Como hace ya mucho tiempo se pudo ver una necesaria alegría en la gente, todos festejando la victoria de la última Copa América.
Salimos a sondear un poco el termómetro de la felicidad por las calles del rioba tras el peleado triunfo de la selección celeste y blanca ante Brasil en su mismísimo estadio Maracaná. Gracias al gol de Ángel Di María en el minuto 21 y un equipo que si bien no logró convertir otro pudo mantenerse invicto hasta el silbido del árbitro charrúa que dio por finalizado el juego y donde toda nuestra gran nación, dos días después de su aniversario, pudo festejar semejante victoria.
Copa que la última vez que fue alzada por nuestra selección fue en 1993. Copa que estando en la final contra Chile en el 2015 y empardando cero a cero, perdimos por penales, y como en un espantoso deja vu nuevamente en el 2016 del mismo modo. Y si es por deja vus, ambos resabios del Mundial FIFA 2014 contra Alemania… Las malas lenguas decían que la selección del capitán Messi no lograba levantarla para el país. ¡Hasta que lo lograron! ¡Se pudo! Alguno dirá que podrá haber dado una mano Maradona desde el cielo. Lo innegablemente es que el equipo del DT Lionel Scaloni mostró solvencia, excelentes jugadores y mucha táctica. Y vale reconocer que la selección contraria, con Neymar, no fue un contrincante fácil. Pero esta vez quedó afirmado que lo que es, es: Messi como el Mejor Jugador y Goleador de la copa, Di María y Emiliano Martínez Mejor Jugador de la Final y Mejor Arquero.
Pero volvamos a lo nuestro, al barrio y la alegría que nos une. La euforia de la gente. Si bien la avenida Corrientes es un pasillo que a pocas cuadras desemboca directamente en el principal y clásico punto de encuentro que es el Obelisco, hay que reconocer que muchos vecinos se sumaron al festejo también a pie y desde los balcones. Ver junta la gente, todos unidos, las familias, amigos y vecinos integrados con una misma alegría, sin opuesto visible, luego de más de un año y medio cargado de restricciones se sintió como un momento liberador. Supimos salir de ese “eterno” segundo lugar. Ya somos campeones de América nuevamente. La euforia sonaba al son de las bocinas y las vuvucelas por todos lados, no solamente la avenida Corrientes, también Belgrano, Rivadavia y las transversales que iban y venían llenas de autos bocinando su alegría. Las sonrisas en los rostros permanecerán en mis retinas para siempre.
Y ahora que logramos romper esa racha soñemos, ¿porqué no? que mañana también podremos ser campeones del mundo. Y esperemos que esta apertura se traslade a todos los hogares de todos los habitantes de este suelo. ¿Porqué no? Si somos ganadores… Además, soñar es gratis.
R.S.