La compositora y cantante de tangos Lilí Gardés se presentará este jueves 11 de abril a las 23 en La Viruta Tango Club (Armenia 1366), en el marco del 12° Ciclo de Tango Electrónico.
En tanto, el 18 de mayo cantará en la Catedral del Tango, en Medrano y Sarmiento, Almagro.
Este es un fragmento de la nota que le hicimos para nuestra edición de abril:
Segundo disco y muchos proyectos
Lilí Gardés: “Es importante el aporte de lo nuevo, es una puerta de entrada al tango”
Cuando Lilí Gardés se despegó del “deber ser del tango” empezó a encontrar una voz. La suya. Hoy, en el periplo de difundir y tocar en vivo su segundo disco, expresa: “Soy tanguera, de Buenos Aires, tengo una forma de interpretar y cantar mis composiciones; está el bandoneón, tiene estructura de tango, pero tranquilamente mis temas pueden estar en un festival de pop, latino, world music”.
Lilí habla de su música dentro del tango joven, tango del siglo XXI o simplemente el tango del presente. En 2013 editó su primer disco, llamado “Uno”. Allí están sus primeras composiciones: “Había sonidos nuevos y tangos míos, pero sonaba dentro de lo clásico”.
Lo presentó en vivo y empezó ahí un nuevo planteo, hacia una música con sello personal. Se materializó en su segundo disco “Acostumbrarse no es bueno”, de 2018, presentado en el Torquato Tasso de San Telmo: “Pasaron cinco años entre uno y otro. Los primeros años busqué salirme de todo. No me cerraban las discusiones sobre cómo hay que cantar estrictamente, si es bien visto dentro del circuito. El arte no es así, de por sí es rebelde. Hay que plantarse ante conservadurismos, meter e instalar producciones nuevas que estén buenas. Empecé a hacer mi música y abrirme más”.
No se arrepiente: “El disco tiene 11 temas. Hice muchos más, pero los descarté. Fue un proceso. Quedaron los temas donde estaba convencida que era mi disco y que esa era yo. En este segundo disco recién me reconozco artísticamente: esa es mi identidad”.
La respuesta del público y de colegas fue positiva: “Genera buena aceptación. Un hombre iba a cumplir 80 años y en su fiesta quería que toque con mi grupo (Alan Puyol en teclados y Lucas Mateo en bandoneón), porque le gustó la propuesta. De jóvenes y adolescentes también tuve buena devolución, se llevaron una impresión del tango distinta de la que tenían”.
Ante esa reacción, Lilí piensa: “Hay un prejuicio de que el tango es aburrido o feo. Por eso es importante el aporte de lo nuevo, es una puerta de entrada al tango. Si es muy de nicho se vuelve selecto, hace que no sea popular”.
Nota completa en la edición gráfica de abril
J.C.