Este domingo por la tarde se ahorcó el director teatral Jorge Omar Pachecho, fundador y director de la sala La Otra Orilla (Urquiza e Hipólito Yrigoyen, Balvanera).
Se cree que se mató a raíz de un escrache que inició el 2 de noviembre en redes sociales. En el texto se lo acusa de abuso sexual y abuso psicológico. Incluyen la acusación de estafa económica, relacionada con la compra del inmueble del teatro.
Interviene la Fiscalía Nacional en lo Criminal y Correccional N° 27, secretaría única a cargo de la doctora Gurzi.
Este es el parte de la Policía de la Ciudad, enviado este domingo poco antes de las 21: “Siendo alrededor de las 15:30 se desplazó móvil al domicilio de la calle Urquiza 124 donde se emplaza en Teatro La Otra Orilla. Donde habría una persona que se había suicidado. En el lugar se entrevista con un empleado del lugar quien manifiesta que desde el día de anoche no se tenía paradero del señor Pacheco (67 años) el cual estaba siendo buscado por todos los familiares y amigos ya que estaba siendo víctima de un escrache público por supuesto abuso sexual”.
“Es por ello que lograron encontrarlo en el interior del mencionado teatro donde cumplía funciones de presidente y director del establecimiento, ahorcado en una de las salas del mencionado establecimiento. Siendo las 15:50 se hace presente SAME en el lugar quien constata óbito, se preserva el lugar hasta el arribo de UCM y posterior traslado forense para retirar el cuerpo. El juzgado interventor dispuso entre sus medidas tomar testimonios a todos los familiares y amigos que lo estaban buscando y que dejen constancia que estaba siendo víctima de un escrache por las redes sociales y medios de prensa”, añaden fuentes oficiales.
El 2 de noviembre, la usuaria Carolina Ghigliazza Sosa publicó este texto donde expone a Pacheco:
“¿Quién creería que soy del Grupo Teatro Libre?
que trabajé 11 años con Omar Pacheco y
quienes lo conocen saben lo que significa trabajar con él
pero a quienes no lo conocen les digo significa: sangre
sudor y lágrimas, muchas lágrimas. Significa esclavitud
humillación. Para mi (especialmente) Omar Pacheco fue un
padre, huérfana de padre y madre desaparecides yo lo amé a él como si fuera mi papá, confié en él más que en todos mis otros grandes y verdaderos amores que no se cansaron de decirme que OP es un perverso abusador y violento, yo creía en él. Cuando en el año 2000 cobramos una “reparación”, en su momento llamada indemnización por ser hijas de desaparecidos, con toda mi plata y hasta lo que no tenían otrxs diez compañeres compramos el teatro la otra orilla, en la calle Urquiza 122 /124 de CABA, di todo todo todo todo en ese momento y de corazón lo di y no me arrepiento, hasta que me quise ir. Cuando alguien deja de trabajar con él, se va con el nombre de traidor y si es mujer traidora y puta y todos tus secretos rebelados, hay que tener mucho coraje para irse de la otra orilla…
Cuando dejé el teatro todavía vivía en la casa de al lado pues forma parte de la misma propiedad que nunca subdividimos y que compramos a nombre del TLOO (teatro la otra orilla), Omar me mandó una carta documento que decía que yo mentía diciendo que lo había comprado y que le debía 10 años de alquiler por el usufructo de la casa. No lo podía creer. Lo leía y no lo podía creer, lo llamé y nos encontramos en un bar para que me diga en la cara lo que decía la carta documento y me negó en la cara y aunque lo insulté lo maldije y le tuve que hacer demandas durante dos años para recuperar algo del dinero, que supongo habrá puesto una nueva víctima, no lo odié
nunca. Pero hoy me entero que además abusó de sus alumnas, algunas menores de edad y se me eriza la piel de verme ahí. Gracias a la valentía de un grupo de jóvenes mayoría mujeres que trabajaban para él (como tantes lo hicimos) hacemos este escrache por sus alumnes actuales y espectadores. Para que nadie más sea abusade por Omar Pacheco, les pido que recuerden que es un estafador perverso y abusador.
Mi nombre es Carolina Ghigliazza las fotos son de Cautiverio la primera tomada por Ceci Maletti y las otras de La Cuna Vacía por Antonio Fernandez”.
