Cuando uno se especializa en algo, cualquier disciplina, uno va notando que para mejorar lo que principalmente debe cambiar es a sí mismo. Habrá quienes le dan más importancia a los accesorios, o en caso de competiciones decisiones de árbitros, pero cualquiera que realmente profundiza sabe que eso en definitiva es apenas un poco más, la esencia está en uno mismo. Para mejorar uno debe pulirse a sí mismo. Y algo llamativo es que encontrará que hay más para mejorar, la vía de estudio no tiene fin.
¿Y por qué sería diferente la vida misma? Hay quienes se la pasan criticando a los demás sin modificar nada de su propia conducta, cuestión que los va llevando a la autodestrucción. Las corrientes espirituales tienen diferentes maneras de explicar esto. Por ejemplo, Jesús propuso dejar de mirar la paja en el ojo ajeno y en su lugar enfocarse en la viga del ojo propio. Para la mayoría de las corrientes yógicas se considera que todo es uno y que por ende uno debe comenzar por sí mismo; donde la mirada binaria es justamente echar el problema hacia afuera, “es el otro quien debe cambiar”. Diría que todas las líneas de psicología sostienen que nosotros nos molestamos con el otro por temas que nosotros mismos tendemos a hacer, de otro modo no lo registraríamos así.
En definitiva, hacernos cargo. A eso voy en este breve texto. Hacernos cargo de lo que nosotros no hacemos tan bien, donde nosotros fallamos o simplemente donde nosotros podríamos dedicar más tiempo o energía para que de a poco nuestra vida sea más amena, sana y más feliz. Si nuestra vida se armoniza estamos compartiendo energía positiva a nuestro entorno, por ende sumamos nuestro granito de arena para un mundo mejor. Así es que el hacernos cargo implica también un acto revolucionario en sí mismo.
Una persona que sigue ciegamente no se hace cargo: la obediencia de vida y el fanatismo son exactamente lo opuesto. Pero también es lo opuesto dejarse llevar por los placeres nocivos inmediatos pateando para adelante en lugar de “tomar el toro por las astas”. La única salida es hacerse cargo, hacer lo que uno tiene que hacer, siempre lo mejor posible, con excelencia, con dedicación, con amor y buscando siempre superarnos a nosotros mismos. Alguno podrá pulirse en artes marciales y/o yoga, otros en algún deporte, teatro, plástica o en música. En la disciplina que fuere. Lo importante es que esa especialización irá tiñendo nuestro desenvolvimiento en otras áreas de nuestra vida tanto en el ámbito familiar, laborar como vecinal y así estaremos también aportando luz a este mundo.
Rafael Sabini
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