El espacio verde construido sobre terrenos ferroviarios en torno a Gallo y Perón carece del mantenimiento suficiente. En pandemia, es un lugar clave para la recreación y el bienestar de los ciudadanos.

La flora nativa rioplatense que colocaron vecinos en sucesivas jornadas ambientales fue arrancada por los mismos operarios que deben hacer el mantenimiento. El memorial por Cromañón, a menos de un año de su instalación, fue vandalizado y está expuesta la escalera que sube hasta el faro a 25 metros de altura. Es el lugar donde muchos recicladores urbanos hacen base para trabajar y el hogar de muchos sin techo.
Estas son algunas de las postales que ofrece el espacio verde construido por la lucha que los vecinos iniciaron en 2000 y materializaron con la aprobación de la Ley Nº 5.734 de 2016. Septiembre debería ser un mes de aniversario, porque en la primavera de 2018 abrió el primer tramo del parque (en junio de 2019 se habilitó el galpón ferroviario, tras una restauración patrimonial). Sin embargo, su estado actual llama más a la reflexión que a los festejos.
Para ser certeros, la pandemia y el posterior aislamiento obligatorio solo aceleró un proyecto que estaba latente desde hace más tiempo. El poco mantenimiento era una constante. En diálogo con este medio, la excomuenra María Suárez e integrante del colectivo de Vecinos por el Parque cuenta que son antiguos los problemas de mantenimiento. “Es casi nulo, las condiciones del espacio verde son espantosas”. Agrega que el galpón está cerrado, ante el aislamiento social.
Suárez rememora que el artículo octavo de la Ley Nº 5.734 indica: “Se constituye la Mesa de Trabajo y Consenso (MTC) del Parque de la Estación, como instancia de participación abierta y pública ad honorem, para el diseño y la gestión del Plan de Manejo del Parque de la Estación”.
La Mesa está constituida desde que el parque estaba en obra y se articula mediante distintas comisiones. Antes las reuniones eran dentro del galpón ferroviario puesto en valor para actividades sociales, educativas y culturales. Últimamente se hacían de modo virtual.
“Hoy nos preguntamos si el proceso participativo de los vecinos es tenido en cuenta por las autoridades del Gobierno porteño”, dice Suárez. Hace la excepción y destaca el trabajo territorial de las Juntas Comunales 3 (Balvanera y San Cristóbal) y 5 (Almagro y Boedo), junto a sus presidentes Silvia Collin y Sebastián Perdomo, respectivamente.
“Sería distinto si se implementara un plan de manejo consensuado entre vecinos y autoridades”, dice y sostiene que la falta de mantenimiento pertinente, incluso antes de la pandemia, obedece en gran parte a este asunto.
Lamenta la remoción de la flora autóctona rioplatense. “Es un símbolo del Parque porque los vecinos planificaron su plantación (también en la vecina Plaza Fumarola). Que la haya removido la misma gente que debe cuidarlo expone la falta de articulación”, sostiene.
Antes de la pandemia, la curva de Díaz Vélez era utilizada como una terminal de micros clandestina. Decenas de personas aguardaban con sus valijas en el espacio público a la espera de los colectivos de larga y media distancia. La situación sanitaria suspende estos viajes, pero nunca hubo una intervención del Gobierno porteño para ponerles fin.
Ahora. La misma zona está ocupada la mayor parte del día por recuperadores urbanos que depositan sus bolsones. También es el lugar donde mucha gente duerme, come y pasa el tiempo. En algunas ocasiones han hecho fogatas que dañaron árboles del lugar.
Incluso antes de la construcción del parque esta zona era base de los recicladores urbanos que juntan basura de negocios y contenedores de Almagro y Balvanera.
Ante este panorama, Suárez solicita que las autoridades porteñas puedan articular con los cartoneros un nuevo lugar para hacer base, fuera del parque público. “Que haya sectores enteros tomados no es posible, por eso pedimos una solución dialogada para que haya armonía en la comunidad”.
La excomunera menciona que en 2016 a la par del debate parlamentario por la ley del Parque, hubo reuniones de co-diseño entre vecinos y funcionarios porteños. Aparte de la flora rioplatense, se enfatizó en la necesidad de tener un espacio verde sin rejas, abierto a toda hora.
“Con el estado actual, muchos vecinos piden poner rejas y limitar la circulación a cierta hora. Los vecinos que venimos luchando por este parque hace 20 años queremos que sea un lugar abierto, que se pueda disfrutar en todo momento”.
En cuanto al memorial por Cromañón, tal como informó este medio en su sitio web, fue removida la puerta de metal del faro, sobre Perón y Agüero. Hay una cinta de peligro alrededor del mismo, pero es un peligro porque hay una escalera interna que lleva a lo alto de la edificación, a 25 metros de altura.
A poco de producirse el incendio en el boliche de Once, el 30 de diciembre de 2004, el memorial se iba a fijar sobre la calle Mitre, entre Jean Jaurés y Ecuador. Un fallo judicial de 2019 ordenó ponerlo en el parque. El Gobierno porteño licitó la construcción del memorial, adjudicando la obra por $21.636.237 a Ingecons SA. Se inauguró en diciembre pasado, a 15 años del siniestro.
Aparte del faro de metal con 25 metros de altura y rodeado por una fuente (ahora seca), el memorial tiene un muro con los nombres de los 194 fallecidos y un árbol Ginkgo Biloba.

J.M.C.

 


Activos y online
Los vecinos y fuerzas vivas que participan de la Mesa de Trabajo y Consenso del Parque de la Estación han impulsado muchas actividades en estos meses de pandemia. Se destaca el festival online de vacaciones de invierno, desarrollado entre el 20 de julio y el 2 de agosto. De esta experiencia siguen realizándose actividades periódicas como un cine debate.
Además, la comunidad del Parque organizó y fue parte del Primer Festival de Cultura Almagro en Red(es), organizado entre el jueves 27 y sábado 29 de agosto por Cultura Almagro denominado El Barrio en Red.


Descomprimiendo el ASPO
El Gobierno porteño asegura que el nivel de contagios diarios de Covid-19 es estable y por eso habilita nuevas actividades económicas. Los bares y restaurantes pueden sacar mesas a la calle para atender clientes. Ya no es solo el take away y el delivery.
En este contexto, se crearon las Áreas Peatonales Transitorias (APT) para “ampliar el espacio público y la movilidad”. Funcionarán los viernes, sábados, domingos y feriados de 10 de la mañana a medianoche. En la zona del Abasto se eligió el pasaje Carlos Gardel, que ya es peatonal. Adelantan que habrá demarcaciones para poner las mesas con distancia social, “contenido lúdico, cultural y educativo”.
Habrá un APT en la avenida Boedo, entre San Juan e Independencia (cuatro cuadras), complementada por la cuadra de Humberto Primo, entre Maza y Boedo.
Además, el Gobierno porteño proyecta un área peatonal entre Lavalle y Humahuaca, Salguero y Mario Bravo (con Guardia Vieja, entre Mario Bravo y Salguero), será un corredor con prioridad para la actividad gastronómica al aire libre.


 

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