Este viernes se hizo la cuarta edición del Museo Vivo por las Calles del Abasto, un recorrido histórico, lúdico y comunitario por sitios emblemáticos. Está organizado por vecinos e instituciones zonales. Se hizo en el marco de la Maratón Abasto de la edición 12 del Festival Internacional de Buenos Aires (FIBA). En principio, como las veces anteriores, esta actividad se iba a hacer durante La Noche de los Museos, el 10 de noviembre pasado, pero se suspendió por lluvia.
El punto de encuentro, y la primera de diez paradas, fue el frente de la Casona Cultural Humahuaca, en Bustamante y Humahuaca. Pasadas las 19.30 la caravana de vecinos arrancó el recorrido.
A mitad de cuadra de Bustamante, entre Humahuaca y Guardia Vieja (donde se desplegaban parte de las actividades del FIBA Maratón Abasto) se hizo un homenaje al adoquinado porteño. Los organizadores del Museo Vivo resaltaron que es un símbolo de identidad y recordaron que forma parte del patrimonio de la Ciudad.
Con la agrupación de candombe de la Casona al frente, el grupo de vecinos caminó por Humahuaca hasta la esquina de Gallo. Allí se hizo un homenaje a Luca Prodan, quien vivía en el séptimo piso de Gallo 492 (hay una placa recordatoria de la Legislatura porteña). En frente está todavía en pie el Bar El Destino. Cuentan que el líder de SUMO pasaba allí las tardes y fue donde compuso varios temas, incluido Mañana en el Abasto. Hubo una representación actoral donde Luca Prodan escribía el célebre himno rockero al barrio que los vecinos terminaron cantado a capela.
La cuarta parada fue en Humahuaca, entre Agüero y Gallo. A mitad de cuadra hay un mural hecho por el taller de muralismo de la Casona (TA.CA.MU.CO), a cargo de Ariel Muñoz y Roberto Trejo. Contaron que fue un trabajo colectivo entre 15 talleristas, quienes elaboraron el diseño en base a debates sobre urbanismo, sociedad, vida comunitaria. El mural (que fue tapa de nuestra edición gráfica de julio) muestra una invasión de insectos en el Abasto, a la vez que sirve como crítica social y homenaje a íconos locales como el viejo Mercado y Prodan. Varios vecinos tomaron pinceles y repararon partes descascaradas del mural.
En ese mismo lugar tomaron la palabra la integrante de la Junta Comunal 3 (Balvanera y San Cristóbal), María Suárez, y su par de la Junta Comunal 5 (Almagro y Boedo) Laura Corvalán. Fue para contar a los vecinos que la calle Gallo separa Almagro de Balvanera, pese a que en el imaginario la zona del Abasto (que no existe como barrio oficial porteño) abarca todas estas calles. El objetivo fue entregar una declaración de Interés Cultural al Museo Vivo por parte de la Junta Comunal 3. También las comuneras resaltaron que este tipo de iniciativas buscan “recuperar la memoria, vivir en un barrio con identidad”.
La quinta parada fue al pie de la escalinata de Agüero del shopping. Ante la mirada de los post-floggers, los trabajadores de Rappi que aguardan pedidos y las familias que paseaban por el centro comercial hubo una función del Teatro del Oprimido de la Casona. “Teatro político”, definieron luego. Como en la edición anterior, la pieza fue una crítica social a los recortes gubernamentales en áreas clave para el pueblo como educación y salud, aparte de reprochar la precarización laboral. La obra no era hablada, los actores hacían gestos y sonidos guturales. En un momento, los actores que representaban docentes, médicos y obreros protestaban contra los funcionarios públicos al grito de “Epa”. Terminada la función los organizadores del Museo Vivo contaron que a pocas cuadras se hacían ruidazos contra la suba de tarifas en servicios públicos. El centenar de vecinos presentes gritó un largo rato “Epa” como una forma de sumarse a ese reclamo.
La sexta parada fue en la escalera del hipermercado COTO (Agüero y Guardia Vieja). Allí integrantes de Proteger Abasto y la Comisión de Patrimonio de la Comuna 5 repasaron la historia del Mercado Proveedor. Contaron que sobre la calle Lavalle está la estructura del Viejo Mercado, que data de 1893. Está inspirado en mercados europeos como el Covent Garden de Londres. La del lado de avenida Corrientes es de la década del 30 y fue hecha en hormigón armado. Tenía escaleras mecánicas, ventilación, iluminación natural en muros y techos, lo que lo ponía a la vanguardia de la época.
