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Almagro: la Legislatura porteña celebra los 100 años de la Biblioteca Argentina para Ciegos

Lezica 3909.

La Legislatura de la Ciudad de Buenos Aires aprobó este jueves un proyecto de Resolución elaborado por Juan Manuel Valdés y expresó “su beneplácito al cumplirse el 100° aniversario de la Fundación de la Biblioteca Argentina para Ciegos” del barrio de Almagro. Además, colocará una placa conmemorativa en la sede de Lezica 3909.

La defensa de este homenaje menciona que la Biblioteca Argentina para Ciegos (BAC) es una asociación civil actualmente ubicada en el barrio de Almagro, calle Lezica 3909, dirigida por personas con discapacidad visual: “El 18 de septiembre de 2024 cumplirá 100 años de existencia, lo que constituye un hito en la continuidad de servicios y actividades en pos del acceso a la información y a la cultura por parte de las personas ciegas y con baja visión”.

El texto firmado por Valdés suma: “En 1924 ya existían algunas valiosas iniciativas en favor de la educación de este sector de la población: en 1908 se había producido la nacionalización del Instituto de Ciegos, y en 1916 surgió la Sociedad de Ciegos “La Fraternal”. Pero faltaba un instrumento indispensable: la producción de libros en braille, que generalmente sólo provenían de Europa. La creación de la BAC tuvo como propósito inicial modificar esta realidad. Entre sus fundadores se hallaban personas con y sin discapacidad visual: Julián Baquero, Agustín C. Rebuffo, Alberto Larrán de Vere y María C. Marchi, a los que cabe agregar a Vicenta Castro Cambón y Antonio Pegoraro, entre otros. Desde los inicios, como también sucede en la actualidad, se destacó el rol preponderante del voluntariado: en seguida se formó un cuerpo de copistas (en su mayoría mujeres) que transcribían a mano los libros de tinta a braille”.

Se agrega: “En 1927 se inauguró la imprenta, la primera en su tipo de América Latina, que ese mismo año publicó la primera revista en braille de nuestro continente: “Hacia la Luz”. A partir de 1932, el hecho de contar con una sede propia permitió la ampliación y diversificación de actividades. Así, la prosecución de un objetivo específico: contar con libros y revistas en braille, aglutinó distintas demandas y necesidades: acceso al estudio y al trabajo, formas de sociabilidad y recreación, todo lo cual llevó a la ampliación del movimiento tiflológico y al surgimiento de nuevas instituciones y variadas formas de participación, así como en nuestro tiempo posibilita la interseccionalidad con movimientos de género y diversidad sexual. Hoy la BAC es la organización de personas con discapacidad visual más antigua de la región. Forma parte de la CONABIP y está afiliada a la Federación Argentina de Instituciones de Ciegos y Amblíopes (FAICA), a la Unión Latinoamericana de Ciegos (ULAC) y a la Federación Internacional de Asociaciones de Bibliotecas (IFLA)”.

“Cuenta con una biblioteca de libros en braille y audio que se distribuyen gratuitamente a socios y usuarios en Argentina y países limítrofes. Su imprenta informatizada produce tanto señalética en aluminio como textos en papel, en braille y tinta: libros, revistas, resúmenes bancarios, facturas de servicios, folletos, menúes de restaurantes, entre otros. Mediante su tienda se distribuyen materiales de lectura y escritura, juegos y elementos de la vida cotidiana. Su salón de lectura dispone de capacidad para 60 personas y allí se realizan eventos musicales, lúdicos y recreativos. Asimismo, asesora a organismos públicos y privados sobre los modos de generar accesibilidad en ámbitos como museos, espacios turísticos y comercios gastronómicos. Ofrece talleres de lectura, braille, computación, yoga, tejido y teatro, entre otros. En los últimos años, en alianza con Copidis y con el apoyo del área de Fortalecimiento del GCBA, la BAC está desarrollando proyectos para remover barreras en el acceso al turismo y la recreación, con recorridos y visitas por espacios significativos en los distintos barrios de la ciudad y la reproducción en 3D de monumentos y sitios de interés”, evoca el texto parlamentario.

“En 2014, el edificio que ocupa la BAC fue declarado Patrimonio Urbano por la Legislatura Porteña, bajo la Ley 4925 que protege las propiedades construidas antes de 1941. Declarar el beneplácito por los 100 años de esta biblioteca es más que reconocer el aniversario de una trayectoria particular. En la celebración se cifra un logro y a la vez se plasma el anhelo colectivo que aún está lejos de cumplirse: la participación cotidiana personal y social basada en la igualdad de oportunidades, libre de prejuicios y barreras”, finaliza la defensa del homenaje aprobado este jueves.

J.C.

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