Nos acercamos con Roberto para tomar unas fotografías para este número en relación al artículo que realizó Juan Manuel sobre los murales de Eduardo Sábato y Ernesto Martinchuk quienes vienen generando una serie denominada Circuito Histórico Barrial San Cristóbal.
Bajo la autopista y la diagonal Oruro dimos con la secuencia de murales que hacen alusión a la Semana Trágica en los Talleres Vasena, una brutal represión y masacre a los obreros en la que fueron asesinadas como setecientas personas a principios de enero de 1919, bajo el gobierno radical de Hipólito Yrigoyen (que dos años después aniquilaría a entre mil y mil quinientos obreros en la Patagonia).
Delante de los recientes murales dimos con dos personas en clara situación precaria que cuando vieron que comenzamos a fotografiar las ilustraciones se ofrecieron prontamente a correr sus pocas pertenencias. No voy a nombrarlos, para no estigmatizar, ambos fueron muy correctos y amables.
Primero se había acercado uno con una venda en la cabeza y sangre en la oreja derecha. Luego se acercó el otro que se presentó como su hermano y nos contó que es cocinero y que por esas cosas de la vida quedó sin trabajo y en la calle. Y que están buscando salir adelante, pero no quieren ir a un parador –y esto lo he escuchado muchas veces– porque ahí siempre los roban (otros internos). Luego el de la venda nos contó de porqué la porta.
Anoche, dijo, estaban cada uno en su colchón cuando se acercaron “dos o tres fisuras”, “reventados por el paco” y comenzaron a golpearlo y patearlo para luego salir corriendo. Cuando su hermano despertó ya se habían ido. Esta mañana fue al hospital donde le dieron cinco puntos.
Quedé doblemente conmovido. Por un lado por recordar la terrible represión de hace 105 años a obreros que reclamaban por mejores condiciones laborales en un momento como el corriente, donde todo está carísimo salvo los ingresos. Y por otro lado justamente por vislumbrar esa dura realidad de estos dos hermanos, situación cotidiana repetida por tantos lados con gente en la calle, acá con el agravante de que se sumó esa violencia perversa y traicionera.
Ya volviendo comentamos con Roberto como el discurso del insensible Micky Vainilla, personaje de Diego Capusotto, está tan presente hoy bajando líneas desde esferas de poder. Sin embargo, siento que hemos escalado aún más: si bien muchos tienen la falta de empatía como común denominador, lo más grave es que en estos días pareciera que la perversión estuviera de moda, como irradiando desde esas esferas hacia otros lados. Se nota en discursos, en actitudes, en comentarios en redes, así como también en propuestas de leyes y en medidas ejecutivas, muchas de éstas represivas.
Solo ruego que seamos muchos más los que no perdamos la humanidad en estos momentos de ajustes, recordemos que la verdadera esencia humana se vislumbra en situaciones de crisis. Ahí es cuando se separa la paja del trigo. Fuerza, que esto también pasará.
Rafael Sabini