Fernando Albelo, coach de una de las instituciones más prestigiosas del boxeo argentino, nos abrió las puertas de El Almagro, cuna de glorias y campeones.
A lo largo de esta historia, conoceremos la rica trayectoria de uno de los tantos clubes de mi barrio: Almagro Boxing Club. Nos calzaremos los guantes, el short y las botas para traspirar un poco y round a round y recorrer los casi 100 años de una institución llena de gloria en Almagro.
Fundada un 30 de abril 1923 sobre la calle Bogado en el cruce con Yatay, Don Santiago Bozzano junto a Pedro Giacobone fueron los creadores de un verdadero club de campeones cuando este deporte estaba en pleno apogeo en nuestro país. Aquellos primeros años todo se hacía a pulmón: el ring tenía el piso de tierra y para que los boxeadores se bañaran, había que conectar una manguera desde la casa de Don Bozzano, quien vivía al lado del sitio baldío donde todo comenzó.
Luego de un primer traslado a la calle Cangallo (entre Pringles y Yatay), Almagro Boxing Club se instaló definitivamente en el año 1945 en la avenida Díaz Vélez 4422. Hoy, su fachada es inconfundible en el barrio.
A un año de su centenario, en el club se sigue respirando boxeo como esos primeros días. Se puede percibir apenas uno ingresa al club: hombres y mujeres de distintas edades pegándole a la bolsa o combatiendo arriba del ring. Y así lo asegura un peso pesado de la institución: el entrenador Fernando Albelo quien ya cuenta con dos décadas trabajando en el club formando buenos boxeadores. El entrenador de 46 años llegó al Almagro cuando era joven y con el anhelo de ser campeón. Sin embargo, rápidamente tiró la toalla y prefirió seguir los pasos de su maestro.
“Decidí ser el ayudante de mi coach el gran “Negro” Eladio Herrera, ganador de una medalla de bronce en los Juegos Olímpicos de Helsinki en 1952. Tomé su ejemplo porque era un tipo muy querido que no se preocupaba tanto por competir, sino por enseñar. Era de cuidar mucho al boxeador para que no lo lastimaran”.
Así fueron los primeros pasos de Fernando en Almagro Boxing Club, adquiriendo toda la experiencia de su mentor. “Mi función era encargarme de los chicos que recién se sumaban al club. Les indicaba como caminar en el ring y que aprendan lo básico de este deporte”, explicó. Herrera no fue el único boxeador destacado que surgió de la institución. Albelo se encarga de nombrar a otras glorias formadas en El Almagro: Oscar Casanova y Carmelo Robledo, ganadores de medallas de oros en Juegos Olímpicos. Abel Laudonio, ganador de una medalla de bronce en Roma 1960 (recordado “porque una vez venció a Nicolino Locche”). Y el campeón mundial Pedro Rubén Decima salió de Almagro Boxing Club “luego se radicó en los Estados Unidos”.
“En la actualidad tengo la suerte de dirigir a grandes boxeadores que se están destacando en el profesionalismo”: Juan José “El Pitbull” Velasco , Karen “La Burbuja” Carabajal, Agustín Quintana y Jonatán Hernández .
“Lo mejor que tiene Almagro Boxing Club es que aquí se promueve el compañerismo, la educación, el respeto y la disciplina. No solo viene quien quiere ser profesional. También se suma gente que solo intenta ponerse en forma y sentirme a pleno en un deporte que tiene un entrenamiento muy completo. El Almagro tiene las puertas abiertas para todas aquellas personas que estén dispuestas a aprender y trabajar con voluntad”, concluyó Albelo, alguien que supo recibir y dar en un gran club de mi barrio.
Ramiro Caputo