Este sábado por la tarde se realizó la nueva edición del Museo Vivo por las Calles del Abasto, un recorrido con música, teatro y homenajes organizado por vecinos e instituciones. Se realiza desde 2015 e invita a celebrar la historia e identidad locales.
El punto de encuentro fue en el Parque de la Estación, en la esquina de Perón y Anchorena. Al inicio de la actividad se prendió la Llama de la Memoria (una vela blanca dentro de un candelero), un símbolo que refleja parte del espíritu de este encuentro. “Un ritual barrial que permite encontrarnos”, plantearon Guille Castañeda y Mariela Jungberg, de la Casona Cultural Humahuaca, que oficiaron de guías durante el recorrido.
Asimismo, las instituciones que organizaron el Museo vivo entregaron a los presentes un folleto que hacía las veces de álbum de figuritas: cada parada tenía una postal representativa. Es una tradición de esta celebración en movimiento.
Esta primera parada se plantó un ejemplar de Chivo de cabra, una especie nativa rioplatense. Vecinos y vecinas del Parque de la Estación estuvieron a cargo de la propuesta y señalaron que tanto el Parque como la lindera Plaza Fumarola son fruto de la lucha vecinal, iniciada hace dos décadas. Ambos espacios cuentan con flora nativa rioplatense, colocada por los propios vecinos.
Recordaron que en 2016 se aprobó la Ley porteña que dio lugar a la construcción de este pulmón verde, pero todavía queda por parquizar una extensa superficie del lado de Bartolomé Mitre, al otro lado de la vía del tren Sarmiento.
El ejemplar en cuestión es fruto de uno que había en la Plaza Fumarola, pero que se secó por falta de mantenimiento. Fue cuidada por vecinas y se decidió plantarlo en esta ocasión especial.
“Pensar los espacios verdes es valorar nuestro patrimonio”, indicaron en el grupo de Ambiente de los vecinos y vecinas del Parque de la Estación.
Al ritmo de los tambores de Lumumba, el grupo de percusión que ensaya en el parque y que guió todo el recorrido, el contingente caminó sobre la calle Agüero hacia el norte.
La segunda parada del recorrido se desarrolló sobre Agüero, entre Perón y Sarmiento, entre la cooperativa de Propietarios de Automóviles de Alquiler y el extenso paredón de Vital, ambos frentes intervenidos con murales artísticos en el marco de la creación del Biocorredor Cultural Agüero, proyecto de Abasto Barrio Cultural e instituciones locales.
Allí se presentó El Grupeto – Ensamble de saxos del Conservatorio Superior de Música Manuel de Falla. Tocaron varias canciones y recordaron la lucha de la comunidad educativa por lograr un edificio propio para esta centenaria institución, la cual en el presente comparte techo con el conservatorio Astor Piazzolla en Gallo y Sarmiento.
A media cuadra, en Agüero y Sarmiento, se desarrolló la tercera parada, la cual estuvo a cargo de JJ Circuito Cultural, uno de los espacios culturales emblemáticos de la zona. En particular, fue un proyecto de JJotita, su espacio de infancias. Luego de trabajar con varios niños y niñas, confeccionaron una especie de intervención urbana sobre una de las paredes con fotos y collages.
Asimismo, integrantes de JJotita leyeron un poema para la ocasión donde resaltan a las “infancias como productoras de la cultura del Abasto”.
La marcha, al son de los tambores candomberos, continúo hasta Corrientes y bajó hasta mitad de cuadra. El contingente quedó frente a frente con el Mercado de Abasto y desde allí integrantes de Patrimonio Almagro-Boedo y Proteger Abasto se refirieron a la historia de esta emblemática construcción.
Eli Mosconi, de Proteger Abasto, y Claudia Bang, de Patrimonio Almagro-Boedo, ataviadas como tangueras de principio de siglo, resaltaron varias fechas clave y contextualizaron la importancia de este sitio que desde hace más de un siglo es el corazón de la comunidad.
