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Cómo concentrar el poder y acallar voces disidentes

Rondan nuevos proyectos de leyes que tratan la publicidad oficial -desde el G.C.B.A.- en los medios periodísticos vecinales. Los hay -entre ellos de legisladores "progres" como Elvio Vitali, Frente Para la Victoria y Facundo Di Filippo, ARI,- que a pesar de argumentar que cumplimos un “vínculo insustituible” con el vecino, alabando nuestra cercanía “a las problemáticas de los barrios” y pese a que reconocen la importancia de la “voz alternativa” ante los “multimedios con su “uniformidad de voces”, pretenden un importante recorte. Lo que escriben con la mano (en los fundamentos) lo borran con el codo (en la aplicación). Y lo presentaron sin discutirlo previamente con los involucrados.
     Lo más extraño y llamativo es que legisladores del Pro, tanto Rodrigo Herrera Bravo que está elaborando su proyecto, como Lidia Saya se han comunicado con nosotros para debatir sus proyectos.
     Mientras los progresistas como Vitali y Di Filippo han presentado un proyecto contraproducente para el sector y que demuestra el poco valor que le ponen a las voces alternativas y por momentos disidentes.
     
En dicho proyecto los medios barriales nos veríamos obligados a elegir un solo soporte, descartando de plano la profesionalización, donde ahora el mismo editor puede tener dos a su nombre. Como si a un multimedio se le diera solamente pauta en un sólo soporte “para que no curre”.
      En términos materiales los montos bajarían, en especial para los medios digitales (webs) que pasarían a cobrar lo que les costará el Monotributo, las fotocopias y los viajes al antro kafkiano de tramiteríos.
      Por otro lado los que controlarían la calidad de los medios barriales serían representantes de los multimedios sin incluir ni siquiera veedores del propio sector.
     Lo paradójico es que dentro de los fundamentos hablan del “vínculo insustituible” y su cercanía “a las problemáticas de los barrios” y la importancia de la “voz alternativa” ante los “multimedios con su “uniformidad de voces”, pero la embarran diciendo que la actual ordenanza ha tenido “consecuencias inesperadas por lo beneficiosas”, dejando leer entrelíneas la idea de que los editores barriales nos estamos llenado los bolsillos con las arcas del gobierno. Y la rematan con prevenir “emprendimientos editoriales esporádicos que sólo tienen por objetivo conseguir auspicio oficial”.
      Aclaremos un poco las cosas: desde el 2003 a la fecha hay muy pocos nuevos medios barriales gráficos en el registro, si fuese un negoción se hubiese presentado un aluvión de postulantes al último registro 2007. Es verdad que vinieron las webs, pero eso es una cuestión lógica por el desarrollo de la tecnología.
      Segundo: somos proveedores de publicidad oficial que entramos por una ordenanza para que se nos recuerde, dado que lo habitual era que estén solamente los grandes medios con pauta oficial.      
      Nosotros no cobramos ningún auspicio, cobramos por un servicio que prestamos, en este caso un aviso publicitario en un medio de tirada menor.
R.S.

Revista El Abasto, n° 90, agosto, 2007.


 
 


 

 

 

 

 

 

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