¿Qué
pasa con la televisión
y los contenidos?
Se mira
y no se toca
Bendita
T.V., Maldita T.V., son
algunas de las frases que
se dicen todos los días.
La tele despierta odios
y pasiones. Siempre fue
así. En las décadas
del ´60 y ´70
los padres no querían
que sus hijos vieran televisión
porque imitaban a Karadagián
o a Kung-Fu y hasta se llegaban
a pegar en serio. Los niñitos
de entonces crecíamos
comiendo el Nestum, tomando
la leche con Piluso y nos
dormíamos con la
Familia Telerín de
Cleo o con el Mono relojero.
Los
niñitos de hoy se
levantan con el Roña
Castro, ven a la tarde bailar
a las chicas de Tinelli
en el caño, toman
Paco y se van a dormir con
el caño de Tinelli.
La televisión del
2007 muestra la muerte,
la toma de rehenes, los
chicos muriéndose
por los malditos pegamentos
y a los políticos
que aparecen cuando hay
campaña. La televisión
de hoy es Gran Hermano,
Tinelli, Tinelli y Tinelli,
Tinelli, Tinelli...
Sin
embargo, la televisión
es mucho más que
eso. La televisión
es Los siete locos, Los
cuentos de Fontanarrosa,
Cine de barrio, El cine
que nos mira. La televisión
de ahora también
es Volver, Canal A, Encuentro,
Sólo tango, etc,
etc.
No
todo está perdido
en la tele de hoy. Sepamos
tocar el botón y
busquemos lo que nos va
a ayudar a ser más
felices y mejores personas
el día de mañana.
Hemos crecido y visto el
mundo en los diarios (dice
una vieja canción
que cantaba Moris en los
albores de los ´70).
Seguimos creciendo y vemos
el mundo por Internet. Por
la tele no vemos el mundo.
Ni Gran Hermano ni Bailando
por un sueño es la
vida, ni una forma de ser.
Los programas (sic) mencionados
son apenas una irrealidad
que hacen que muchos crean
que eso es la vida.
La vida
es otra cosa. La vida no
pasa por la televisión.
Marcelo H. Oliveri
Revista El Abasto,
n° 89, julio, 2007.