“Donde hoy está el COTO y en las torres de Gallo (y Guardia Vieja) había edificios anexos del Mercado. Eran tres cuadras que forjaron una cultura en los habitantes y trabajadores de la zona”, dijeron. Contaron como dato de color que la mercadería del interior era enviada en el tren rural que tenía cabecera en la Chacarita, luego se bajaba al subte en las noches y llegaba hasta el segundo subsuelo del Mercado. Un incendio en 1952 (tema que aborda el grupo de Teatro Comunitario de Almagro-Abasto en sus funciones) hizo que se clausure el segundo subsuelo del Mercado. Tras la reinauguración del edificio como shopping en 1997 se volvió a usar.
La séptima parada fue en la sucursal Abasto del Banco Credicoop, que este año cumple cuatro décadas de vida. La Comisión de Asociados del Banco fue la anfitriona. En el hall donde están los cajeros automáticos brindó una charla a los vecinos. Constaron que en la década de 1950 italianos fruteros del Mercado de Abasto fundaron la Cooperativa de Crédito Limitada Dante Alighieri para fomentar el ahorro y el apoyo financiero. “Venían los trabajadores y daban vuelta su guardapolvo que estaba lleno de monedas para depositar sus ahorros”, contaban. En 1979 la dictadura militar impidió su continuidad. “Fue con la ley de entidades financieras, ley que por desgracia hoy sigue vigente”, lamentaron. Dijeron que tanto el banco como la Comisión de Asociados están abiertas a la comunidad y que su objetivo es interactuar con instituciones zonales y con sus vecinos.
La caravana con más de un centenar de vecinos regresó por Agüero hasta la esquina con Humahuaca. En la ochava suroeste, donde hay un inmueble con un restaurante peruano en la planta baja, se detuvo la marcha. Allí antaño funcionó el bar O’Rondeman (este nombre fue usado también por una célebre banda de rock de vecinos) donde dicen que Carlos Gardel cantó por primera vez, a sus once años. Cuenta el mito que el Zorzal le decía al dueño: “No baje la persiana que yo quiero cantar para el barrio”. El hombre había visto el talento del menor y quería tenerlo como artista exclusivo para la clientela. Esta anécdota sirvió para hacer otra pieza teatral donde un uruguayo y un francés disputaban un duelo de espadas (en realidad una bombilla de mate y una baguette) por la cuna del cantor. El remate era la aparición de una tanguera diciendo que Gardel es del Abasto. Nuevamente, a capela, los vecinos cantaron Volver y marcharon por Humahuaca.
Otra vez en Humahuaca y Gallo la caravana se partió en dos. Una tenía carteles con gallos pintados en naranja. La otra, azules. Bajo el nombre “Riña de Gallo”, los integrantes del Museo Vivo contaron que en el inmueble de equina, hoy la tapiada Cultura Abasto, antaño había riñas de gallo clandestinas. El comisario de aquel entonces tenía su propio gallo, que siempre ganaba. Cuentan que un grupo de señoras, hartas de los ruidos de las peleas en plena noche, raptaron a los gallos y los hicieron caldo.
La décima parada fue donde todo comenzó, en la Casona. Allí los integrantes del Museo Vivo hicieron una dinámica para que todos los presentes adopten la forma de una estatua expresando con su cuerpo “cómo se sentían tras el recorrido por el barrio”.
Los miembros del Museo Vivo pidieron a los presentes que digan una última palabra para cerrar la actividad. Algunos hablaron de liberación, comunidad, identidad, solidaridad, seguridad, resistencia.
Con una foto grupal y un fuerte aplauso concluyó la cuarta edición del Museo Vivo por las Calles del Abasto. “Es el trabajo entre vecinos para contar la historia de nuestro barrio, dándoles vida a los personajes y representando las aventuras que circularon por nuestras calles”, dicen sus hacedores. Pero esta experiencia que se hace desde 2015 condensa muchos más valores y prácticas comunitarias que están germinando en la barriada, puesto que cada vez más personas e instituciones dan cuenta de su importancia.
J.C.
J.C.
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