El evento comenzó con merienda para los chicos y juegos callejeros organizados por los Cujucas (Cumbre de Juegos Callejeros) del Abasto y culminó con la fogata que según contaron es tradición en muchos lados. Unos para quemar la mufa, otros para ayudar la ida del invierno y la llegada del calorcito, otros por la alegría de bailar junto al fuego, pero que es tradición al fin en la fecha del 29 de junio que conmemora originalmente el martirio en Roma de los primeros cristianos San Pedro y San Pablo.

La propuesta acá fue bajo la consigna de “quemar todo lo malo”, lo que no sirva (y sea factible y legal de quemar, claro). Y así se presentaron un montón de cosas, desde el muñeco que se hizo de modo colectivo, un dragón que encabezó la primera Caravana Abasto que dio como fruto la Red Instituciones, Once, Balvanera y Abasto (RIOBA), así como muñecos personales, cajas, revistas (ninguna era de El Abasto, ¡aseguro!), papeles con palabras “malas” (¿existen?), etcétera. Cada cual que quiso aportó. El calor lo dio el fuego una vez que todo ardió. Y los tamborileros que metieron candombe y otros ritmos de modo contagioso y alegre.

De guardafuego tuvimos unos bomberos que se encargaron de apagar la fogata y luego fotografiarse con uno que otro niño.

Felicitamos a los organizadores por el empeño y el hermoso fruto de aquello. Hermoso que la tradición instalada por Casa Abasto continúe con todo el apoyo de La Vereda, La Casona Humahuaca, Fuerza Abasto y las otras instituciones que están aunque nos las nombremos acá.

R.S.

Fotos: Claudia Bang.