Uno podría llegar a discutir el sentido real de los límites geográficos en naciones. Desde lo filosófico, de qué derecho real tiene una frontera a frenar seres humanos, hasta lo que sucede en la actualidad donde para ciertas cosas los límites nacionales se han desdibujado. Donde sabemos que al mundo hoy lo pretenden dirigir desde esferas internacionales personajes que nadie ha votado en ningún sitio pero que logran mediante manejos económicos y planes consensuados influenciar seriamente en el destino mundial. Son capaces de desarrollar modas donde se pueden llegar a defender los más alocados derechos, instalar consignas que cambian el rumbo del inconsciente colectivo así como también pueden decretar pandemias.
Hoy hay economías privadas más fuertes que economías de países grandes y son apenas diez las empresas dueñas de gran parte lo que se vende en las góndolas de los supermercados. Hay ejércitos privados que influyen profundamente en los conflictos actuales y como si fuera poco hay tipos, como Bill Gates, que tienen banca en la OMS con el poder de un representante de una nación solo por ser uno de los mayores aportantes a ese organismo que pretende dictaminar la salud del mundo entero (cabe agregar que Gates a su vez es uno de los mayores inversores en materia de vacunas en todo el mundo).
Hay un plan mundial digitado desde el Foro Económico Mundial donde, con Klaus Schwab a la cabeza -los promotores del transhumanismo y de la reducción de la población mundial- vienen instalando una agenda denominada 2030 aceptada por gran parte de los políticos. Para que quede claro, acá cuenta con el más fervoroso apoyo del oficialismo pero así también con el de la oposición más grande. Las mismas fundaciones, como las de George Soros, que bancan con dinero a políticos de un bando apoyan también al otro. Fundaciones que sostienen sitios que te dicen -sin pruebas contundentes y menos científicas- lo que tenés que entender como “verdad” así como desacreditan lo que debés aceptar como “bulo” o “mentira”.
Así que en todo este desdibujo donde notamos una gran manipulación diabólica tirando de los hilos desde las sombras para mantenernos en ilusiones uno podrá preguntarse sobre el verdadero sentido de la soberanía nacional.
Pero paremos la pelota. Ante toda esta manipulación cada uno de nosotros tiene aún poder de decisión. Aún podemos pensar libremente mientras podemos ir hacia el futuro que nos propongamos. Está en nosotros seguir aceptando ciertas cosas, como alimentos que enferman o remedios que dañan, mientras podemos buscar alternativas. Nuestra creatividad es hacedora de otros futuros que no pensaron desde el centro. Y volviendo al tema de las fronteras dejemos bien en claro que las Islas Malvinas están demasiado lejos de Inglaterra y por un tema de lógica geográfica pertenecen a este continente. Encima su historia demuestra que primero fueron argentinas. Recordemos que las Malvinas no son solo las islas rocosas y frías que vieron sufrir a muchos de nuestros jóvenes hace 40 años; también implican el posible petróleo que puedan tener, pero por sobre todo, se trata de acceso al terreno marítimo, la pesca y también, por qué no, a la cercanía del continente y por ende a la seguridad nacional. Por todo esto, mientras siga habiendo fronteras las Malvinas son y serán argentinas.
Rafael Sabini