Retomando por Agüero hasta el cruce con Guardia Vieja, del lado del hipermercado, hubo una nueva parada donde se habló de patrimonio e historia. Primero, Mercedes, de Patrimonio Almagro y también vestida a lo tanguera, entonó Se dice de mí, emblemático tango ligado a Tita Merello. La acompañaron integrantes de Banda Rea.
Luego, Eli y Mercedes hablaron de los dos Mercados de Abasto: el del siglo XIX sobre Lavalle y el contemporáneo inaugurado en los años 30 en Corrientes. “Buenos Aires se puede contar desde el Abasto”, al aludir a los cambios demográficos, arquitectónicos y sociales que experimentó esta capital.
Recordaron que este grupo de vecinos y vecinas desde hace años lucha por ampliar el Área de Protección Histórica (APH) del Abasto, para que la normativa porteña proteja la manzana del Mercado y también antiguas viviendas linderas que hacen a la identidad local y son testimonio de época.
También hablaron de las luchas de asambleas vecinales contra el actual Código Urbanístico y los proyectos elaborados por las comunidades para reformarlo, a fin de proteger edificios de relevancia patrimonial y también para bregar por un ambiente de calidad -resguardando zonas residenciales de torres- y repensar el acceso a la vivienda.
La siguiente parada se desarrolló en Agüero y Humahuaca. En esta esquina hoy hay un edificio de departamentos y en su planta baja funciona el tradicional restaurante peruano Lung Fung. Allí Guille Castañeda de la Casona contó que este solar hasta principios de este siglo alojó una antigua casa donde antaño funcionó la fonda O’Rondeman (de hecho años atrás existió una banda musical con este nombre), uno de los lugares donde cantó Carlos Gardel cuando era niño. El Morocho del Abasto pedía a la gente del lugar que no cerraran las ventanas para que todos los vecinos, incluso los que no podían pagar entrada, pudieran escuchar su canto.
En esta parada se desarrolló una entretenida performance sobre el origen de Gardel: una de las integrantes de Patrimonio Almagro-Boedo interpretó a una francesa que resaltaba el origen galo del Zorzal. En tanto, otro integrante planteó que él en realidad era uruguayo. Aluden a una antigua disputa que al día de hoy no termina de saldarse, con documentación y mitología contrapuesta. El desenlace estuvo cuando una persona del público presente dijo que “Gardel es del Abasto”.
En línea con la música, la siguiente parada se desarrolló en Humahuaca y Gallo. En una de las ochavas está el edificio donde vivió Luca Prodan entre 1983 y 1986, año de su fallecimiento. En realidad, allí residía una pareja suya, pero el pasaba buena parte de su tiempo en el barrio. En frente está el Bar El Destino y fue escenario de otra interpretación teatral: un Luca Prodan intentaba escribir una canción y con ayuda de los presentes terminó por componer Mañana en el Abasto, un hito del rock nacional y de la identidad local.
En la actuación, Luca Prodan junto al mozo levantaron su copa de ginebra y brindaron al cielo por el recuerdo de Alejandro Erquiaga, un icónico integrante de la Casona, recientemente fallecido.
Así se marchó hasta la Casona, a una cuadra, final del recorrido. Primero hubo un segmento a cargo de la Cumbre de Juegos Callejeros (Cu.Ju.Ca.) con canciones y mímicas. Luego, se disfrutó de Sin Telón, el grupo de teatro comunitario de Almagro-Abasto con ensayos en Teatro Archibrazo (Mario Bravo y Valentín Gómez).
Si bien este elenco cuenta con una obra terminada llamada El mercado olvidado -sobre los antiguos trabajadores del Mercado de Abasto a mediados del siglo pasado- y estrenó hace poco varias escenas de Memorias de la estación -sobre la lucha vecinal del Parque de la Estación- en esta oportunidad entonaron varias canciones sobre distintos momentos históricos del Abasto.
Con un gran aplauso y soplando la Llama de la Memoria “hasta el año que viene” se cerró la nueva edición del Museo Vivo por las Calles del Abasto, un espacio de encuentro cuyo objetivo es seguir “compartiendo las historias que nos han llegado para seguir haciendo comunidad”, tal como expresaron sus impulsores.
J.C.