El Boliche de Roberto, con sus 130 años recién cumplidos, cada día canta mejor. En este lugar el propio Carlos Gardel entonó sus tangazos para la barra fiel en una tradición a viva voz que se renueva cada noche cuando artistas de todas las generaciones dicen presente entre las mesas del icónico Bar Notable de Bulnes y Perón, en el corazón de Almagro.
De los carreros que venían al Mercado del Abasto a caballo a fines del siglo XIX a los habitués del presente que llegan en bici o caminando con sus bandoneones al hombro, algunas cosas nunca cambian en el barrio: la buena música y las ganas de disfrutar la compañía entre amigos, colegas, vecinos. Hoy el ambiente de camaradería convive con el deslumbramiento de los recién llegados, a fuerza del boca en boca. La suerte corre también para los tangueros: están quienes hacen sus primeras horas de vuelo y a la vez aquellos consagrados que pasan el rato entre amigos, despuntando el vicio.
A kilómetros se puede distinguir este faro de la identidad local. Por fuera, resaltan sus murales de Gardel y Pugliese, hechos por el icónico muralista Crespi (quien dejó su obra en otros tantos rincones del barrio como la parrilla La Banda de Valentín Gómez y Bustamante o el boliche Sanata-Crespi de Sarmiento y Bustamante, que en homenaje incluyó su nombre).
Por dentro, lo de Roberto asoma como un viaje a otros tiempos con su mostrador de madera, los techos altos, la colección de botellas vacías en los estantes, las fotos de camadas antiguas. Y sin embargo en el aire flota efervescencia y magnetismo, no melancolía.
Al cierre de esta edición, la actual administración del Bar Notable iba a festejar en grande: el domingo 15 de octubre desde las 18 se realizó un festejo callejero con más de siete horas continuadas de tango en vivo.
Entre otros, estaban convocados Criminal Tango, Román Vergani, Tangos Espirituales (Fayó, Gaume y De Carlo), Víctor Palomeque, Juan Azar, entre otros. Durante la jornada se iban a juntar alimentos y artículos de limpieza para el Comedor Comunitario Athos Mariani de Boedo.
Lo de Roberto hoy luce saludable, lleno y con infinidad de proyectos por delante. En tiempos de la pandemia estuvo cerrado por reformas, en el marco de una nueva administración. Reabrió en diciembre de 2020 y apostó por una grilla continuada de tango todos los días.
Así, en 2021 fue una de las sedes del primer Festival Emergente de Tango de Abasto y Almagro (FETAA), organizado por vecinos, artistas y gestores culturales, muchos de ellos y ellas habitués de Roberto.
Por otra parte, esta primavera se cumplió un año de la recuperación de su condición de Bar Notable, la cual había perdido hacía al menos un lustro por temas administrativos. Volvió así a integrar el listado oficial confeccionado por el Ministerio de Cultura porteño.
En cuanto a la historia del boliche, sus propios referentes evocan en redes sociales -mediante un texto elaborado por su refernete Merlina (@merlinitatupesadilla)- el lazo con el Mercado de Abasto: “En el año 1893, Francisco Pérez (asturiano) abría bajo el nombre de “Casaquinta”, donde descansaban los caballos de los carreros que venían al Mercado del Abasto”.
“Años más tarde, más exactamente en 1929, la Plaza Almagro, mediante una ordenanza municipal recibiría el nombre 12 de Octubre, y el dueño de Casaquinta, decide cambiar el nombre del despacho de bebidas por el mismo que llevaría la plaza que se encuentra en diagonal al Boliche. Y aunque en 1934 la Plaza adquirió el nombre con el cual la conocemos hoy, el bar siguió bajo esa denominación”, sumaron.
“Los años pasaron y Francisco muere, dejando a cargo del local, a su hijo Roberto Pérez, quien crea en conjunto a Roberto Medina, la peña de los jueves. El Boliche empezó a tomar fama, venían de muchos lados a escuchar la peña de Roberto, es por eso que en los años 90′ se renombra popularmente al bar como “Boliche de Roberto”, cierran sobre la mística del lugar.
J.M.C.