Este sábado 11 de enero desde las 10 de la mañana se hará una bicicleteada por hitos para evocar los 101 años de la Semana Trágica. Cerca de las 11.30, los participantes recorrerán Ecuador y Corrientes, en la zona del Abasto.
Es una actividad organizada por la Junta Central de Estudios Históricos de la Ciudad de Buenos Aires, Pedalúdico, Chela, R.A. Jacoby (FADU-UBA). Es una acción hecha en el marco de Barrios Creativos (por esta iniciativa en la zona del Abasto también se hizo una audioguía cultural).
Los organizadores dicen: “Recreamos el recorrido del cortejo fúnebre del día 9 de enero de 1919 con los muertos en Pompeya el día 7. En cada punto charlas a cargo de distintos historiadores. La bicicleteada tiene siete sitios de interés, podés sumarte en cualquier punto del recorrido. Inicia a las 10 puntual (en Pedro de Mendoza y Diógenes Taborda)”.
En la Junta de Estudios Históricos del barrio de Boedo suman: “Se puede hacer todo el recorrido o acercarse a cada punto para escuchar y aprender”.
A las 10.40 estarán en La Rioja y Cátulo Castillo, ex UOM; a las 11 en la Plaza Martín Fierro, en La Rioja 1300, donde estuvieron los Talleres Vasena.
“El pogrom de Buenos Aires” se llamó a la represión policial, y también de agentes civiles, que se ejerció sobre vecinos judíos de la zona de Corrientes y Ecuador. El propio jefe de Policía, comisario Justino Toranzo, denunciaba una “intensa agitación anarquista provocada por numerosos sujetos de la colectividad ruso-israelita y la propaganda que hacen en ruso y hebreo”, consigna un texto de Eduardo Anguita y Daniel Cecchini.
Pedro Pinie Wald, un periodista judío que escribía en la publicación en idish Avangard y en el diario Die Presse relató: “Nos dirigimos al Avangard, en la calle Ecuador. En la calle, cerca de las ventanas, todavía estaba el montón de ceniza negra, restos de los objetos y enseres quemados. No quedaba allí otra cosa que las paredes desnudas. (…) Al salir, no advertimos ninguna presencia sospechosa. Íbamos por Corrientes cuando oímos la orden: ‘¡Caminen derecho!’. Era un oficial del ejército, que avanzaba desde atrás y estaba a dos pasos de nosotros: ‘Están arrestados’, nos informó”.
Sobre estos hechos escribió luego la novela en idish, Koschmar (Pesadilla).
El periodista Juan José de Soiza Reilly publicó en la revista Popular: “Vi ancianos cuyas barbas fueron arrancadas; uno de ellos levantó su camiseta para mostrarnos dos sangrantes costillas que salían de la piel como dos agujas. He visto obreros judíos con ambas piernas rotas en astillas, rotas a patadas contra el cordón. Y todo esto hecho por pistoleros llevando la bandera argentina”.
El diario La Crítica describió: “Hombres, mujeres y niños fueron maltratados brutalmente, cual si existiera el propósito de extirpar a esa raza atormentada. Los rusos eran atormentados con saña feroz por los ebrios polizontes, y no pocos fueron ultimados a palos y bayonetazos. Se puede decir que ni un solo ruso salió ileso de las garras policiales. Por los pasillos del Departamento de Policía desfilaban los flagelados y ensangrentados. En el departamento central de Policía, cincuenta hombres, ante el cansancio de azotar, se alternaban para cada judío. Con fósforos quemaban las rodillas de los judíos mientras atravesaban con alfileres sus heridas abiertas. En la comisaría 7a les orinan en la boca”.
El periodista y escritor Arturo Cancela en sus Tres relatos porteños: “Jóvenes con brazaletes, armados de palos y carabinas, detienen a todos los individuos que llevaban barba; los de las carabinas les pinchan el vientre o se cuelgan de las barbas -escribió-. Otros apedrean los vidrios de las casas de comercio cuyos propietarios abundan en consonantes”.
J.C.
Foto: Ámbito