Este enero nos dejó el Tigre –del horóscopo chino– para cederle el mando por un año al Conejo. Claro que la tarea no será fácil por estas latitudes, arrancando con el dólar superando los 380 (¡!), una gran parte de nuestra población sumida en la pobreza y como si fuera poco, con un mayor porcentaje de enfermedades cardiovasculares y ACVs producidos, sino de la incertidumbre económica, por -dirán los conspiranoicos- las vacunas contra el corona. Encima en el Once la cosa comenzó convulsionada confiscándole la mercadería a vendedores ambulantes en ese continuo forcejeo entre residentes, comerciantes y buscavidas. El panorama político no se ve demasiado alentador, el oficialismo contra las cuerdas y la oposición impresentable, mientras, posiblemente se juntan a reírse de nosotros los mortales. O no. Poco importa, la realidad es que el endeudamiento está muy elevado y el costo lo pagamos con esta devaluación e inflación tan aguda.
Pero seamos optimistas. El sol continúa saliendo para todos y la energía que baja está disponible para quien la tome. Y aún no nos cobran el aire que respiramos. Mejor ni lo digo, en una de esas le doy alguna idea a alguno de esos “filántropos” que hasta pretenden taparnos el sol. Recordemos que la puja por los derechos de los que menos tienen continúa, como siempre en un mundo que ha separado abusadores de abusados. En estos tiempos de tantas tensiones suma mantener la sonrisa, intentar comprender al prójimo y buscar una salida juntos. Les aseguro que si hablamos de abusadores y abusados en este país somos muchos más los segundos en beneficio del centro y claro con la anuencia de los cipayos de siempre que como en Corazón Valiente tranzan con el invasor. Allá ingleses, ahora acá grandes corporaciones internacionales.
La nueva tierra anunciada vendrá desde abajo, haciendo cada uno lo que corresponda, siempre siguiendo nuestro ser interno que es ético y correcto. Porque en el fondo todos sabemos lo que está bien o mal. Y que, tarde o temprano, todo se paga. Escuchando a nuestro ser interno es natural no sentir odio, no aceptar crueldades y hacer lo correcto en cada situación que nos toque. Esta vida es un paso nomás, si miramos para atrás tomamos consciencia de que pasa volando y tranquilamente podríamos verla como una serie de pruebas. Venimos desnudos y nos vamos sin nada. En el fondo la humanidad es hermandad, por ende, ¿qué sentido tiene tanta avaricia? Así que a hacer lo que corresponda, trabajar con orgullo cada cual en su tarea, que entre todos formaremos un mundo más justo y más sano. Que el Conejo nos de la rapidez mental de captar la situación, resolverla del mejor modo posible mientras nos mantenemos alerta ante el próximo desafío. A no bajar los brazos.
Que el 2023 del Conejo de Agua nos de la posibilidad de muchas alegrías, prosperidad y bienaventuranza en salud y amor.
Rafael Sabini