Muchos palacios porteños están inspirados en Chateaux franceses, pero un investigador amateur descubrió en Google Street View el original idéntico en la aristocrática playa de Trouville Sur Mer.
El patrimonio arquitectónico porteño cuenta con una numerosa legión de entusiastas en las redes. Docenas de Grupos de Facebook, cuentas de instagram y blogs están dedicados exclusivamente a la obra individual de ingenieros, arquitectos y constructores reconocidos, los estilos arquitectónicos tienen su propio hashtag y los edificios demolidos levantan comentarios al estilo de “¿Qué nos paso”? o “¿Quién autorizó esa demolición?”
Alejandro Machado -@cronistadetuciudad, en instagram- administra el blog www.arquitectos-franceses-argentina.blogspot.com, que reúne más de 1000 edificios de 60 profesionales galos o argentinos que estudiaron en Francia y edificaron en Sudámerica, aportó un curioso “descubrimiento” sobre un emblemático edificio del barrio de Almagro, el Palacio Muñiz, del cual se conoce una sola foto, es la réplica exacta a uno que está en pie en la calle Louis Pasteur 3, de la villa balnearia de Trouville Sur Mer, una zona muy visitada por los acaudalados argentinos de la Belle Époque, junto con las cercanas playas de Deauville y Houlgate, cuyas costas están bordeadas por Chalet normandos, pintorequistas y Luis XIII, ni más ni menos que los que se reprodujo en Mar del Plata en la primeras 2 décadas del Siglo XX.
El investigador Carlos Rezzónico fue el primero en echar luz sobre el chateau de la primera cuadra de la calle Mármol, de hecho su foto es la tapa de su libro “Antiguas quintas porteñas” (1996), documentando los dueños de la parcela desde 1840. El propietario que encargó palacete estilo Renacimiento fue Ramón Baldomero Muñiz, jurisconsulto, casado con Isabel Frias, con una cerca de hierro forjado marcaba el perímetro de casi una hectárea.
En el lujoso edificio realizó un agasajo a dignatarios chilenos de la curia de Santiago de Chile. Muñiz falleció en 1909 y su viuda e cinco hijos varones heredaron la propiedad. En 1911, Doña Isabel trabó una hipoteca con el Banque Hypothécaire Trasatlantique por 770 mil francos oro. Retrasada en los pagos, el Banco le ejecutó la garantía: el chateau de Almagro, para luego vender el terreno en 500.000 pesos de la época al rentista Lorenzo Raggio, que con el tiempo donaría la escuela de Cabildo y General Paz. Luego de sucesivos loteos, la parcela terminó con edificios de renta sobre Mármol y Rivadavia y un gran tinglado sobre Yrigoyen 4167.
Pero Rezzónico no consignaba la autoría del chateau…
¿Quién lo había proyectado?
“Somos un grupo de diez locos de la arquitectura porteña, cada uno apasionado por algo, muchos colaboran con mis blogs, Esteban Güerri es un profesor de inglés que estudia avisos inmobiliarios de diarios antiguos y me sumó la crónica “Alrededores de Buenos Aires” de un ejemplar de La Nación 1894 donde se consigna que fue “la primera quinta de Almagro”, que el Sr. Muñiz le había encargado el casco de su quinta al arquitecto “grou dupatty” según los planos de Garnier, el arquitecto de la Ópera de París según el modelo del castillo Thiers de Trouville, ahí me di cuenta del error fonético del que escribió la nota, yo sabía que el arquitecto de la primera Municipalidad de Lomas de Zamora era Théodore Jean de Groux de Patty” y era contemporáneo, así que con más ilusión que certeza, me metí en Google Street View, donde, a los 7 minutos, lo encontré, intacto, igualito, no lo podía creer, después busqué de Garnier, pero en sus obras conocidas no aparecía”, relata Machado.
Ya tenían el autor de la obra de Almagro…
Groux de Patty participó en el Concurso de Proyectos de la Sede de la Casa Matriz del Banco de la Provincia de Buenos Aires, en el Concurso de Proyectos para la Apertura de la Avenida de Mayo (1894), y en el Concurso de Proyectos para el Mausoleo del Libertador General Don José de San Martín, en la Catedral Metropolitana y fue el creador de la primera revista de arquitectura de la Argentina: “Revista de Arquitectura y de Trabajos Públicos, Periódico de los arquitectos, arqueólogos, industriales y propietarios (Buenos Aires)”,(1874-1893).
Pero… ¿Era el gran Charles Garnier el autor del original?
Buceando en las redes Machado también encontró los datos que desmintieron la autoría del creador de la Opera Parisina, el dueño del Chateau normando fue el banquero Alfred Honoré que encargó los planos al arquitecto Desiré Devrez… ¡en el año 1868!
Ahora también tenían el autor del original.
En páginas web de Trouville aparecieron las fotos antiguas que está el blog, los dos edificios son idénticos, en volumen, entradas, ventanas, con mínimas variaciones, pero la misma torreta cilíndrica, la cúpula de base cuadrada, el techo en crucero, la puerta de entrada en el mismo lugar…
Ya publicado el posteo en redes, el reconocido periodista de pesca Néstor Saavedra, otro colaborador de los blogs, aportó el aviso de remate judicial, de 1917, otra perla del diario La Nación, que publicita el terreno con salida a tres calles, con insólita minuciosidad “Calles Rivadavia, Mármol y Victoria, 8932 metros 19 centímetros, o sea 11.191,85 v.c.”, aviso que aporta con todo detalle la distribución de cada piso, y las instalaciones de la parquización, “invernáculo de hierro” o “invernáculo de madera”, “Molino hércules, premiando en la exposición de 1900”, pileta y aljibe y la mencionada verja perimetral. Además, un nieto de matrimonio Muñiz Frías, Francisco, confirmó la historia, a Bruno Correia, de www.hdarg.com, una cuenta de fotos antiguas de Buenos Aires, asociada a los blogs de Machado, qué, investigando en el Mapa interactivo de Buenos Aires, comprobó que la residencia sobrevivió al menos hasta 1940. En el registro de 1965, ya no aparece.
Sobre la actualidad de la casona del 6 de Rue Pasteur, un sitio francés que releva las maravillas arquitéctonicas de la zona de Calvados, consigna: Villa Sidonia es una de las pocas que no se dividió en departamentos. El propietario, que pasa la mitad del año allí, dice que “esta casa de mediados del siglo XIX pertenece a mi familia desde 1922″. El chalet también sirvió de casino cuando se incendió el del pueblo en 1905. El dueño explica que el mantenimiento de estas casas antiguas es muy difícil: “Son trabajos titánicos. Hice rehacer todo desde el techo hasta las escaleras porque está muy expuesto a tormentas de arena y lluvia”.
El chateau original sigue a metros del Atlántico, cerca del Puerto de L´Havre, con 152 años de antigüedad, está restaurado y como nuevo, el nuestro, a metros de Rivadavia 4200, no duró ni 50 años y solo es rescatado por casi anónimos difusores del patrimonio.