asistencia perfecta, o a lo mejor por su bravura ante la policía o porque no le importa un rábano no ocultar su hocico  y actuar a cara descubierta y en la primera línea de combate callejero, se le ha concedido el grado de “comandante”.

El Comandante Lukanikos –que de él se trata- no posee pedigrí. Es un individualista que no tiene ni séquito ni escolta. La mala prensa -que abunda en estos días- duda de su virilidad, ya que no se lo ha visto en compañía de ninguna dama. Su identificación instintiva con quienes protestan le ha valido el adjetivo humillante de resentido. Poco le ha importado, ya que goza de un reconocimiento humano en casi todo el mundo. También, obviamente en nosotros, que por esas cosas de la vida somos de la misma especie.

The Guardian, Ta Nea, Il Corriere della Sera, La repubblica, Newsweek, Libération, Globe and Mail y Aftonbladet hablan de él. Ya tiene 10.000 seguidores en Facebook que le hablan en griego, francés, inglés, italiano,  sueco y español. Toda esta fama no le ha hecho perder su humildad.

Lukánikos es ya una leyenda. Algunos creen seriamente que las balas policiales que asesinaron la vida de Alexis Grigorópulos, también acabaron con la suya, y que él sería un impostor. Nada de todo esto le importa. El siempre aparece cuando hay bardo y le busca camorra a las fuerzas antimotines. Su ejemplo nos ha inspirado y lo hemos considerado digno de seguir por estas geografías.

Es así que estuvimos desde la primera hora al lado de los estudiantes. Cuando en medicina se pintaron los cuerpos de blanco y negro, cuando los pintaron de todos los colores, cuando se caracterizaron de zombies y bailaron masivamente en todas las escuelas y universidades el Thriller de Michael Jackson por la educación, cuando se disfrazaron de superhéroes, cuando se besaron en ese hermosísimo y colosal beso colectivo exigiendo educación “Libre, Gratuita y Laica”, cuando se hizo cada toma y cada marcha, allí estuvimos, junto a ellos. Cuando les tiraron agua con los cañones, cuando los intoxicaron con gases, cuando les pegaron con sus palos, cuando los ametrallaron con balines o les tiraron los caballos encima, dimos batalla.

Frente a La Moneda, una compañera embarazada (perdón, preñada) atacó un caballo de carabineros, en represalia a la carga que minutos antes ese mismo jinete había realizado contra una estudiante de secundaria. La atacaron una decena de efectivos (como es su costumbre). Por suerte se está recuperando gracias a los amorosos cuidados de los estudiantes de periodismo de la Universidad Central.

Claro, no nos la llevamos de arriba. Varias operaciones nocturnas de los señores carabineros (que nunca será tildada de masacre o crimen de lesa perrería, lo entendemos y comprendemos bien), dio cuenta de muchos de nosotr@s. Así y todo, nos alegramos de ver a nuestros queridos estudiantitos luchando por esa reivindicación tan humana y necesaria en este Chile. Si tenemos que seguir poniendo el cuero al lado de ellos, ¡lo haremos!

Viviana Demaría y José Figueroa

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