El legislador porteño Gustavo Mola (UCR) presentó un proyecto de Resolución para declarar sitio de interés cultural e histórico de la Ciudad de Buenos Aires al inmueble sito en la calle Barcala 3063 “por sus características históricas y simbólicas”, frente a Plaza Martín Fierro, en el barrio de San Cristóbal.
También se dispone la colocación de una placa con el siguiente texto: “Aquí vivió el dirigente huelguista Mario Boratto”.
En el presente, en ese inmueble funciona la Asociación Cultural Jardín del Unicornio, el primer club argentino de cultivo de cannabis y sus miembros impulsaron el proyecto de Ley de legalización y regulación de cannabis para todo uso.
Como se informó, en enero de este año sus miembros descubrieron una placa en el frente de la casa en homenaje a Boratto.
La defensa explica la importancia del lugar: “El presente proyecto busca la declaración como “Sitio histórico”, en los términos de la ley 1227, del inmueble sito en Barcala 3063 en el barrio de San Cristóbal, donde hacia 1918 vivía el dirigente huelguista Mario Boratto con su familia, justo frente a la fábrica Talleres Vasena que pasara a la historia por el episodio conocido como “La Semana Trágica”. La fábrica Talleres Vasena fue fundada en 1870 por el inmigrante italiano Pedro Vasena, quien falleció en 1916 y fue sucedido por su hijo Alfredo Vasena, secundado por sus otros tres hermanos (Emilio, Humberto y Severino)”.
Luego, se agrega: “El 2 de diciembre de 1918, la Sociedad de Resistencia Metalúrgicos Unidos comenzó una huelga contra Talleres Vasena en protesta por las malas condiciones de trabajo, salarios muy por debajo de lo que recibían empleados de otras empresas y jornadas laborables muy largas. La empresa se mantuvo firme al rechazar el petitorio y tratar con la delegación sindical, que recibió apoyo de vecinos y comerciantes del barrio, mientras que otros sindicatos como los marítimos y portuarios se unieron a la causa y dejaron de transportar u operar materiales provenientes de los Talleres Vasena”.
El relato histórico suma: “Al ver que la huelga no tenía usufructos empezó una batalla de desgaste entre los empleados y la fábrica. Los primeros buscaban causarle daño económico mediante la interrupción del recorrido que hacían los camiones que transportaban los productos desde los Talleres Vasena hacia la fábrica de San Cristóbal y los depósitos de Nueva Pompeya; mientras que los segundos optaron por llamar a rompehuelgas y al grupo parapolicial formado ese mismo año, integrado por civiles armados provistos por la Asociación Nacional del Trabajo. El martes 7 de enero comenzó una jornada que marcaría la historia Argentina y sería recordada como la Semana Trágica, durante la cual se desarrolló la huelga de trabajadores de la fábrica metalúrgica Talleres Vasena, que dejó un saldo de más 700 muertos y varios desaparecidos”.
“Más de un centenar de policías, bombero y rompehuelgas armados dispararon contra los huelguistas, vecinos y a las casas durante casi dos horas y cerca de dos mil proyectiles. El ataque dejó un saldo de 4 muertos y más de treinta heridos, lo que movilizó al gobierno para intervenir y que Alfredo Vasena llegara a un acuerdo con los huelguistas. El arreglo ofrecía una reducción de la jornada laboral a 9 horas, un aumento del 12% del sueldo y que todos los trabajadores recuperaran su puesto de trabajo. El acuerdo se formalizaría al día siguiente”.
“El miércoles 8 de enero las partes se juntaron, pero la olla aún seguía hirviendo por los asesinados el día anterior. Vasena mantuvo su ofrecimiento, pero los sindicalistas objetaron y exigieron un aumento de entre un 20 y 40%, jornadas de 8 horas, pago extra por las horas adicionales o por trabajar un domingo y la restitución de los puestos sin importar si eran o no sindicalistas. La negativa de Vasena ante el pedido de los sindicalistas siguió tensando las cosas. Mientras tanto, el país estaba de luto por las 4 víctimas y muchos ciudadanos se acercaron de distintas partes a acompañar durante el cortejo fúnebre. Una columna multitudinaria formada por trabajadores, vecinos, sindicalistas y anarquistas se movilizó hacia el cementerio con algunos incidentes, hasta llegar a la Iglesia de Jesús Sacramentado, allí se produjo otro enfrentamiento entre los bomberos armados que custodiaban la iglesia y los manifestantes. La represión continuó por el cementerio y el número de muertos incrementó, sin contar a los heridos”.
“Los conflictos se mantuvieron en alza el resto de los días, llegando a un récord de 55.000 detenidos y entre 2.000 y 4.000 heridos. Hasta que finalmente Hipólito Yrigoyen ratificó con la FORA socialista la liberación de los obreros detenidos, un aumento del 40%, y la reducción de la jornada laboral. Además, para que esto sea un hecho, citó a su despacho a Alfredo Vasena y le exigió la aceptación total e incondicional del acuerdo, no teniendo otra alternativa más que aceptar el mismo”, sigue le relato del conflicto.
Sobre el inmueble: “Entre los huelguistas se encontraba el italiano Mario Boratto, calificado como anarquista y agitador quien, según lo describió su hija Clorinda en la entrevista que le realizara Horacio Ricardo Silva era un “obrero vulgar y silvestre”, trabajador y hombre de familia que sabía hacerse respetar. Tenía gran facilidad de palabra y un respeto en sí mismo que fue fundamental para su papel como dirigente huelguista al frente de 2000 obreros de la fábrica Vasena. Hacia 1918 Boratto vivía con su familia en la casa de Barcala 3063 justo frente a los talleres: “Nosotros vivíamos en la calle Barcala 3063, en la vereda de enfrente de la plaza Martín Fierro, donde estaba la casa Vasena. La casa tiene una escalera y una sala con balcón a la calle, de donde nos asomábamos y se veía todo. Y la puerta de Vasena estaba justo enfrente, también a la mitad de la cuadra; y mi papá entraba a trabajar por ahí.”.
“Boratto y su amigo Juan Zapetini estuvieron entre quienes redactaron unpliego de condiciones que generaron una desmesurada reacción que llevó a la pérdida de cientos de vidas. La casa de la calle Barcala, de la que Boratto partía cada día para ingresar a su trabajo y desde cuyas ventanas y terraza su familia fue testigo privilegiado de los hechos que mencionamos, sigue en pie como testimonio de sucesos que marcaron para siempre la historia argentina, a diferencia de los Talleres Vasena que fueron demolidos en 1926. Por lo expuesto se solicita la declaratoria del inmueble sito en Barcala 3063 como Sitio Histórico para asegurar su preservación”, concluye el texto de Mola.