Este miércoles por la mañana hubo una radio abierta a cargo de trabajadores del Hospital Ramos Mejía para denunciar la situación actual ante la segunda ola de coronavirus.
Dijeron que la terapia está casi a tope. “Tenemos 16 camas y hay 12 ocupadas”, dijo Claudio Gómez, trabajador de la salud y delegado.
Esta semana el Gobierno porteño dispuso que la Unidad Febril de Urgencia (UFU) del Ramos estará las 24 horas abierta, debido al nivel inédito de demanda de personas con síntomas compatibles con Covid-19.
Al respecto, Gómez dijo: “La verdad, da tristeza ver más de una cuadra y media de cola para hisoparse”.
El delegado manifestó que el personal del hospital está agotado y que hay pocas personas ante una demanda enorme. “Rápidamente se esta saturando el hospital”, dijo Gómez.
Por eso, redoblaron sus exigencias al Gobierno porteño: “No nos va a parar la nueva ola de la pandemia. Seguimos reclamando. Queremos que los compañeros no se contagien. Seguimos exigiendo equipos de protección en calidad y cantidad”.
Vale recordar que el año pasado los y las trabajadoras del Ramos tuvieron que acudir a la Justicia para pedir que el GCBA entregue los materiales correspondientes (barbijos, camisolines, guantes) en “cantidad y calidad”.
En cuanto al estado del personal, Gómez dijo: “Los compañeros están cansados y agobiados”.
Dijo que en 2020 las personas mayores de 60 años y con factores de riesgo fueron retiradas de la función diaria, pero que no hubo reemplazos.
“Ya el año pasado estábamos cansados, con un recurso humano muy justo. Al Gobierno porteño le pedimos que descongele la vacante de 100 puestos de trabajo”.
La reapertura del Jardín del Ramos Mejía (Venezuela y 24 de Noviembre) también estuvo presente.
En marzo de 2020 mudaron el establecimiento escolar (activo desde mediados de los años ochenta) a la flamante escuela dentro de la Plaza Manzana 66 (Catamarca y Jujuy).
Gómez dijo: “Pedimos que reabra el jardín maternal (el edificio educativo dentro del predio hospitalario). Su cierre perjudicó a nuestras compañeras y sus hijos. Tienen que hacer varias cuadras para dejar a sus niños”.
Además, el enroque de edificios enojó a la comunidad de Balvanera.
Los vecinos y la comunidad educativa piden que estén ambos establecimientos educativos abiertos para que haya más vacantes escolares en la zona.
J.C.