Los domingos de 12.00 a 13.30 desde mayo hay una olla popular con ropero comunitario en Boedo y Rondeau, a pocas cuadras del límite entre Boedo, San Cristóbal, Nueva Pompeya y Parque Patricios.
Es una acción organizada por la confluencia de los Bachilleratos Populares Independencia (Rondeau 3608), Carlos Fuentealba (Catamarca 1392) y Parque Patricios (avenida Sáenz 1340), junto a la organización Siembra, cuyos miembros son responsables de la Casa Cultural Gran Sur de Rondeau y Boedo.
“La pandemia profundizó las desigualdades existentes, aquellos derechos vulnerados hoy son más vulnerados en todo aspecto”, indica a este medio Selene, una de las responsables de la olla. Sin embargo, lejos del desánimo, enfatiza que ante el contexto actual se acciona desde el “Nadie se salva solx” y “La solidaridad es la ternura de los pueblos”.
Nos contó que la olla se realiza desde el 10 de mayo y en la actualidad se reparten cerca de 150 porciones de comida, gracias a donaciones de vecinos y entidades de distinto tipo. Buena parte de las raciones las entregan en la esquina, mediante una fila ordenada con las medidas sanitarias vigentes (tapaboca, distancia social). Aparte, se hacen presentes y entregan alimento a gente en situación de calle, en particular a quienes pernoctan en los bajos de la Autopista 25 de Mayo, que atraviesa los barrios de Boedo y San Cristóbal.
“Vemos que la gente que viene a la olla está muy angustiada por la situación económica. Nos cuentan que son laburantes no formales, eso implica que ahora no salen a trabajar, les cuesta mucho ganar el mango. Van a otras ollas y buscan bolsones de alimentos o de limpieza”.
“Para nosotres es importante, cuando la gente se acera a la olla, mantener un diálogo para entender su situación, encontrar la manera de acompañarlos, asesorarlos, darles información. Desde lo colectivo buscamos que lleven adelante esta situación de la mejor forma posible. Es clave articular con otras organizaciones, armar un recursero para acompañar a estas personas, ofrecer una red de contención barrial y territorial”.
“Previo a iniciar la olla, les integrantes de los bachilleratos habíamos hecho un relevamiento en la zona de quiénes tenían la necesidad de venir a buscar una porción de comida. Habíamos programado cierta cantidad de porciones, la cual creció con el tiempo. Al estar articulando el trabajo con otros espacios del barrio como Estrella de Boedo y MTE aumentamos las porciones y ampliamos la difusión”.
“Estamos muy al límite con la cantidad de porciones, cada domingo notamos que son más personas. Esperamos poder ampliar a 200 porciones. Buscamos todas las alternativas posibles para lograrlo porque la demanda es muy alta”.
“Además de la olla propiamente dicha, funciona un ropero comunitario. Comenzó con ropa de abrigo, de invierno. Por la demanda, y lo que nos contaba la gente que necesitaba, incluimos frazadas. También sumamos zapatillas, medias y ropa interior. Esto último es lo más complicado porque tiene que ser nuevo. Conseguimos donaciones de una marca que nos acercó productos nuevos”.
En la olla también cuentan con una caja de libros, producto de diversas donaciones: “Es un proyecto que acompaña a la olla, es entenderla también como un espacio de circulación de saberes, un momento de ocio y distensión, por eso cada persona que se acerca puede traer y llevar libros”.
En esta línea, la olla de Boedo y Rondeau suma otra experiencia: “Este domingo 21 de junio va a ser la tercera edición de Historias de la Olla, se trata de un documento que entregamos a quienes vienen. Incluye un texto escrito por quienes formamos parte de los espacios que hacen la olla. También hay cuentos cortos, poemas, una adivinanza. Buscamos incorporar textos de la gente que se acerca a retirar su vianda. Que este documento sea una crónica de lo que ocurre en la olla. Lo pensamos como una cuestión más pedagógica”.
Para concluir, Selene destaca que el trabajo unido de los tres bachilleratos ya venía de hace tiempo por luchas y reivindicaciones históricas. En el contexto de pandemia se sumó la presencia de Siembra. Destaca que son parte de la olla los y las estudiantes de los bachilleratos, sus docentes, los vecinos, quienes ayudan de forma directa e indirecta a que todos los domingos haya un plato de comida caliente para la comunidad de la zona sur porteña.
J.C.
Fotos: Bachilleratos Populares Independencia, Carlos Fuentealba y Parque Patricios´/ Javier Iglesias (foto de la cabecera y última)