El artista urbano Gastón Liberto realizó una pintura de astro tanguero sobre una de las paredes del icónico inmueble de Anchorena y el pasaje Gardel para dar inicio a su proyecto pictórico por el cual quiere plasmar su arte en las 24 jurisdicciones de Argentina (23 provincias y CABA).
“Empezar en Buenos Aires con Gardel en esa esquina lo merecía”, contó el autor a revista El Abasto y aseguró que el Zorzal Criollo “es uno de los iconos más grandes de la Argentina”.
Agrega que su intención es pintar una superficie mayor en el inmueble que ocupó Chanta Cuatro. Al cierre de esta edición, estaba averiguando por las autorizaciones correspondientes.
El mítico Chanta Cuatro abrió en 1893 como un restaurante y hotel. A diario se llenaba de trabajadores del antiguo Mercado de Abasto. Allí el propio Gardel pasaba veladas junto a su barra querida de amigos y compinches.
El cierre del Mercado de Abasto en los años ochenta impactó en la zona. Chanta Cuatro corrió la misma suerte. Al tiempo reabrió como Restaurante Esquina Carlos Gardel y en 2001 fue declarado Sitio de Interés Cultural de la CABA. Era un punto de gastronomía y espectáculos tangueros, mayormente orientado al turismo.
De forma repentina, en 2018 el lugar volvió a cerrar. Desde entonces, hay incertidumbre sobre su futuro y preocupación por el deterioro del lugar, una joya del estilo Art Nouveau. Aparte, se han perdido piezas de valor patrimonial como placas conmemorativas y ornamentos.
Es por esta historia que el artista eligió el Abasto para iniciar su proyecto federal. Su primera obra fue aquí “por lo que simboliza este inmueble y porque estaba abandonado y muy deteriorado en su fachada”. Lo definió como “un símbolo de esplendor e Identidad Argentina” a revalorizar.
A fines de agosto y con la ayuda de dos asistentes, el autor pasó una tarde entre pinceladas y charlas con la gente que se acercaba a saludar y felicitar. “Fue una experiencia al ritmo del barrio y de su gente”, remarca.
“Los vecinos y turistas fueron super, estaban contentos de encontrarlo a Gardel. Se tomaban fotos y comentaban. Algunos, los más jóvenes, no lo conocían. Por eso la importancia de retratar a los referentes de nuestra cultura para las nuevas generaciones”, asegura.
Sobre su paso por el Abasto, el artista resalta: “La mezcla de turismo y vecinos del shopping y el barrio de lo viejo y lo nuevo de la esencia y la imagen”.
Además, Liberto pintó a mediados de septiembre un mural de Diego Armando Maradona en la casa que el 10 habitó en Villa Devoto, la cual había comprado en los años ochenta para sus padres. La misma se puso en venta tras la muerte del ídolo futbolístico. Ante la falta de interesados, se especuló con su demolición para construir un edificio de departamentos. Finalmente, apareció un grupo comprador, el cual abrió las puertas para que los hinchas disfrutaran los partidos de la Selección durante el Mundial de Qatar. Los nuevos dueños encomendaron a un estudio de arquitectura la puesta en valor de la propiedad y sus arquitectos llamaron a Liberto.
“Es una experiencia infinita, como el Diego. Es un grandioso honor ser el único artista en retratar a Maradona en el que fue su hogar y poder conocer personas que lo quisieron mucho”, indica el autor.
A futuro, Liberto busca avanzar con su proyecto en las 24 jurisdicciones. También tiene planeado viajar a Miami y Barcelona a dejar motivos sobre “la cultura argentina”.

J.M.C.

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