Cuando Lilí Gardés se despegó del “deber ser del tango” empezó a encontrar una voz. La suya. Hoy, en el periplo de difundir y tocar en vivo su segundo disco, expresa: “Soy tanguera, de Buenos Aires, tengo una forma de interpretar y cantar mis composiciones; está el bandoneón, tiene estructura de tango, pero tranquilamente mis temas pueden estar en un festival de pop, latino, world music”.
Lilí habla de su música dentro del tango joven, tango del siglo XXI o simplemente el tango del presente. En 2013 editó su primer disco, llamado “Uno”. Allí están sus primeras composiciones: “Había sonidos nuevos y tangos míos, pero sonaba dentro de lo clásico”.
Lo presentó en vivo y empezó ahí un nuevo planteo, hacia una música con sello personal. Se materializó en su segundo disco (presentado en el Torquato Tasso) “Acostumbrarse no es bueno”, de 2018: “Pasaron cinco años entre uno y otro. Los primeros años busqué salirme de todo. No me cerraban las discusiones sobre cómo hay que cantar estrictamente, si es bien visto dentro del circuito. El arte no es así, de por sí es rebelde. Hay que plantarse ante conservadurismos, meter e instalar producciones nuevas que estén buenas. Empecé a hacer mi música y abrirme más”.
No se arrepiente: “El disco tiene once temas. Hice muchos más, pero los descarté. Fue un proceso. Quedaron los temas donde estaba convencida que era mi disco y que esa era yo. En este segundo disco recién me reconozco artísticamente: esa es mi identidad”.
La respuesta del público y de colegas fue positiva: “Genera buena aceptación. Un hombre iba a cumplir 80 años y en su fiesta quería que toque con mi grupo (Alan Puyol en teclados y Lucas Mateo en bandoneón), porque le gustó la propuesta. De jóvenes y adolescentes también tuve buena devolución, se llevaron una impresión del tango distinta de la que tenían”.
Ante esa reacción, Lilí piensa: “Hay un prejuicio de que el tango es aburrido o feo. Por eso es importante el aporte de lo nuevo, es una puerta de entrada al tango. Si es muy de nicho se vuelve selecto, hace que no sea popular”.
El primer disco y su aire clásico “pasó a otro plano”. El segundo, lo revalidó en vivo: “Cuando vas armando el disco lo terminás de grabar y luego que lo presentas decís “ah, por eso yo hice esto”; hay cosas latentes e inconscientes que no sabés por qué las hacés y te cierran luego, en vivo”.
Los conciertos y presentaciones son un asunto serio para Lilí. Primero, ella prefiere calidad a cantidad. En cada fecha que convoca, el público puede encontrar teatro, poesía, performances; distintos lenguajes artísticos que se complementan con el tango nuevo que propone Gardés. “Ofrecer algo bien hecho. Incluir otras disciplinas artísticas es una forma de ver en 360° las cosas, es un aporte importante, dinamiza al tango”. Además, ella es una defensora de la autogestión. “Disfruto ir y juntarme con otros artistas y hablar sobre cómo serán las fechas. Es arduo, pero genera satisfacción”.
El último viernes de marzo tocó junto a Purga y Riachuelo en Galpón B (Cochabamba 2536) de San Cristóbal para inaugurar el ciclo “Lo del Tango es una idea”. “Evoca una frase de Fito Páez, pensamos que el tango nos atraviesa a todos, es parte de la argentinidad”.
Ella habla de derribar prejuicios, pero también de terminar con prácticas nocivas: “En este circuito más clásico siendo mujer y queriendo hacer cosas nuevas me pasaron situaciones terribles; lo veían como algo terrible, no pensaban que vos podés hacer un camino propio”.
Sobre el avance de los movimien-tos feministas en la música dice: “Cambió bastante el panorama, ahora se habla de esto, es importantísimo. Antes, me guardaba las cosas y me moría de angustia porque esas eran las reglas del juego. Ahora hay gente que se cuida más. Otros que no, porque es su idiosincrasia. Yo me siento con más libertad, puedo respirar, puedo organizar mis fechas. El ambiente era más duro”.
Lilí está agradecida y se referencia con grupos de tango nuevo de principio de siglo. Tanghetto, Otros Aires, Narcotango son algunos de los grupos que evoca. Ella se inscribe en la camada posterior, en la que ahora se abre paso.
“En momentos donde todo está por estallar en el país generar fechas, recitales, propuestas, discos es un motor para salir; no hay que quedarse. Es mucho trabajo, pero es una satisfacción. A nivel arte, uno lo hace porque le gusta. Siento que estoy haciendo la música que quiero hacer y voy a seguir por ese camino”, concluye.
J.M.C.
Primer Festival de Tango Popular en el Abasto
Del martes 9 al jueves 11 de abril se hizo el Primer Festival de Tango Popular en el Abasto, organizado por Majo Marini y Tina Rozados. Hubo baile, clases y proyecciones en Casa Colombo, una histórica edificación del Abasto en Gallo y Guardia Vieja, que reabrió como bar cultural.
Sus organizadoras afirman: “10 años de La María, mucho más que una práctica de tango que la vio nacer. Un hogar, una sonrisa, un mate y el abrazo incondicional que siempre está. Es ella, la flor más bella y su hermana La Rolera, son una explosión de Tango en Abasto”.
El primer día, nuestra excolaboradora Catalina Cabana brindó una charla con la historia del tango y del Abasto. Participaron, entre otros: Virginia Cutillo, Luciana Valle, Dina Martinez, Valencia Batiuk, Yamila Ivonne Tango, Rodrigo Fonti, Suyai Serpa, Mora Idil Ceyhan, Buda Rodríguez, Gonzalo Acuña, Martin Chili y Guillermo Nieto.