Están los medios como locos anunciando el uso de la inteligencia artificial, en este momento con el furor del Chat GTP y especialmente luego de la advertencia de los propios propulsores de este tipo de tecnologías. Algunos argumentan la amenaza al empleo, puestos de trabajo que pronto serán reemplazados y el riesgo de una inteligencia artificial que se pueda ir autoprogramando y por ende reemplazándonos.
¡Pero paremos un poco la pelota! Desde hace más de cuatro décadas venimos siendo alarmados para temer ésto. Y como bien sabemos el miedo es una de las herramientas más importantes con las que los grupos de poder nos intentan mantener en estado de shock permanente para así poder manejarnos. Recordemos que el miedo atrofia el pensamiento lógico, lo vimos recientemente con ese invento macabro que fue la pandemia y todo su manejo con intrusivos hisopados –aunque el creador del PCR sostenía que no servían para ese fin– y las inoculaciones experimentales con tecnología transgénica en la que tantos confiamos. Pero volvamos a la IA.
Para la ciencia ficción es totalmente lícito proyectarnos un mundo controlado por máquinas que se autoprograman y se autogeneran. Pero que éstas –producidas por el hombre– le “ganen” al ser humano me parece un tanto necio y una mirada muy limitada de lo que somos. Podemos no creer que somos creados por Dios, podrán habernos convencido de que venimos del mono y que somos mero fruto azaroso del desarrollo evolutivo. Poco importa. Lo que no podemos negar jamás es lo complejos que somos, como un universo en nosotros mismos con toda nuestra microfauna. El yoga plantea cinco envolturas. Salvo que solo seamos conscientes de las envolturas más mundanas y pasemos por la vida como NPC (personajes no jugador de videojuego) sobreviviendo con el sistema parasimpático, tenemos uso -al menos esporádico- del observador consciente y de otras dimensiones, cuestiones que las máquinas (por ahora) están muy lejos de tener.
Por ende, pensar que la máquina podría ser más divina y eficiente que un ser humano desarrollado es tonto. Podrán ir modificando el mapa laborar; luego de cada revolución industrial se vienen mutando las profesiones y los oficios, donde es verdad que se pierden empleos, pero también se generan otros. Las máquinas podrán lograr muchísimas cosas, y en ciertos casos puntuales con mayor inteligencia que la de un ser humano, o con mayor fuerza, o precisión. Podrán reemplazar un locutor, pero jamás podrán reemplazar a un periodista. Podrán reemplazar un presidente, pero jamás un líder. Podrán mejorar muchas cosas específicas, pero están muy lejos de ser mejores que nosotros en un plano holístico que contemple todos los factores que nos componen. Eso para calmar las aguas.
Ahora algo más importante aún y de lo que no vi que se mencione en los medios masivos: la IA está programada por alguien, esos alguien tienen su cosmovisión y las respuestas por ende tienden a tener cierta inclinación… ¡la de sus programadores! Por ende solo veo esto como otro paso más en este plan sistemático de dominación mundial, donde unos pocos muy ricos pretenden manejar a todos sin siquiera ser votados. Donde ellos buscan enriquecerse a costillas del resto. Esto va de la mano con las censuras que se cometen en las redes sociales que hasta hace solo unos años eran supuestos bastiones de libertad. Esto va de la mano de las páginas que pretenden desmentir las mentiras (fake news) aportándonos la mirada de sus patrocinadores que, o casualidad, son los mismos que se reúnen para planificar pandemias y controlar la humanidad.
No nos dejemos engañar más. Las máscaras están cayendo. La verdad cada vez está más a la luz. Reflexionemos sin miedo. Somos seres libres y creativos. ¡Somos seres humanos!
Rafael Sabini