En tanto, en la fan page Mujeres De Artes Tomar ese mismo día se publicó otro texto que incluye el testimonio de varias mujeres:
“Escrache público al director teatral Omar Pacheco
Violento, manipulador y abusador*
Somos mujeres integrantes del Grupo Teatro Inestable del Teatro La Otra Orilla, creado y dirigido por el director teatral Omar Pacheco. Somos parte de esta grupalidad hace más de cinco años en donde hemos sufrido todo tipo de violencias de género, entre ellas abuso y manipulación sistemática por parte de quien era nuestro docente y director.
Nos parece importante compartir con toda la gente y la comunidad teatral nuestra experiencia para mantenernos en estado de alerta frente a la violencia misógina y machista. Y para que nadie más vuelva a estudiar con él ni consuma sus obras.
Este maltratador lleva adelante este proyecto hace más de 37 años, es decir que han pasado innumerables personas que han sufrido su maltrato, su manipulación y que tuvieron que irse solas. Omar construyó el método del Teatro Inestable en las bases de la verdad, equidad, compañerismo, confianza implacable, respeto, libertad, humanidad. Valores que se ha encargado de pisotear constantemente con su doble discurso y su hipocresía.
En estos años ejerció abuso de poder donde, entre otras cosas, construía relaciones sexo-afectivas con sus alumnas, imprimiéndole su posesión enfermiza en el completo ocultamiento ya que la no vinculación extra profesional era para él un requisito excluyente para ser parte del proyecto. Además ejerció maltratos varios hacia otres miembro del grupo aprovechándose de la vulnerabilidad, eje fundamental de su metodología y de la admiración idealizada que construyo sobre el.
Dentro de su manipulación en dos de sus vínculos más recientes con alumnas, recurrió a la mentira para construir enemistad y competencia entre ellas, subestimando, insultando y agrediendo, tratándolas de caprichosas, histéricas, locas y acosadoras.
Los talleres formativos constaban de lo que él llama “trabajo de piso, que consiste en relajarse plenamente en el piso en condición de total oscuridad, con estímulo sonoro y olfativo, para lograr un estado pre-conciente en donde “liberar” todas las censuras y resistencias que nos inculcaron desde la infancia. Hoy vemos que muchas veces él se aprovechaba de este estado de vulnerabilidad para meterse cuando él quisiera y sin aviso previo en el piso, manosearnos y manipularnos corporalmente. Ahora entendemos sus criticas constantes al feminisimo, incluso en instancias abiertas de debate con publico donde se manifestaba en desacuerdo con el feminisimo “así como está planteado”, claro, que lucha para que machos impunes como el pierdan sus privilegios. Te llego la OLA Pacheco.
Es muy difícil para nosotras poder describir cabalmente las situaciones que hemos vivido ahí adentro porque este lugar proponía un teatro único, un proyecto distinto, que intentaba mantenerse siempre en los márgenes del sistema y de una cultura opresiva. Constantemente hemos sufrido un lavado de cabeza, haciéndonos sentir culpables cuando no coincidiamos con lo que él planteaba, desde su personalismo, como verdad absoluta. No había lugar para la contradicción, la duda, la confrontación. El silencio era parte fundamental para vincularse allí adentro, aunque el pregonara como fundamental expresarse libremente para la conformación grupal, lo cierto es que quien lo hiciera era agredide y perseguide por Omar, generándole una especie de ”vacío” hasta que esa persona finalmente se fuera, y entonces inculcaba que todes les compañeres creyéramos que aquel/lla que se fue era traidor, cobarde, conformista, tibie por no animarse a más, a superar sus límites y profundizar su búsqueda. En este contexto opresivo fue como Omar tejía distancias entre nosotres para aislarnos, inhibirnos y mantenernos dentro. Nos hacia creer que lo fundamental era seguir con las funciones de las obras “La cuna vacía” y “Dashua”, a costa de cualquier circunstancia, deshumanizandonos hasta el punto de tener que realizarlas enfermes, descompuestes o dejando de lado otros deseos, metiendonos en la cabeza que no tener una remuneración por nuestro trabajo era un deber ético moral, porque estar ahí era un privilegio por el que debíamos estar agradecides, siendo que igualmente debíamos pagar nuestra cuota mensual por tomar sus clases. Criticar esto o reclamar viáticos tenía como consecuencia ser etiquetade como mercantilista. Hoy para nosotras esto tiene nombre y es explotación, ya que además cumplíamos con las tareas de mantenimiento, limpieza general del teatro, armado y desarmado de escenografías y garantizado de las compras de materiales e insumos.
