“Un oasis para refrescarse de la dinámica y las fricciones naturales de la vida”. Así definen los maestros Jorge Bidondo (Shree Dev Hansa Nath) y Paola Rios (Ekara Devi Nath) al espacio del barrio de Balvanera ubicado en Lavalle 2050 para practicar Ayur Yoga Vital, una serie de “herramientas que se han ido desarrollando a lo largo de miles de años”, pero son además “estrategias vivas que se adaptan a la idiosincrasia de estos tiempos, a este momento, a este ser humano de hoy”.

Ambos maestros viven en Río Cuarto (Córdoba) y cuentan con décadas de experiencia, tanto en Argentina como en la India, motivo que les ha valido reconocimientos de autoridades y eminencias de yoga.

Además, los maestros asumieron el compromiso de difundir las enseñanzas de una tradición del linaje yógico Nath dirigiendo AYVIS, Ayur Yoga Vital International School, presidiendo la Federación de Yoga de la República Argentina (FYRA) y colaborando con la Fundación Sabiduría Práctica. Lograron el primer ashram de Ayur Yoga Vital llamado Ham Sa, que se encuentra inmerso entre montañas al sur de Córdoba, donde constantemente reciben a sus alumnos docentes y discípulos.

Como parte de su práctica, ahora desembarcan también en el barrio de Balvanera, en un “oasis” adaptado para la práctica de yoga vital, abierto a todas las personas, con y sin experiencia.

Miles de años atrás, los yoguis vivían de otro modo, con tiempos más relajados y un horizonte más conectado con la naturaleza. No obstante, sus inquietudes tenían muchos puntos de contacto con los problemas contemporáneos.

“En la dinámica de la ida cotidiana hay muchas fricciones que generan calor, hay momentos en donde uno necesita refrescarse de la dinámica y las fricciones naturales de la vida. Hay momentos en que necesitas ir a un pequeño oasis donde te puedas refrescar, relajar y cargar tus baterías para salir nuevamente a la dinámica del mundo, es parte de la vida. Nos proponemos en este lugar, darle un lugar para que pueda venir a refrescarse de las tensiones de la dinámica”, señalan los maestros.

A los antiguos maestros, los definen como “investigadores o científicos de sí mismos”. Gracias a ellos, con las generaciones se fueron puliendo las técnicas que llegan hasta nuestros días, no sin atravesar transformaciones. “La idea esencial parte de ahí, de la India, pero las formas, el formato el modo en que se intenta llevar adelante es distinto porque hoy las cosas marchan de otra forma, son otros tiempos”, señalan.

Allí radica la particularidad del Ayur Yoga Vital, ofrecer esas estrategias desde la individualidad y las búsquedas personales de cada individuo. No es necesario contar con experiencia previa, sino estar dispuesto a atravesar el camino de aprender, de despertar en despertar la esencia en el sentido budista, es decir, concentrarse y percibirse a uno mismo, a su entorno, a su propósito en la vida.

“Nuestro yoga es vital porque es algo vivo, se adapta constantemente y se personaliza constantemente”, señalan los maestros, resaltando el aspecto “pragmático”.

Para resumirlo, explican que no se trata de “lo que el yoga quiere de vos, sino lo que vos querés o estás buscando del yoga”. No hay competencias, no hay demostraciones, es la sinceridad con uno mismo, con lo que puede hacer y con lo que hace a su bienestar.

“Hay otras fórmulas más ortodoxas, más cerradas. En esencia es tan tradicional como cualquiera, pero la forma es adaptable, busca el efecto de personalización”, resaltan.

De este modo, uno puede ir a clases de Yoga Vital para “aliviar un dolor puntual de espalda”, y van a haber herramientas, prácticas y estrategias para ello. También puede ocurrir el caso en que la búsqueda sea a nivel espiritual: “Puede que vos quieras entrar en un contacto más profundo con vos mismo, reforzar tu autoestima. La autoestima no depende de lo que pasa afuera, depende de tu percepción interna, que conozcas tus valores. No que el otro los vea, sino que vos los veas, requiere de un abordaje interno”.

En línea con esto último, los maestros resaltan que en general en estos tiempos las personas “tratan de bloquear emociones intensas”: “La gente siente que si vive la emoción va a perder el control. Uno tiene que amigarse con sus emociones, experimentarlas, entenderlas, canalizar esas emociones. Que sirvan para ir en la dirección que vos querés ir”.

Ese es otro punto que resaltan los maestros, “saber a dónde vas”: “La mayoría de la gente, nos ha pasado a nosotros mismos, vamos por el mundo y cuando nos preguntan cuál es la meta o el objetivo de nuestra vida decimos “no sé”. No lo que estás haciendo ahora, el objetivo de vida. Si vos no tenés idea cuál es, cómo vas a avanzar, vas un poco para acá, un poco para allá. No tengo la visión general de hacia dónde me muevo, a dónde quiero llegar. Siempre voy en dirección a mi meta, cuando no sé dónde está mi meta mi energía se pierde”.

Los maestros, a lo largo de los años, encontraron su meta y han profundizado en el conocimiento y la enseñanza del yoga. Han viajado, conocido gente, han visto sus progresos a lo largo de sus prácticas.

“Cuando empiezas este camino buscas satisfacer tus necesidades. Luego, surge la necesidad de compartir con otras personas, compartir con las demás personas que ellos encuentren sus soluciones acá. Hacer feliz a alguien te hace feliz a vos también. Uno de los mayores beneficios de dedicarse a enseñar es ver a los alumnos desarrollarse, volverse plenos, superar sus limitaciones”, concluyen los maestros de yoga vital.

Juan Manuel Castro

 

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