La activación recupera el formato de grabación en cilindros y tiene lugar dentro del Laboratorio de impresiones. 100 años del disco argentino, una muestra del eje Innovación de Narrativas Cruzadas, que conmemora la instalación de la primera prensadora de discos en la Argentina.
El Ministerio de Cultura de la Ciudad de Buenos Aires presenta una experiencia de grabación acústica en cilindros a cargo de Guillermo Elías, con participación del público, que se desarrollará el sábado 18 de mayo, de 17 a 19hs, con entrada gratuita, como parte de la exposicion “Laboratorio de impresiones. 100 años del disco argentino” en el Museo Casa de Carlos Gardel (Jean Jaures 735).
De la misma manera en que lo hizo Thomas A. Edison al descubrir el registro sonoro reproducible en 1877, se hará una grabación en papel de estaño “Tin foil” utilizando esa antigua técnica.
Sobre Guillermo César Elías:
Nació en Salta en 1970. Discófilo, Coleccionista. Su especialidad es la paleofonografía y los registros del período acústico. Es Locutor Nacional de Radio y TV, Profesor de Enseñanza Primaria y Bibliotecario Nacional. Es autor del libro “Historias con Voz: Una Instantánea fonográfica de Buenos Ayres a principios del siglo XX”. Es miembro de Número de la Academia Porteña del Lunfardo.
Sobre Laboratorio de impresiones. 100 años del disco argentino:
La exposición pertenece al eje Innovación de Narrativas Cruzadas, una propuesta que se extenderá durante todo el año interrelacionando distintas formas de entender las dinámicas artísticas que atraviesan los Museos de Buenos Aires.
El laboratorio/exposición propone repensar nuestro vínculo actual y futuro con la música. Conmemora el centenario de la instalación de la primera prensadora de discos en la Argentina, el momento en que se hizo posible que un disco sea producido localmente desde la grabación hasta el prensado. Busca mostrar ese “lado oculto” de los discos. Se develan las características de los antiguos estudios de grabación que funcionaron hasta mediados de la década de 1920. Antes de la invención del micrófono, los músicos dejaban sus marcas en surcos gracias a un complejo sistema de bocinas que permitían “impresionar” los discos.
Los visitantes son invitados a hacer sus propios registros para poder experimentar algo de lo que ocurría en aquellos “laboratorios de impresiones”. Un instrumento musical especialmente diseñado para grabar con aquella tecnología “acústica” completa el panorama de esa rudimentaria forma de grabar: el violín corneta. Se emulan además distintos modos de registro para conocer la evolución del sonido grabado a lo largo del Siglo XX.
Foto: GCBA