El proyecto tuvo dos grandes grupos conformados, antes del nuestro, que se desintegraron en su totalidad, quedando la gran mayoría en muy malos términos con Omar. Con algunes hemos podido tener contacto y conocer que hay otras tantas situaciones, incluso de mayor gravedad, que provocaron sus rupturas con el proyecto. Hoy ellxs forman parte de este comunicado. Invitamos a otrxs compañeres que puedan compartir públicamente en detalle estas experiencias, con el fin de preservar a que futuras generaciones, sobre todo de mujeres, caigan en un espacio como este. Un psicópata y acosador como Omar Pacheco no puede estar al frente de una clase nunca más.
Nuestros cuerpos son NUESTRO territorio, nuestro mundo sensible, herramienta de creación como artistas, y en tiempos de esta marea feminista imparable, se hace imprescindible cuidarnos entre nosotres. Porque no lograron con tanta miseria arrebatarnos los sueños, la convicción de que un arte combativo y realmente libre es posible, que crear belleza le da batalla a este mundo deshumanizado y gris, que no hay que conformarnos, que se pueden construir espacios libres de violencia y que no vamos a rendirnos, nunca.
Estamos juntas y ya no nos callamos más
Se va a caer compañeres.
María Centurión
Agustina Miguel
Luciana Capriotti
Emilia Romero Palmier
Ivanna Clara
Samanta Iozzo
Betiana Cueva
Cintia Gauna
Jorgelina Revoredo
Ginna Alvarez
Muriel Sago
Marcela Alejandra Lopez
Marcia Huamancaja
Griselda Neno Galarza
Carolina Ghigliazza
Maria Morales Miy
Julieta Laso
Melina Xilas
Laura Arburua
Mercedes Rodriguez Elverdin
Lenni Ceruti
Silbaban Serrano
Kaio De Almeida
Dario Dolci
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ESCRACHE II
Somos ex integrantes de un grupo de investigación teatral que se llamó Grupo Teatro Libre (GTL) que produjo varias obras de teatro desde el año 1983 hasta el año 2007 y formó parte del inicio de la vanguardia teatral de aquellos años.
Este Grupo fue liderado por el director teatral Omar Pacheco quién se autodenomina dueño de Teatro La Otra Orilla (Urquiza 124, CABA).
Quienes formábamos parte teníamos en ese momento entre 17 y 25 años, la juventud y el entusiasmo nos llevaron a tolerar cosas que muchos años después pudimos enmarcar en todo tipo de abuso físico, sexual, psicológico y económico.
El GTL produjo obras de teatro muy conocidas como Sueños y Ceremonias (1996), Memoria (1994/8), Cinco Puertas (1997/03) y Cautiverio (2001/2), estas últimas formaron la Trilogía del horror y participaron en reconocidos festivales nacional e internacionales, pero dicha rigurosidad se mantenía a fuerza de maltrato y manipulación.
En nuestros años como miembrxs del GTL, nunca cobramos por las funciones, todxs (menos él) trabajábamos gratis, hicimos giras por Europa y EEUU y nunca cobramos por eso tampoco.
El teatro que está en la calle Urquiza 124 se compró con aportes personales de cada unx de nosotrxs: algunas integrantes de H.I.J.O.S. pusimos toda o parte de nuestra indemnización en esa operación, otrxs nos endeudamos en el peor momento (año 2001, dólares pedidos a prestamistas privados y teniendo que devolver el triple) y con el trabajo “ad honorem” de estudiantes de colegios secundarios, artistas, trabajadores informales, gente que fue engañada y manipulada. Nunca se reconocieron nuestros aportes. Hasta el día de hoy, Omar Pacheco continúa usufructuando la propiedad adquirida a nombre de la asociación civil.
El GTL fue un grupo que sufrió violencia y una estafa económica y emocional. Fuimos a la justicia y nos dimos cuenta que no solo habíamos perdido el dinero de todxs, por creer en un proyecto cooperativo cultural, sino también tuvimos la certeza que Omar Pacheco premeditó un plan para apropiarse de un espacio comprado y construido colectivamente.
Este hombre se atribuyó a sí mismo el esfuerzo de muchxs y lo sigue haciendo, en ese espacio adquirido con violencia y perversión.
No vamos a callarnos hasta que se sepa quien es Omar Pacheco y cómo se compró el teatro “La Otra Orilla”.
Gracias por leernos y difundir.
Estamos para nosotras.
Nos cuidamos entre todes”.
J.C.