Este sábado se hizo, pese a la lluvia, la edición 15 de La Noche de los Museos. Uno de los puntos destacados de este recorrido cultural fue el Edificio del Molino de Rivadavia y Callao. Abrió al público la planta baja y el primer piso para exhibir los avances de la puesta en valor del centenario inmueble, un viejo reclamo de la comunidad de Balvanera.
Elizabet Mosconi de Proteger Abasto nos dijo: “Es un orgullo que esté en marcha la puesta en valor del Edificio del Molino. Antes el Congreso no tenía el anexo, por eso muchas reuniones políticas se hacían ahí; incluso en los noventas, década en que cierra la confitería”.
“El edificio tiene tres subsuelos. Todo lo que se vendía ahí era elaborado en el lugar. Tenía una lavandería. Están todavía las máquinas, los hornos. Encontraron objetos como bandejas y otros utensilios usados a diario”, agregó.
Elizabet cuenta como anécdota que con su primer sueldo, en 1984, compró un kilo de masitas para compartir con la familia. Era una tradición entre quienes trabajaban en la zona hacer agasajos comprados en El Molino.
Leonardo Dattoli integra la ONG Balvanera al Sudoeste (BALSUD) y a la vez tuvo una activa participación en los reclamos hechos por vecinos e instituciones para la reapertura: “Lo del sábado lo viví con una gran emoción. En lo personal, conozco el Molino desde 1977, cuando recién llegaba a Buenos Aires. Fuimos con mis padres y hermanos recién venidos de Chile, expulsados por la dictadura de Pinochet. Compartimos un té con el famoso merengue relleno. Era un lujo. En 2006 ingresé por segunda vez, cuando se abrió por BA Estudio Abierto”.
“Cuando me mudé a Balvanera me involucré con la lucha de los vecinos por recuperar este inmueble. En 2014 se aprobó la ley de Samuel Cabanchik. Ya en la secretaría de cultura de la Federación de Comercio FECOBA participamos en la creación de la Comisión Bicameral de seguimiento de la restauración del Molino”, agregó.
“El viernes se entregaron los premios a un concurso literario para evocar al Molino. Es un lugar de la cultura porteña. Lograr su recuperación, que está en plena marcha, fue un parto del que me siento parte responsable”, suma.
La Confitería del Molino abrió sus puertas el 9 de julio de 1916. Cerró en 1997. En 2014 se aprobó una ley para su recuperación. El objetivo es que en el edificio haya una confitería, un museo y un espacio cultural. El inmueble está compuesto por tres cuerpos con un total de 7.700 metros cubiertos. Durante muchos años estuvo intrusado y muchos objetos de valor patrimoniales fueron robados y revendidos. El Ministerio el Interior de la Nación el año pasado compró el inmueble a las firmas Argital SA y a Rocabren SA por $181.742.000.
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— Edificio del Molino (@DelMolinoOk) November 2, 2018
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— Biblioteca del Congreso (@BCNArgentina) November 11, 2018
J.C.