La asociación Cultura Abasto lanzó la campaña “No nos rompan las esquinas” en defensa de inmuebles de gran valor patrimonial. El objetivo es “traducir el actual Código Urbanístico (2018 y modificaciones) de lo técnico a cosas concretas, a ver en la calle su impacto negativo”. “No podemos seguir perdiendo patrimonio cultural arquitectónico”, alertó ante este medio el paisajista Fabio Márquez, integrante de esta entidad vecinal. Asegura que el objetivo no es convertir a la Ciudad de Buenos Aires en un museo, sino que el desarrollo no implique destruir aquellas construcciones que hacen a la historia, identidad e impronta porteña: “Hay que salvar lo que hace que esta ciudad sea tan maravillosa”.
La actividad de presentación se celebró el sábado 13 de julio con una caminata que partió desde “La Aurora” de Corrientes y Billinghurst y recorrió varios sitios históricos del Abasto como las cinco esquinas de San Luis y Billinghurst y varios cruces en Guardia Vieja. En adelante, continuarán con más acciones de difusión.
“Consideramos que las políticas públicas en la Ciudad de Buenos Aires vinculadas al patrimonio cultural arquitectónico son muy débiles, son muy vulnerables y no hay una convicción gubernamental de la importancia de preservar lo poco que nos queda del patrimonio construido en una ciudad que ha perdido muchísimo, pero le queda mucho todavía por cuidar. Es vulnerable de la codicia inmobiliaria”, resalta el especialista, conocido en redes sociales como Paisajeante, un difusor de la historia y el presente del patrimonio porteño que además organiza caminatas culturales de gran convocatoria.

Esquina de Maza y Don Bosco. Foto de Fabio Márquez.

“La campaña la lanzamos en Cultura Abasto como una forma de mostrar, en un sentido práctico, cómo impacta el Código Urbanístico. Lo mostramos a través de las esquinas. Los códigos anteriores, que tampoco eran una maravilla, planteaban que los cruces de calles eran sitios en donde se priorizaba el aire y la luz. Ahora no”, explicó.
“El CUr planteó el enrasamiento de las esquinas para que puedan tener la misma altura que el resto de la manzana como máximo construible”, agregó y señaló por qué son tan significativas: “Muchas esquinas patrimoniales sobrevivían ya que no era negocio demolerlas para poner un edificio nuevo, que iba a tener la misma altura. Por eso se conservó mucho patrimonio en esquinas. Ahora, al poder ser sustituidas por muchos metros cuadrados potenciales, a muchas esquinas patrimoniales le encuentran la vuelta para descatalogarlas, quitarles la protección que tenían debido a su antigüedad o particularidad”.
Márquez asegura que son “procedimientos viciados”, pese a que “los hacen pasar como legales”. Describe que el Consejo Asesor de Asuntos Patrimoniales (CAAP) es el órgano a cargo de esta tarea, integrado por varias áreas del Gobierno de la Ciudad y organizaciones de la sociedad civil como colegios de ingenieros y urbanistas profesionales. “Son cómplices de esta forma de depredar la ciudad”, resaltó.
En Cultura Abasto afirmaron a modo de manifiesto: “Exigimos la revisión del CUr y del funcionamiento del CAAP por parte de la Legislatura de la Ciudad, porque no queremos que nos sigan rompiendo esquinas”.
“En este contexto, largamos la campaña como una manera de mostrar lo que sucede con el Código Urbanístico desde un lugar visible. Este código de 2018 fue promovido durante la gestión de Horacio Rodríguez Larreta. Su sucesor, Jorge Macri, había dicho en campaña que lo iba a revisar, ahora manda a la Legislatura porteña una reforma, pero ya anunciaron que solo son ajustes. Por eso, no hay expectativas de que haya tomado la bandera de una revisión integral”.
En ese punto, sostiene que lo más probable es que persistan las “alianzas con empresas constructoras, inmobiliarias y estudios de arquitectura” que “están destruyéndonos la ciudad”: “Sustituyen patrimonio arquitectónico por arquitectura de mala calidad, basada solo en la menor inversión con la mayor cantidad de metros construibles y departamentos mínimos. Son edificios que van a envejecer mal. Nos hacen perder cielo, perderlo afecta a la calidad de vida, no es solo algo subjetivo, es algo probado mediante distintos estudios”.
Por eso, Cultura Abasto “busca sensibilizar e informar a la comunidad sobre las implicancias del código” vigente.
Según Márquez, la normativa actual “no genera una mejor ciudad, la deja presa del mercado neoliberal, la ciudad se transforma en un coto de caza extractivista y ni siquiera ofrece la posibilidad de viviendas para la gente que no tiene; hay unas 400.000 viviendas vacías en el presente que solo son reserva de valor”.
“Buenos Aires está dejando de ser Buenos Aires, con sus identidades barriales, producto de la acción gubernamental. Quienes deben preservarla hacen todo lo contrario. Quienes asumimos el rol de tratar de sostener lo público somos un montón de organizaciones no gubernamentales, ciudadanas y vecinales que nos ponemos al hombro la tarea de tratar de defender la ciudad que queremos”, destaca.
El paisajista aclara que esto no implica transformar a la CABA “en un museo”: “El patrimonio arquitectónico puede seguir estando en uso, refuncionalizarse. No es necesario estatizar todo para que se preserve. Al contrario, hay que generar políticas público-privadas proactivas, como han hecho otras ciudades del mundo. Hay que tomar experiencias exitosas y adaptarlas a lo que se necesita en Buenos Aires”.
“Hay que salvar lo que hace que esta ciudad sea tan maravillosa”, concluyó Fabio Márquez, paisajista e integrante de Cultura Abasto.

J.M.C.

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