“Lo fundamental es la parte social, caminamos kilómetros y kilómetros curioseando”, cuenta el vecino Constantino Miguel Di Nisio, impulsor del grupo Alegres caminamos desde Almagro, que este mes cumple su primer año de vida. Todos los martes un grupo de personas de distinta edad se junta a las 10 de la mañana en la esquina de Las Violetas, en Medrano y Rivadavia, para iniciar una marcha por distintos puntos de la ciudad. También hacen visitas específicas a museos y otras instituciones de interés. Toda la propuesta es gratuita.
“El nombre del grupo viene de la caminata. La actividad física es una buena excusa para convocar a la gente, pero lo físico no es la finalidad. Podemos recorrer 14 kilómetros en una mañana, haciendo distintas paradas”, explica este médico jubilado que se propuso generar un espacio de encuentro para “disfrutar de lo recreativo”: “Lo pasamos bárbaro”.
El vecino cuenta que integra varios grupos de caminantes y notó que faltaba “una oferta en un día hábil a la mañana en horario de trabajo que no fuera una actividad física”. Por eso se encargó de generar una actividad de este tipo y al poco tiempo encontró una comunidad estable interesada en la propuesta.
“El estilo que copiamos es el estilo del flâneur”, destaca Constantino y suma: “El curioso que va caminando y mirando”. Por eso, aclara que esto no se trata de una visita guiada: “Puede que las personas que participan algunas sean guías o tengan conocimientos específicos de un tema. Comentan, hacen su aporte, pero cualquiera de los participantes comenta sobre los lugares que visitamos. En muchos casos las personas cuentan cosas de su vida, se abren y se genera un momento muy lindo”.
“Es un grupo muy receptivo. Lo importante es que las personas se sientan cómodas en cada encuentro, en cada actividad. Siempre es una alegría cuando viene gente por primera vez”, destaca el vecino.
La cuestión social es clave y se palpita desde el inicio de los encuentros. “Cada martes, cuando nos juntamos en la puerta de Las Violetas consensuamos un itinerario”, destaca el vecino.
Muchas veces, aparte de caminar, utilizan algún transporte público para llegar al lugar elegido. Lo que sí, no puede faltar el momento de “charla, una cafeteada en algún lugar que nos llame la atención”.
Por caso, al cierre de esta edición se habían juntado el martes en Almagro y de ahí partieron hacia el barrio de Saavedra, dieron la vuelta al parque y enfrente tomaron un café en un icónico local montado en la estructura de un vivero antiguo.
El vecino cuenta que “se crea el hábito” y que esta actividad empieza a ser parte de la vida cotidiana de los vecinos. En redes sociales cuentan con un grupo en el que participa un centenar de personas que alternan su presencia los días de actividad. Allí también se comparten saberes, se planifican actividades especiales como las visitas a museos y se consolida esta comunidad caminante.
“Es toda una movida. Apuntamos a no repetir itinerarios, que sea más gente la que participa, pasar un buen rato, contagiarnos alegría en medio de una actividad compartida”, concluye el vecino impulsor de este espacio en constante movimiento.
J.M.C.